El norteamericano nacionalizado británico Noel Scott Engel
(1943), más conocido como Scott Walker,
es uno de los músicos y cantantes de carrera más insólita en el mundo del pop
rock. Objeto de culto y admirado por multitud de aficionados - entre los que se
encuentran grandes artistas y músicos- a lo largo del tiempo, su obra mas
admirada es aquella que produjo a finales de los 60 y principios de los 70 y
que incluso gozó de cierto éxito comercial, pero el alejamiento posterior del
público y la incomprensión de ciertos sectores por su no siempre cómodo cancionero
de cantante a la europea (cantó en inglés una parte del a veces polémico
repertorio de Jacques Brel) y su actitud de atribulado chansoner, le hicieron renunciar a una carrera artística arriesgada
y sublime justo en su mejor momento. Así, el que consiguió enorme fama a
finales de los 60 como líder del trio pop Walker Brothers y que protagonizó un
increíble cambio de teen idol a cantautor casi maldito, desaprovechó su enorme
talento en gran parte de los 70 en busca de la aprobación comercial hasta que a
finales de la década comenzó a cultivar la canción casi experimental logrando
aumentar la curiosidad de las nuevas generaciones. Pero con una producción muy
reducida desde principios de los 80, Scott Walker terminó cayendo en el olvido
y el injusto desprecio de la industria musical, aunque hoy sigue siendo
venerado como un genio incomprendido y un influyente renovador de la
interpretación vocal en el rock. Su estilo canoro (imponente voz de barítono) y
su curiosa y singular obra discográfica (especialmente sus cuatro primeros LPs
en solitario) han sido admirados y alabados por gente como David Bowie (una
influencia decisiva la de scott en Bowie), Julian Cope, Morrissey, Jarvis
Crocker, Radiohead, Marc Almond, Sting y otros, Cantautor, crooner, chansioner,
cantante country, músico experimental, cantante melódico comercial…muchas
facetas, muchas etapas, muchas caretas y mucha inseguridad y errores en una carrera
extraña y fluctuante pero que dibuja el retrato de un artista que supo tratar
de adelantarse a su tiempo aunque lo pagase con el desprecio y el ninguneo y que
dejó álbumes y canciones de enorme valía. Una carrera y su legado
correspondiente que repasaremos aquí tratando de hacerle justicia.
Los comienzos y The Walker Brothers (1958-1968): pop melódico y
fans
The Walker Brothers, con Scott en el centro
La trayectoria musical de Scott Waker se desarrolló
principalmente en el Reino Unido a pesar de su origen norteamericano. Noel
Scott Engel nació en 9 de enero de 1943 en Hamilton, Ohio. No se sabe mucho de
su infancia y adolescencia. Con 15 años fue descubierto por Eddie Fisher, megaestrella de la canción ligera americana
que le invita a cantar en su show televisivo y sus actuaciones consiguen cierta
repercusión ya que el adolescente Scott Engel era un muchacho atractivo y
pronto se ganó la admiración de las jovencitas. No obstante, a partir de 1959,
Scott, que le encantaba tocar el bajo eléctrico y el rock and roll, decidió
convertirse en bajista de sesión y así se ganó la vida durante algunos años. En
1963 se enrrola en el grupo instrumental The Routers y conoce a John Maus, alias
John Walker (1943) con el que realiza una gira utilizando el nombre del grupo
The Surfaris (y sin que ningún miembro de ese grupo tomase parte en ella) y ya
a principios de 1964 John y Scott forman The Walker Brothers junto con el
baterista Al Schneider, posteriormente sustituido por Gary Leeds (1942). Tanto
