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El
desembarco en Hollywood del sudafricano Neil Blompank ha resultado pelín
decepcionante. El que fuera responsable de la sorprendente cinta de ciencia
ficción neozelandesa-sudafricana de bajo presupuesto District 9 (producida por Peter Jackson), no ha logrado salir de la
rutina ni de lo previsible en esta nueva cinta de ci-fi, esta vez con un
presupuesto generoso y la participación de estrellas como Matt Damon o Jodie
Foster. Concebida como una fantasía distópica con elementos de la saga Mad Max o Desafío Total, la interesante premisa original habla de un futuro
(año 2159) donde los mas ricos y poderosos han logrado huir de una tierra
enferma hacia una estación espacial llamada Elysium creada como un entorno
paradisíaco y en donde la mas avanzada tecnología está al servicio del bienestar
y el lujo, incluida la cura milagrosa a cualquier enfermedad mientras los más
pobres se mueren literalmente en la tierra, un planeta convertido en vertedero.
Un grupo de habitantes terrestres pretende colarse en Elysium para acceder a
sus fuentes de riqueza pirateando su
tecnología, entre ellos Max (Matt Damon), el un tanto tópico protagonista de la
historia. Efectos especiales conseguidos y un diseño de producción muy
sugerente adecuado a una historia de estas características, con mezcla de
miserabilismo, high-tech y realismo documental sobre todo cuando retrata el
empobrecido mundo terrestre en áreas como México, pero un guión flojo y muy
encorsetado a los clichés del género y los cánones de la acción hollywoodiense
y en donde poco se ve de aquel estilo de
falso documental que presidía la anterior cinta del director, Distrito 9.
Hay
agujeros y fallos de guión por un tubo en una película que no logra encontrar
equilibrio entre la parábola-denuncia social distópica (el aplastamiento
definitivo de los ricos a los pobres) y el entretenimiento épico aportando
resoluciones vagas y personajes que sobran. Además de que Jodie Foster, como
política-burócrata de Elysium mala malísima esta bastante irregular, la lista
de personajes fallidos es bastante larga: no se les ha sacado el partido
adecuado a personajes a priori tan interesantes como el pérfido empresario Carlyle
(William Fitchner)- algún día los más pudientes presidentes de corporaciones
multinacionales terminarán siendo así-
ni al grupo de revolucionarios ideólogos y ejecutores de la peligrosa misión de
pirateo-conquista con un Diego Luna con un papel anecdótico y por no hablar de
la fallida heroína Frey (Rita Braga) o de lo decepcionante que resulta el
sudafricano Shartlo Copley (el que fuera protagonista-revelación de Distrito 9,
un antiguo ejecutivo de televisión metido a actor) como el villano sicario
bestial de la historia. Algún buen momento y un mensaje social claro que no
lucen por culpa de un conjunto enmarañado e irregular que al final se escora
hacia la acción-violencia gratuita y el elemento catastrófico. Otra oportunidad
perdida de hacer ciencia-política-ficción adulta y como es debido.
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