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Tercera
entrega de la nueva saga cinematográfica de Batman dirigida por Cristopher
Nolan, que se inició en 2005 con Batman
Begins y que suponía un reboot revisionista con respecto al personaje de cómic y también con respecto
a la anterior saga basada en las aventuras del Hombre Murciélago creado por Bob
Kane, la de Tim Burton-Joel Schumacher. Nada nuevo bajo el sol, una vez más una
película de acción interesante, con cierto componente psicológico y filosófico (aunque
en esta película bastante aminorado) y momentos espectaculares al máximo
dirigida con esmero por un director voluntarioso, pero bastante inferior a las
entregas anteriores: una película terriblemente torpe en su desarrollo y en
dotar de consistencia a un guión bastante tópico y oportunista (la típica
paranoia terrorista post 11 M
a tope) que para colmo se alarga hasta la extenuación en una película extensa
(casi tres horas) donde sobran bastantes minutos inservibles y en donde falta
ese elemento realmente épico e inteligente que reinaba en la anterior The Dark Knight (2008), el mejor filme
sobre Batman de cualquier época.
Un
nuevo Batman decepcionante si se atienden a las altas expectativas que otorgó
de manera fundada la anterior entrega. Resulta ya cansino el Batman/Bruce Wayne
humanizado que interpreta Cristian Bale en cuanto que se vuelve a la carga con
las tribulaciones y circunstancias éticas y morales del personaje en las
anteriores películas, sin ofrecer ninguna novedad y esta vez de manera torpe y
desmañada. Dark Knight Rises además pretende apostar por el espectáculo, la
acción y el cine de catástrofes puro y duro en detrimento de aquel tono entre
épico, inquietante y desmitificador de los otros dos filmes, y en ese sentido
los efectos especiales- la verdad que espectaculares- se adueñan demasiado del
metraje irrumpiendo muchas veces como puro espectáculo pirotécnico. Es además
notable el mensaje de anti terrorismo global deformado hasta la más absoluta
paranoia con el personaje del nuevo villano principal de la saga, el
enmascarado Bane (Tom Hardy), que promete bastante en los compases iniciales
del filme pero que al final decepciona totalmente. El mal a gran escala, la
amenaza terrorista y la búsqueda de los medios ideales para hacerlos frente es
lo que motiva esta vez al justiciero de Gotham City a embarcarse de nuevo en su
cruzada contra el mal tras años de retiro tal, y como nos lo cuenta el filme.
Pero el cierto tono de demagogia pro sistema, bastante ambiguo, por cierto,
frente a aquellos que tratan de subvertirlo, hace caer a la película en una
especie de libelo de no demasiado claras intenciones que por conseguir no
consigue dar a la película la fuerza épica necesaria en un filme que como sus
predecesores, vuelve a pecar de enormemente pretencioso. Solo el tercio final resulta, aunque de manera algo
irregular, mayormente emocionante, el resto de la película resulta repetitiva y
algo tediosa.
Repiten
actores vistos en la saga como un sobrevio Michael Caine (Alfred, el mayordomo
y amigo de Wayne), Gary Oldman (Comisario Gordon), Morgan Freeman (Lucious Fox)
y Cillian Murphy (Dr. Crane), más un cameo sorpresa, y se incorporan Marion
Cotillard como una influyente millonaria, Anne Hathaway como una Catwoman de
juzgado de guardia y Joseph Gordon - Levitt como el bravo agente Blake, además
del mencionado Tom Hardy. De nuevo elementos ya vistos en la saga: giros de
guión que esta vez bastante chapuceros y una ambigüedad moral en muchos de los
personajes conseguida ahora de manera bastante vaga. No se sabe a ciencia
cierta si la saga continuará pero no hay muy buenas vibraciones, el Caballero Oscuro
languidece.
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