****
Inteligente
propuesta biográfica con sello inconfundiblemente francés. Sutil pero matizada
recreación de un año en la vida del pintor Pierre-Auguste Renoir
(1841-1919) el maestro del impresionismo
que en 1915 (el año que se retrata en este filme) pese a su vejez y su
decadencia física aún seguía empecinado en pintar en su retirada residencia
campestre de la Costa Azul
viudo pero rodeado de una legión de criadas y de su hijo menor el adolescente Claude
Coco y en busca de una nueva modelo
acorde a su cánones de sensualidad, al tiempo que sus hijos mayores Pierre, el
futuro actor, y Jean, el futuro cineasta, se encontraban en el frente en la Gran Guerra. La llegada de la pelirroja Andrée Heuschling
como nueva modelo-criada revolucionará la vida en al residencia de los Renoir,
con un Auguste a pesar de su decrepitud dispuesto a explotar y recrearse con la
belleza y sensualidad de la joven como jamás lo había hecho con ninguna modelo
y con un Jean recién venido de la guerra a causa de una herida, que encontrará
en la muchacha todo lo que siempre ha deseado en una mujer. Es la encantadora
Andrée (Christa Théret) el verdadero protagonista de este filme, tan luminoso y
cálido como las mejores pinturas de Renoir, una mujer que entrará de lleno con
su vitalidad y belleza en los corazones de los Renoir: ella será Catherine
Hessling, la actriz musa de Jean Renoir (interpretado por Vincent Rottiers,
curioso el parecido de este actor con el futbolista Fernando Llorente). Así,
entre el melodrama familiar y el estudio psicológico y con una muy reducida
localización (la casa del artista y sus jardines) la película trata de ser una cuidada
visualización del acto de creación artística y su evolución y de la influencia
de las personas (en este caso Andrée) en la percepción del arte en los
artistas. Y en ese sentido, la película cumple en tal difícil cometido gracias
no solo a su elaborada ambientación (preciosa fotografía) sino a las estupendas
interpretaciones (el veterano Michel Bouquet como el viejo Renoir está genial)
y el amor que trasmite no solo a la obra de Auguste sino a la figura de Jean,
un joven idealista que al igual que sus hermanos tratará de liberarse de la
omnipresente e influyente figura del “viejo”…aunque en vano.
Película
muy bien planteada y rodada, no se trata de un filme exclusivo para amantes de
la pintura o del propio Auguste Renoir, sino una película para públicos
variopintos dispuestos a disfrutar con una historia aunque mínima cargada de
sentimiento, realismo y poesía. Varios buenos momentos enaltecen una película hecha
con mimo y admiración evidente a una familia tan fundamental en la historia de
la cultura francesa como los Renoir, utilizando los recursos que les
convirtieron en leyenda: imágenes sensuales, luz, naturaleza viva-muerta, realismo,
verismo y sentimiento. Una pequeña joya muy degustable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario