La historia de Estados Unidos, especialmente a ojos de su
ciudadanía y gobernantes, está llena de
héroes, figuras míticas y campeones de
libertades y derechos. Pero de entre todos los protagonistas de la historia
nortemericana siempre destacan por su especial significación aquellos
legendarios nativos del norte de América que en los primeros años de la
historia de EEUU, cuando el país empezaba a gestar lentamente su hegemonía
mundial lucharon por su pueblo indígena reivindicando su derecho a vivir y
disfrutar de las tierras americanas. A finales del siglo XIX, varios caudillos
indios llegaron a convertirse en mito en su lucha territorial- casi siempre
encarnizada y cruel- contra el hombre
blanco, pero uno de ellos siempre será el más recordado: Sitting Bull (Toro
Sentado) (1831?-1890) jefe espiritual tribal perteneciente a la tribu Sioux
Lakota que unió a los diferentes pueblos Dakota (Sioux) en una lucha guerrera
contra el Gobierno norteamericano y sus políticas desterradoras contra la
población indígena americana durante los años 1860-1880 en plena era de la
expansión del legendario Far West. Sin duda alguna el indio norteamericano más
conocido de la Historia-
el Gran Jefe indio por excelencia- y toda
una figura legendaria del Lejano Oeste, Sitting Bull ha sido y sigue siendo
todo un ejemplo para la comunidad indígena en EEUU (fue el único caudillo indio
que consiguió unir a varias tribus en una lucha común, llegando a ser jefe
supremo de la Nación Sioux)
y un icono norteamericano. Pese a que su historia y vida han sido revisadas por
literatura, cine y televisión infinidad de veces y su figura estudiada por numerosos
historiadores en EEUU, Toro Sentado es un personaje del que nunca sobra el ser
rememorado como un ejemplo de héroe aferrado primariamente a la tierra y a su
gente.
El gran guerrero
Lakota
El año probable de nacimiento de Toro Sentado es 1831, y
sobre el lugar aún no se sabe a ciencia cierta aunque es seguro que nació en lo
que luego se conoció en los jóvenes
Estados Unidos de América (a partir de 1861) como Territorio Dakota, una zona que
incluía los actuales estados de Dakota del Norte y Dakota del Sur y parte de
Montana y Wyoming. Era llamado así por asentarse allí la tribu de los Dakota,
uno de los nombres por los que fueron conocidos los Sioux, y en 1831 era una
zona inhóspita y apenas explorada por el hombre blanco. Toro Sentado nació en
realidad con el nombre de Tejón Saltarín en el seno de una subtribu de los Lakota,
los Hunkpapa. Los Lakota era una de las siete ramas de los Sioux, concretamente
la que habitaba en la zona más occidental del territorio Dakota. Muchos
historiadores han establecido que Toro Sentado nació cerca del actual Grand
River, en Dakota del Sur, pero entre sus descendientes existe la creencia de
que en realidad nació en el actual estado de Montana, concretamente en Miles
City. Durante sus primeros años de vida en el seno de los Hunkpapa, el joven
Tejón Saltarín demostró ser un tenaz aspirante a guerrero y un valeroso
adolescente al lograr cabalgar sobre un búfalo que trataba de embestirle a los
doce, algo que le valió el más profundo respeto entre su gente. Pese a su
carácter tranquilo e impasible (fue apodado en su tribu El Sosegado) pronto demostró fiereza en la batalla- una virtud muy
valorada entre los indios americanos y especialmente entre los sioux- cuando con su tomahawk hirió a un guerrero de
la tribu enemiga crow en un enfrentamiento de de sioux contra crow. A raíz de este hecho, su
padre, Toro Saltarín, le otorgo en la ceremonia de paso a guerrero uno de sus
otros nombre, Toro Sentado (Tatanka Lyotanka, en Sioux). Toro Sentado, ya
superada la veintena, veía como su prestigio aumentaba entre su gente así como
el cariño que se le profesaba. Se cree que hacia 1857 Toro Sentado fue nombrado
hechicero o curandero gracias al conocimiento que había adquirido de la
espiritualidad Lakota
Guerreros Sioux |
Durante los años 1840-1860, los Dakota o Sioux eran -desde
la llegada de los europeos a sus tierras en el siglo XVIII- un pueblo muy
numeroso y el más extendido en USA ocupando territorios en los actuales estados
de las dos Dakotas, Montana, Nebraska y Wyoming. Agrupados en el Territorio
Dakota tras el tratado de Yankton de 1858 por el cual gran parte del que había
sido territorio Sioux (concretamente la mayor porción de Dakota del Sur) pasaba
a control del gobierno de EEUU - después, en 1861 se formaría oficialmente el
Territorio Dakota- los sioux aún conservaban su cultura guerrera y su orgullo
como pueblo, pero desde comienzos de la década de 1850 dependían en gran medida
de las ayudas del Gobierno USA ya que la colonización del oeste por parte de
los euroamericanos había acarreado la expropiación de muchos medios de
substancia naturales de las tribus indígenas. Así, a finales de los 1850, el
Gobierno comenzó a retardar y a incumplir varios pagos a los Dakota además de
cometer varias infracciones territoriales en sus tierras. Los llamados agentes