Scott como Gary cambiaron de nombre artístico y se pusieron el apellido Walker,
para dar la falsa idea de que eran hermanos de John. El primer single del grupo
fue Pretty Girls Everywhere una
composición de pop melódico de John Maus que tuvo cierta repercusión en el
circuito californiano. La joven banda comienza a hacer actuaciones televisivas
y la buena pinta de los tres muchachos hace que las quinceañeras se pirren por
ellos, en especial por Scott. En aquellos primeros compases vitales del grupo,
John Maus-Walker era el cantante principal. Un segundo single, Love Her, una versión de los Everly Borthers, será el primer tema
de los Walker con la voz solista de Scott. Poco después, Gary Leeds, que había
estado tocando con el cantante P.J Proby en una gira en Inglaterra animó a sus
compañeros a establecerse en Londres en donde, según él, el estilo musical del
grupo en aquel entonces- beat pop, rock and roll y R&B- sería mejor acogido
que en EEUU. A principios de 1965 The Walker Brothers ya están en Londres y
firman un contrato con Philips. Love Her
se edita en RU y llega al top 20 y poco después lanzan también en formato
sencillo su primer hit, Make it Easy on
Yourself, un tema de Burt Bacharach producido por Johnny Franz al estilo
Wall of Sound de Phil Spector (y en concreto muy a lo Righteus Brothers) que
domina las listas a ambos lados del atlántico llegando al número 1 en el Reino
Unido. El grupo estaba encontrando su estilo en el pop melódico, el Blue Eyed
Soul y la balada tradicional, algo a lo que se prestaba excepcionalmente la
hermosa voz de Scott Walker. A partir de
ese momento los éxitos se suceden: My
Ship is Coming in, nº 3 en UK en 1965, y sobre todo The Sun Ain´t Gonna Shine Anymore (1966), un tema originalmente
cantado por Frank Valli que da al grupo su segundo número 1 británico.
The Walker Brothers, con más éxito en Gran Bretaña que en su
propio país, EEUU, se convierten en uno de los grupos más exitosos en
Inglaterra con multitud de fans femeninas enfervorecidas atraídas por aquellos
tres guaperas que se habían convertido en todos unos ídolos adolescentes, en
especial Scott Engel. Scott pronto comienza a dar señales de hastío a pesar de
que el grupo encadenaría algunos éxitos más en el periodo 1966-1967. Estaba
harto de que las mocitas le acosases día sí y día también mandándole cartas,
esperándole para firmar autógrafos en las puertas de los hoteles y merodeando
su domicilio privado. Se puede decir que en aquel periodo, The Walker Brothers
era el segundo grupo tras los Beatles con mayor número de fans en el Reino
Unido. El grupo además tuvo varios problemas en cuanto a permisos de trabajo y
estuvo un periodo inactivo en 1967. Scott cada vez iba asumiendo un papel
musical mayor en cuanto a los arreglos, pero las tensiones entre los tres
componentes del grupo eran evidentes y para colmo a finales de aquel año su
estilo musical comienza a verse anticuado y moñas por el triunfo de la
psicodelia. Scott a finales de sufre una depresión (que al parecer le llevó a
intentos de suicidio) y decide recluirse durante un tiempo en un monasterio en
la isla de Wight, que fue literalmente sitiado por sus fans. Tras unas giras
por el RU y Japón, The Walker Brothers se separan definitivamente a principios
de 1968. En esta primera etapa de los Walker (mas tarde volverían), se
publicaron tres álbumes entre 1965 y 1967, siendo el mejor Images (1967). El trío solía combinar mayoría de versiones y
standars con algo de material propio, pero las canciones escritas por Scott aún
no estaban pulidas.
Lanzamiento en
solitario (1967-1969): la sobra anglosajona de Jacques Brel
En sus últimos meses con los Walker Brothers, Scott comenzó a
considerar lanzarse en solitario, una vez el destino del trío estaba
sentenciado. A mediados de 1967, aún convaleciente de depresión, una joven con la
que estaba saliendo le puso en su apartamento un disco de Jacques Brel
(1929-1978), el cantautor belga en lengua francesa que era una celebridad en
Europa continental e incluso en EEUU con sus canciones de contenido muchas
veces social y existencialista pero siempre dentro de la tradición de la
chanson francesa. En el Reino Unido Brel no había terminado de cuajar aún y
Scott se quedó maravillado ante esas canciones interpretadas con una fogosa pasión
y visceralidad y ante aquellas letras que su novia le traducía. A mediados de
1967, poco después de la publicación de Images
de los Walker e intentando reconducir su situación anímica personal, Scott
Walker graba su primer disco en solitario, compuesto por doce temas en su mayor
parte versiones pero con dos composiciones propias entre los doce temas. El
disco se publicó en septiembre de 1967 con el nombre de Scott (1967) (firmado eso sí como Scott Walker, como los tres
siguientes) y entre las diez versiones incluía tres temas de Jacques Brel
traducidos al inglés por Mort Shurman, el hombre que había aupado a Brel en el
mercado norteamericano: Mathilde, My Death y Amsterdam. Además, incluía temas de Tim Hardin o Alfred Newman en
un disco cuyo acompañamiento musical era exclusivamente orquestal, al regusto
de la canción melódica europea. El tono adulto y afectado de Scott, reforzado por los temas de letras
oscuras, naturalistas y amargas de los temas Brel contrastaba con la
intrascendencia romántica de la obra de los Walker Brothers en lo que parecía
un enorme cambio de registro en las temáticas líricas y en la música de Scott
Walker, aunque formalmente el tono orquestal y barroco de aquel antiguo grupo
aún prevalecía ya que entre otras cosas el productor seguía siendo Johnny
Franz. Pese al cambio de registro, llegó al número 3 en las lisitas británicas
de álbumes ya que Scott aún conservaba á sus fans de la época
de los Walker. Pese a esa aparente inercia, la crítica y parte del público en
general se quedaron maravillados por el álbum -una auténtica joya- que rompía
muchos clichés dentro de la música popular anglosajona y que además ayudó a
hacer de Jacques Brel un músico aún más conocido dentro del mundo anglohablante:
de hecho, mucha gente de habla inglesa llegó a conocer al chansoner belga a
través de las estupendas versiones que Scott realizó en este y en álbumes
siguientes.
Jacques Brel y Scott Walker; maestro y discípulo
A principios de 1968, ya con los Walker Brothers
definitivamente disueltos, Scott comenzó a producir trabajos para otros
artistas, entre ellos su antiguo compañero en el grupo John Maus. Scott se
da cuenta del enorme potencial de la canción de autor y de los temas con
mensaje (“no creo en las canciones de amor, al menos no en los viejos clichés;
quiero hacer canciones sobre temas más importantes”, declararía) y decide
explorar la música europea y sus raíces estudiando además música clásica y
contemporánea. A principios del 68 regresó al monasterio de Wight donde estudió
canto gregoriano. El segundo LP del artista, Scott 2 (1968) marcaría su imagen idiosincrásica a finales de los
60: un trovador atribulado y oscuro con gafas de sol y bufanda negra, pero aún
con cierta imagen de sex symbol, interpretando un repertorio de baladas
tradicionales (como algunas piezas de Mancini), temas de folk contestaratio (Tim
Hardin fue uno de sus artistas más versioneados), composiciones propias de tono
oscuro y filosófico influenciadas por la obra de Jacques Brel, y por supuesto,
las consabidas versiones del maestro belga. Walker se había fabricado como un
crooner atípico y pese a que Scott 2 llegó al número 1 en Gran Bretaña (su único
álbum en solitario que llegó a lo más alto), parte del público y la crítica
comienzan a dar muestras de incomprensión hacia su propuesta, a veces demasiado
extraña para la mentalidad comercial
anglosajona. Tanto las tres versiones
escogidas de Brel como los cuatro temas compuestos por el propio Scott Engel
hablaban de prostitución, inmoralidad, perversiones sexuales, droga, muerte,
decadencia moral y la vida en los barrios bajos, lo que escandalizó a las mentes
más puritanas; Jackie, primer single
del álbum y versión de Brel, un tema sobre prostitución, droga y pederastia fue
prohibido por la BBC comenzando así el estigma de malditismo que acompañará a Scott Walker durante el resto
de su carrera. Si bien Scott aún estaba con este segundo LP en la cresta de la
ola, su carácter cada vez más huraño y su tendencia a la depresión le estaban
alejando de la cada vez más mastodóntica industria de la música pop y del
mainstream mediático, y contratiempos como el de la censura de Jackie no hicieron otra cosa que
aislarle aún más de la vida pública y de la promoción de sus discos.
Musicalmente, con Scott 2, Walker no aportó excesiva novedad ya que perduraban
los pomposos pero efectivos arreglos de Wally Scott y Reg Guest y
el tono orquestal y adulto de su anterior disco.
La repercusión comercial de los discos de Scott empieza a
decaer, aunque no su calidad. Scott 3
(1969), disco en su mayor parte conformado por temas originales escritos por
Scott Walker, vendió bastante menos que sus antecesores, aunque era un LP de
gran calidad. En esta ocasión, aún contando con las orquestaciones de rigor, el
tono es más experimental y cercano a los recién nacidos por aquellos años rock
progresivo y rock sinfónico. Scott trataba de ser un cantautor diferente a la
corriente norteamericana de aquellos años, donde empezaban a triunfar gente
como James Taylor o Neil Young o incluso a la británica, ya encabezada por Cat
Stevens. Un tono épico y grandilocuente a lo Las Vegas pero con un poso un
tanto experimental combinado con momentos acústicos no terminó de convencer al
público, que veía a Scott Walker como un obseso de temáticas difusas, oscuras y
deprimentes y ya con cada vez menos concesiones comerciales. 30 Century Man, Rosemary o Winter Night son algunas de las composiciones propias más
memorables del disco, que incluía además tres nuevas versiones de Jacques
Brel. En aquel 1969, Scott Walker llegó a tener un programa de TV propio en la
BBC, Scott, en donde interpretaba
versiones de temas clásicos y starndars, además de sus temas propios y
versiones de Brel y se llegó a publicar un álbum con los temas interpretados en
ese programa, todos ellos versiones de otros artistas inéditas con respecto a
otros de sus LPs. Con su quinto LP Scott 4 (1969) (firmado como Noel Scott
Engel) llega el gran batacazo comercial: no llega a entrar en las listas
británicas y el álbum es pronto descatalogado. El álbum, que por primera vez
estaba compuesto en su totalidad por temas escritos por Scott, volvía a ser no
obstante un LP de bandera con temas que se acercaban más a la sensibilidad pop
rock desde la óptica de la canción de autor más sesuda -herencia de Brel y de
otros discípulos anglosajones del belga como Leonard Cohen, cuya propuesta
musical recién inaugurada se asemejaba en algunos aspectos a la de Walker- pero
la indiferencia con la que fue acogido por crítica y público hundió
definitivamente desde el punto de vista anímico al norteamericano afincado en
el Reino Unido. Era cierto que Scott no tenía en cuenta las reacciones y los
gustos del público del momento a la hora de escoger versiones y esa
autoindulgencia (según confesión propia) terminó apartándole del gran público y
del éxito.
El crooner venido a
menos (1970-1974): los años perdidos
Empieza entonces un periodo de crisis artística para Scott
Walker durante el periodo 1970-74, en el cual trató de reconciliarse con el
público reconvirtiéndose de mala manera en un crooner al uso con una serie de
discos en su mayor parte formados por versiones eclécticas de gente como Paul
Anka, Bill Withers, Caetano Veloso, Randy Newman o Jimmy Webb, ya bien en clave
Easy Listening o melódica o bien Country con piezas de autores como Billy Joe
Shaver. Un crooner más en salas de fiesta y auditorios con solo un disco que
contenía temas propios (´Till the Band
Comes In, 1970) y una credibilidad cercenada que discos de enfoque
totalmente comercial como The Moviegoer
(1972) con versiones de canciones de películas, no ayudaban a recuperar. Este
periodo “alimenticio” de Scott Walker paradójicamente no fue muy lucrativo y
solo sirvió para encasillar al músico y vocalista en el rol de rutinario
cantante de adult contemporary y country
pop comercial tras cinco olvidables LPs. Pero, ojo, en esos primeros 70 muchos
músicos y artistas comienzan a redescubrir y reivindicar los cuatro primeros
trabajos de Scott, así, un David Bowie pre Ziggy Stardust muestra en alguno de sus primeros LPs como Space Oddity (1969) o Hunky Dory (1971) una tendencia en
varios temas a la canción de autor desde un prisma melodramático, poético y
afectado que recordaba bastante al Scott Walker de los Scott. Aún sin confesarlo, Bowie, una de las más grandes estrellas
musicales británicas de los 70, tenía en Scott Walker una de sus más notables
influencias musicales especialmente en sus temas lentos y en ciertos aspectos
vocales, además de incluir en su repertorio en directo dos de sus versiones de
Jacques Brel: Amsterdam (que grabó
como cara b de single) y My Death
(que rebautizada como My Death Waits
There se incluye en el mítico directo semi pirata Live in Santa Monica 72). Leonard Cohen, también siguiendo la pista
de Brel, en ciertos aspectos mostrará en aquellos años influencias de Scott
Walker. En los 70 los primeros discos de
Scott eran un objeto de culto para muchos pero ya poco o nada estimulaba el
Scott Walker de aquellos años.
