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Cuando
la ciencia ficción en el cine es ya un género tan repetitivo y poco
sorprendente cualquier esfuerzo creativo por mínimo que sea dentro de la rama,
se agradece y bastante. Es cierto que ya el tema de los viajes en el tiempo- un
tópico muy recorrido en la historia de la ficción científica- poco puede ya
sorprender desde que se nos hayan presentado paradojas y reparadojas temporales
de todo tipo desde que los ya míticos Doc Brown y Marty McFly se montaron en el
Delorean a mediados de los 80. pero que duda cabe que los intrincados
argumentos con conflictos temporales siguen siendo un filón e incluso pueden
seguir resultando espectaculares a pesar de que su uso muchas veces acarrea historias que pueden
resultar complicadas y hasta malamente comprensibles. Looper es una cinta que sin excesivas pretensiones sabe hacer una
obra de ciencia ficción digna e interesante gracias a una historia que huye de
artificios de la ci-fi más comercial para mostrar un thriller sólido e
inquietante pero también con bastantes altibajos y poca definición (mal
endémico de muchas películas de este género en los últimos años)
Esta
historia futurista, dirigida con clase por Rian Johnson, se presenta como un
complicado thriller ambientado entre 2044 y 2074 en el que un cuerpo secreto de
asesinos a sueldo, los loopers, que operan en los años 2040 para una misteriosa
corporación que se dedica a eliminar criminales en los 2070, han de ejecutar a
prisioneros que les llegan de 30 años después cuando ya están inventados los
viajes en el tiempo; además de tener que ejecutarse a ellos mismos cuando ya
han prestado 30 años de servicio por medio del método antes descrito. Uno de
ellos, un joven llamado Joe (Joseph Gordon-Levitt) comienza a vivir una
experiencia realmente inquietante cuando
su yo futuro al que debía de matar (Bruce Willis) consigue huir. A partir de
allí, rebuscadas florituras temporales y narrativas y espectaculares aunque
despistantes juegos de situaciones marcados por la lucha transtemporal de un
mismo personaje dividido en dos, se suceden en un guión que pese a sus sólidos
momentos iniciales va perdiendo fuelle conforme va transcurriendo la película. Looper sabe apostar por el elemento dramático
como vertebrador de la historia (más que el del thriller o el cine de acción)
pero no atina en dar solidez a otros aspectos no muy elaborados en el filme,
como insertos sobrenaturales, melodramáticos y épicos que se quedan sin
despegar y si a ello añadimos que no se explica todo demasiado y aspectos clave
que pueden resultar poco comprensibles (algo típico en este tipo de películas),
tenemos ante nosotros a una película que puede dejar cierta sensación de
incompleta. No obstante, la cinta sabe jugar con sus elementos paradójicos y los
diferentes niveles narrativo-temporales con soltura y sin caer en el empacho.
Los dos actores que interpretan a protagonista Joe en sus dos etapas saben
compenetrarse y Gordon-Levitt esta perfectamente creíble como un “joven Willis”
imitándole con perfectamente en gestos y prestancia ante la cámara (se supone
que también en la voz en la VO). El diseño de producción futurista resulta
además convincente y con una calculada sobriedad más allá que cualquier exceso
de superproducciones de ci-fi. Una película que gustará a los amantes del
género pero que puede que no convenza al público medio.
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