indios, funcionarios que se encargaban de supervisar y vigilar la situación de
los nativos además de abastecerles, eran los culpables principales de esta
situación con su inacción y desidia y esto estaba llevando a la mayor parte de
los pueblos sioux a la hambruna y la muerte. Los Negociadores profesionales que
muchas veces servían de enlace entre los agentes y los indios para negociar y
transaccionar con ellos protestaban por la negativa del Gobierno de ser ellos
quienes negociasen directamente el abastecimiento de los sioux con los agentes sin
tener en cuenta los nativos, lo que agravó aún más la situación. En 1862 los Dakota
reclamaron su abastecimiento al agente Thomas J. Galbraith, pero los
negociadores se negaron a actuar si los agentes intervenían directamente con
los Sioux en este cometido con lo que no se recibió el suministro. En respuesta
a esta negativa, los Dakota atacaron varios asentamientos blancos en las zonas
de Minnesota y Dakota durante meses con el fin de atemorizar y expulsar a los
colonos ocasionando crueles y masivas matanzas que incluían a mujeres y niños y
provocando así la Guerra
Dakota de 1862, que enfrentó a los colonos del Territorio
Dakota y al ejército norteamericano con los sioux y que terminó en con la
rendición de la mayor parte de las bandas Dakota y la ejecución de 38 guerreros de esta tribu
el 26 de diciembre de 1862 además de la supresión más tarde de las reservas
sioux en Minnesota. Los Hunkpapa de Toro Sentado, que ya tenía cerca de 30 años
cuando la guerra estalló, no tomaron parte en la contienda pero sin duda alguna
este conflicto influyó poderosamente en el joven guerrero.
El rebelde de las
llanuras de Dakota
A consecuencia de la Guerra Dakota, el ejército
norteamericano se la tomó con los Sioux y en el periodo 1863-1864 atacó
numeroso asentamientos Dakota al considerar a esta tribu como altamente
hostiles. En 1863 Toro Sentado participó
por primera vez en un enfrentamiento contra el ejército y en 1864 un
contingente de 2.200 soldados atacó una aldea en cuya defensa participó Toro Sentado
y otros notables jefes guerreros sioux. Los Sioux tuvieron que retirarse pero
emprendieron hostilidades contra los blancos en represalia durante los meses
siguientes: en septiembre de 1864, una expedición de hunkpapas atacó a una
comitiva que descansaba durante la reparación de un vagón de tren en Dakota del
Norte. En el combate Toro Sentado fue herido sin gravedad en la espalda. Entre
1865 y 1868, los Hunkpapa de Toro Sentado y otros Lakota atacaron al mando del
jefe militar (en realidad Toro Sentado no fue Gran Jefe de los Lakota sino más
bien un jefe guerrero o líder espiritual) varios fuertes en el Territorio
Dakota y a partir de 1866 efectuó hostilidades contra asentamientos coloniales
y fuertes en la zona del río Missouri, colaborando así con el Gran Jefe Oglala
(otra subtribu Lakota) Nube Roja en la llamada Guerra de Nube Roja (1866-1868)
en la cual los Lakota, los Cheyennes y los Arapahoes disputaban con los colonos
el control del Condado del Powder River en Wyoming (antiguo Territorio Montana).
Tras el fin de la Guerra
de Nube Roja en 1868, los indígenas americanos obtuvieron importantes ganancias
territoriales refrendadas en el Tratado de Fort Laramie (2 de julio de 1868),
en el cual las tres tribus antes mencionadas pasaron a poseer Black Hills
(Dakota del Sur)- un lugar sagrado para los Sioux- y a controlar tierras de
asentamiento y caza en Dakota del Sur, Wyoming y Montana además de asegurarse
la salida del los euroamericanos de Powder River, un territorio que les
pertenecía. También se estableció la Gran
Reserva Sioux que incluía tierras de las actuales Dakota del
Sur y Nebraska para los Lakota, aunque esto sirviese para expulsar de allí a la
tribu de los Ponca, los auténticos dueños de una parte de esas tierras. El
tratado también incluía la “reeducación” de los Lakota de la Gran Reserva Sioux y la instauración
de un proceso de asimilación cultural de los indios hacia los conocimientos y
costumbres blancas gracias al
establecimiento en la reserva de un edificio misional y la llegada allí de
herreros, maestras, carpinteros, granjeros, ingenieros, molineros y un agente
del gobierno que velarían allí por la “civilización” de los indios. Toro
Sentado, al contrario que Nube Roja, el jefe Hunkpapa Gall y otros jefes de
subtribus Lakota y de otros pueblos Dakota, no estaba de acuerdo con el tratado
y siguió considerándose en guerra con el hombre blanco. Así, organizó
expediciones punitivas con otros guerreros Hunkpapa en la zona alta del río
Missouri hasta principios de la década de 1870. Toro Sentado no quería ser
dependiente de las agencias gubernamentales como se habían convertido Nube Roja
y otros jefes al aceptar vivir en las reservas ya que aún tenía presente la
negativa experiencia que llevó a la Guerra
Dakota. Además, el hombre blanco seguía acabando con los
medios de subsistencia tradicionales de los nativos como los bisontes y esto no
aseguraba que el gobierno pudiese satisfacer las necesidades alimentarias de estos.