El regreso de los
Walker Brothers (1975-1978): del infierno al purgatorio
En 1975 a
un desesperado Scott Walker se le ocurre la jugada: resucitar a los Walker
Brothers y en octubre de aquel año Scott, John Maus y Gary Leeds publican No Regrets un álbum de pop rock adulto y
country que obtiene mayor repercusión y mejores críticas que los anteriores LPs
de Scott Walker y un single top 10, la canción que da título al LP, una
versión de Tom Rush. El álbum era de nuevo una colección de versiones y de
temas ajenos en donde Maus y Leeds apenas tienen protagonismo, pero al menos
sirvió para adecentar la imagen de Scott. El álbum en si, sin embargo, no
vendió mucho ni tampoco el siguiente de la nueva etapa de los Walker, Lines (1976) de similar factura. Pero el
tercer y definitivamente último LP del trío Nite
Flights (1978) sorprendió especialmente al público más joven (aquel que
estaba surgiendo con la New Wave, el Punk y el Tecno) por su atrevimiento
vanguardista a años luz de los dos LPs anteriores del grupo. Cada uno de los
tres miembros compuso y grabó por separado una serie de canciones; Scott- que
no publicaba temas propios desde 1970- registró cuatro de regusto art rock y
experimental sintetizadores incluidos que demostraron que el compositor e
intérprete había recuperado inesperadamente aquella capacidad de sorprender que
poseía a finales de los 60 y que parecía haber perdido. The Electrician y Nite
Flights son los temas más memorables de Scott en este LP, en donde
demuestra cierta influencia retroalimentativa de su “discípulo” David Bowie y
especialmente de su etapa berlinesa, en la que estaba imbuido aquellos años,
además de en los últimos trabajos de gente como Lou Reed o Peter Gabriel La
crítica y el público pese a todo no recibieron bien aquel “extraño” LP y Scott
vuelve a colgarse la vitola de maldito y, como se verá después, de adelantado a
su tiempo. Los Walker Brothers se separan definitivamente a finales de
1978.
Retirada y regreso
(1979- ): El glorioso legado de un maldito
Scott Walker decide retirarse indefinidamente tras la
disolución de su grupo y de nuevo autorrecluido y sin dar señales de vida no
volverá a publicar- de nuevo en solitario- hasta 1984. Pero en los primeros 80
se produce un fenómeno insólito: Nite
Flights produjo un proceso de revalorización de su figura que hará que
nuevos y triunfantes artistas como Mac Almond de Soft Cell, Julian Cope de The
Teardrop Explodes o Mark Knopfler de Dire Straits se interesen obsesivamente
por su obra consiguiendo que el público más inquieto descubra tardíamente sus
primeros discos en solitario, al tiempo que el influyente David Bowie pone en
manifiesto su devoción a Scott. La generación postpunk, new wave y neo
romántica comienza entonces a rendir culto a Scott Walker y se editan una
triada de recopilaciones suyas entre 1981 y 1983 apadrinadas por el inquieto
Julian Cope. Walker, tras la quiebra de su último sello GTO, no tenía ningún
contrato discográfico, pero gracias a la campaña de sus fans consigue firmar en
1983 un contrato con Virgin y en 1984
publica Climate of Hunter. En dicho
LP, en donde Walker compuso todos los temas, colaboran Mark Knopfler, Mark
Isham, Billy Ocean o Evan Parker, y es art rock con poso ochentista sin ningún
momento memorable y no muy buenas críticas. Scott Walker vuele a dejar a un
lado su carrera discográfica a finales de los ochenta y principios de los 90.
En ese periodo, su figura es ya de un culto creciente y se le empieza a
considerar como un genio incomprendido en la historia del rock.
Tras colaborar con Goran Bregovic en una canción de la banda
sonora del filme Toxic Affair (1993)
en 1995 publica un nuevo LP Tilt, un
disco experimental, expresionista y también barroco que gusta a la crítica y
que pone de manifiesto la genialidad de un músico de más de 50 años que era
capaz de hacer música rompedora y plenamente contemporánea. Además, demostró lo
que ya se sabía pero algunos se empeñaban en no reconocer: que Scott Walker era
un músico de enorme talento pese a que poquísimas veces pudo sacarlo a la luz a
lo largo de su (bastante echada a perder) carrera. Un genio despreciado y auto
infravalorado que en su madurez mostraba los destellos de su grandeza. Hasta
finales de los 90, Scott colaborará en temas de bandas sonoras e incluso
compondrá una completa, Pola X
(1999). En 2000 compuso dos canciones para Ute Lemper y 2001 produjo el LP de
Pulp-admiradores confesos de Walker - We
Love Life. Dos años más tarde la revista Q le otorga un premio especial por
su contribución a la música. Por entonces, Scott Walker es más que un músico de
culto admirado por artistas más jóvenes como los propios Pulp, Damon Albarn,
Morrissey, Divine Comedy o Radiohead, que además hablan orgullosos de la
influencia del americano-británico en sus músicas: el carácter melodramático,
turbio, barroco y clasicista de su obra se puede rastrear en la producción de
los grupos antes citados y directa o indirectamente en otros como Coldplay, Pet
Shop Boys, Muse o Snow Patrol. Hay que decir que muchas veces ha sido la
influencia de David Bowie el nexo de transmisión entre Scott y bastantes grupos
de los 80, 90 y 2000. Y en 2006 vuelve a sorprender con otra joya, The Drift , un LP oscuro e inquietante
pero hermoso que marca el inicio de una nueva etapa discográfica con el sello
independiente 4AD. Ese mismo año se estrena el documental Scott Walker: 30 Century Man
dirigido por Stephen Kijak y producido por David Bowie en el que
intervienen a parte de Bowie admiradores como Sting, Gavin Friday o
Radiohead. En los últimos años, Scott
Walker ha compuesto música para obras teatrales y alguna pieza instrumental y
en 2012-2013 se espera un nuevo álbum. El casi septuagenario genio gris, pese a
todo, sigue en activo, vivito y coleando disfrutando de una digna madurez
creativa y disfrutando de la reivindicación externa de una pasada juventud
artística gloriosa pero menospreciada.
Scott Walker es el típico caso de artista subestimado y
limitado por la estrechez de miras de la industria del entretenimiento y por
sus propias inseguridades y baja autoestima. La leyenda del bello romántico
depresivo del pop, del trovador desgarrado que quería convertirse en el Jacques
Brel anglosajón y en el cantor de las miserias de la condición humana pero que
tuvo que conformarse durante un tiempo con ser un simple baladista a la medida
del público y que se redimió explorando nuevas vías musicales es un relato
extraño y tortuoso, no se sabe si con un final feliz o no. Una de las voces más
imponentes del rock de todos los tiempos,
ya a nadie se le escapa la enorme influencia de Scott Walker en multitud
de artistas posteriores y en el proceso de maduración del léxico del rock, en
donde temas más bien poco reconfortantes como la desesperación y la muerte
empezaron a tener cabida en la música pop. Pocos le conocían- y aún muchos
siguen sin conocerle- pero los más entendidos trataron de transmitir su legado
de genio oculto al público más amplio. Afortunadamente, ya no se puede decir
que Scott Walker se encuentre en el olvido, pero siempre será uno de los
artistas más malditos de la historia del rock, una eminencia gris a la que el
tiempo, por fin, parece hacer justicia.