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El
cincuenta aniversario de la primea adaptación cinematográfica de James Bond 007
se ha querido celebrar por todo lo alto con el filme de la serie con mayor
presupuesto y un supuesto regreso a las esencias del famoso héroe
cinematográfico-literario; a ello añadimos un director de lujo como es Sam
Mendes, un villano de postín como Javier Bardem y un redimensionamiento más
humano del protagonista más una agresiva campaña de marketing: evidentemente,
se busca el impacto en taquilla y esta nueva entrega cinematográfica de 007 no
se ha andado con rodeos aunque el resultado a fin de cuentas sea tan predecible
como siempre. Eso sí, como película de intriga, espionaje y acción cumple con
creces gracias a una puesta en escena magna que recuerda a los mejores momentos
clásicos de la larga saga y buenos instantes de más que correcto cine de
intriga bajo el prisma de la mera evasión. Pese a todo, los que dicen que se
trata del mejor filme de la serie Bond tal vez exageren bastante.
Una
vez más, el agente 007 que interpreta Daniel Craig por tercera vez trata de
mostrar un lado más humano y accesible que el de los Bond anteriores con una
historia en donde el personaje se las vuelve a ver canutas, se enfrenta a sus
superiores del MI6 británico, está a punto de ser retirado del servicio a “Su
Graciosa Majestad” y nos descubre parte de su pasado…pero no son más que
recursos casi cliché en un guión irregular aunque con buenos momentos propio de
un filme comercial. En esta ocasión Bond se imbuye oportunamente dentro del
mundo del ciberterrorismo luchando contra Silva, el inquietante y misterioso
capo de una organización criminal que pretende sacar a la luz todos los trapos
sucios del servicio de Inteligencia británico cargándose de paso a muchos de sus agentes y funcionarios
incluidos Bond y su jefa M (Judi Dench) que en esta ocasión ostenta un rol
clave en la trama y permite a Dench lucirse más de lo habitual en toda la saga
aunque de manera más bien impostada y limitada. Al final la película da menos
que lo que promete y si no fuese por la fenomenal actuación de Bardem
posiblemente se iría a pique: las escenas en las que el actor madrileño
interviene son de lo mejorcito del filme, su presencia realmente intensifica
los momentos y el tempo de la película postulándose como uno de los mejores
villanos que ha habido en toda la serie 007. Un diez por él. Y de Daniel Craig,
pues no se que decir: tan cara de palo como siempre.
Aunque
la película flojea cuando trata de ser dramática, los fans de siempre de James
Bond disfrutarán seguro de una bien compuesta película de su héroe con guiños a
películas anteriores de la saga (el aniversario obligaba) y con un finale
ambientado en Escocia que resulta vistoso y eficaz y en donde interviene el
gran Albert Finney en un papel que tiene todo la pinta de que estaba pensado
para Sean Connery. 50 años después y pese la reiteración de la fórmula, el
cambio generacional del público y la evolución de los tiempos, James Bond sigue
ahí: todo un caso a estudiar.
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