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La
fiebre del automovilismo esta llegando al cine y lo hace de la mejor manera
posible, contando una de las muchas interesantes historias reales que a lo
largo de la historia de este deporte se han sucedido, como ya lo hizo el relativamente reciente film documental Senna (2010). Pero esta vez se trata de
un filme de ficción, un vehículo (valga el chiste fácil) poco explotado a la
hora de narrar historias verídicas del deporte del automóvil y que desde luego
puede funcionar magníficamente y en este caso así ha sido. Rush cuenta una de las historias más conocidas y apasionantes del
mundo de la Fórmula
1, la rivalidad a mediados de los 70 entre el británico James Hunt (interpretado
por Chris Hemsworth) y el austriaco Niki Lauda (Daniel Brühl) componiendo un
drama biográfico muy bien estructurado y honesto que interesará a todo tipo de
público y no solamente a los aficionados al automovilismo. Es esta además una
de las mejores películas del ya veterano Ron Howard, un director irregular de
prolífica y conocida filmografía tendente a lo comercial que esta vez se ha
vuelto a agenciar de la labor del hábil guionista y dramaturgo Peter Morgan,
con quien ya colaboró en Frost contra
Nixon (2008), otro importante acierto dentro de su irregular filmografía,
para dar un empaque más bien indy y
verista a una historia real compleja que requería de un enfoque realista y
audaz en lugar de comercial. En ese sentido, se nota bastante que Howard y
Morgan han tomado como referencia al cine de los 70 de la generación de
directores norteamericanos llamada Easy
Riders Ranging Bulls (Scorsese, Ashby, Malick, Lucas, Coppola, Cimino…) con
bastante acierto mediante una puesta en escena casi casual, una fotografía
imperfecta, televisiva y retro y un montaje adrenalinítico (tal y como requería
la ocasión, claro) Como resultado, una impecable recreación de los años setenta
(la película se desarrolla entre 1970 y 1977) con selecta BSO de la época
incluida (Jimmy Cliff, Slade, Spencer Davis Group) y una estupenda recreación
de varias de las carreras de Grandes Premios que disputaron ambas leyendas del
motor – aunque la mayor parte de las imágenes de las competiciones procedan de
material de archivo real- incluida una minuciosa recreación de los vehículos e
indumentaria de los pilotos en aquella década.
La
película va mas allá del apunte biográfico y del cine de gestas deportivas,
pretende ser un homenaje a los pilotos de Fórmula 1 de los 70 en una época en
que por las aún existentes imperfecciones en los coches y en los circuitos la
muerte estaba más al acecho que en la actualidad; en ese sentido dos campeones
mundiales como Hunt y Lauda personificaron -como plasma la película- dos modos
antagónicos de entender las carreras de automóviles, el británico, un
carismático bon vivant juerguista y mujeriego, como un divertimento antes de la
llegada de una muerte inminente (añadido esto a una vida disoluta de sexo,
alcohol y excesos), y el austriaco perfeccionista, cuadriculado y metódico,
como un intento de realización personal en busca de la excelencia. Ambas
personalidades no tardaron en chocar a medida que se levantaba su reinado en la Fórmula 1 estableciéndose
entre ambos una relación de amor-odio en la que los dos se necesitaban
mutuamente para competir con su Némesis absoluta. Este último aspecto
psicológico de la historia se encuentra muy bien presentado gracias al recurso
de estar más o menos centrado en la óptica mas sensata de Niki Lauda, un
personaje cuya historia de superación daría para una película exclusivamente
enfocada en él aunque este no ha sido el propósito de esta cinta. Al final, el
desgraciado accidente de Lauda en agosto de 1976 dará un inesperado giro a la
relación y a la carrera de los dos pilotos, momento cumbre este que en la
película esta bastante logrado. Buenas interpretaciones del australiano
Hemsworth y del germano-catalán Brühl, especialmente del segundo que es
clavadito a Niki Lauda e incluso el parecido aumenta con la caracterización del
actor del Lauda desfigurado post accidente.
Sin ser una gran película, una opción más que aceptable para una tarde
de cine
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