La Gran Guerra Sioux |
Desde la firma del tratado de Fort Laramie hasta el
estallido de la Gran Guerra
Sioux de 1876, Toro Sentado vio aumentado su carisma no solo entre los Lakota
sino entre todos los pueblos Sioux por su resistencia a confinarse en la Gran Reserva Sioux y pronto
recibirá a guerreros de otras tribus sioux para unirse a su causa. A esto hay
que unir sus dotes diplomáticas como pacificador entre tribus enfrentadas
(Sioux y mas tarde de cualquier otro pueblo indígena) que de otra manera jamás
se hubiesen unido en una causa común. Además de sus acciones en el río
Missouri, desde finales de los 1860 se hicieron frecuentes sus acciones
hostiles contra asentamientos blancos en el Territorio Dakota, como contra las
prospecciones para el Ferrocarril Northern Pacific (aunque estuviesen
acompañadas de tropas) en los territorios de los Hunkpapa: en 1873 el ejército
norteamericano fue incapaz de diezmar y derrotar a los Lakota y esto obligó a
retirar las prospecciones para el ferrocarril, cuya construcción por
territorios sioux se canceló tras la grave crisis económica propiciada por el
Pánico de 1873. Pero al año siguiente, el hallazgo de oro en Black Hills
(territorio adjudicado definitivamente a los Lakota y otras tribus tras el
tratado de Laramie) iba a suponer otra incursión de los blancos en suelo indio
que Toro Sentado y su gente no estaban dispuestos a permitir. Aquí es donde irrumpe
la figura de otra gran leyenda del Far West, el teniente coronel George
Armstrong Custer (1839-1876), quien encabezó una expedición a Black Hills para corroborar la existencia de oro en la zona y
para fijar un emplazamiento de un fuerte que protegiese a los mineros y a los
colonos de los indios. El estallido de la Fiebre del Oro de las Colinas Negras como era de
esperar volvió a enfrentar a indígenas contra euroamericanos ahora que ya se
había inaugurado una intensa actividad minera en el área además de haberse
instaurado varios asentamientos blancos. El gobierno decretó en 1875 que los
nativos que estaban en la zona la abandonasen y se trasladasen a la Gran Reserva Sioux
antes del 1 de enero de 1877, contraviniendo el tratado de Fort Laramie. Toro
Sentado y sus seguidores seguían oponiéndose - y aunque esto les convirtiese en
infractores- y tras varios actos de pillaje Sioux de calado menor instigados
por Toro Sentado, en noviembre de 1875 el gobierno ordeno a las partidas y
clanes sioux que aún permanecían fuera de la Gran Reserva su inmediato
ingreso en ella. Toro Sentado, sus seguidores y los demás indígenas en su
situación desobedecieron la orden y el gobierno los declaró hostiles, lo mismo
que el ejército. Había empezado la guerra entre Estados Unidos y Toro Sentado,
ahora declarado enemigo número uno.
La Gran Guerra Sioux y la batalla de Little Bighorn: Custer contra Toro Sentado
Hacia 1875, los diferentes pueblos sioux comenzaron a
aliarse con los Cheyenne, una tribu que estaba siendo literalmente masacrada
por el ejército en las zonas de Minnesota, Missouri y Dakota del Norte. Toro
Sentado se había convertido ahora en el caudillo nativo norteamericano más
poderoso no solo de la época sino de todos los tiempos dando origen a lo que
muchos historiadores llaman la Gran Nación
Sioux, la alianza de los diferentes pueblos Sioux-Dakota (junto con otras
tribus). Toro Sentado se había ganado el respeto y la admiración de no solo los
Sioux, sino de diferentes tribus (generalmente “machacadas” por los blancos
como Cheyennes, Arapahoes, Sans Arc y Brulé) ya que además de los Cheyenne hubo
muchos miembros de diferentes pueblos nativos que se unieron al clan de Toro
Sentado que vivía libre y errante – y sin contacto ni ayuda de los blancos,
como en las reservas- en las llanuras de Dakota estableciendo campamentos
nómadas. Toro Sentado además de una especie de Gran Jefe supremo se convirtió
en líder espiritual, jefe militar y brujo de la nueva Gran Nación Sioux. Se cuenta
que en 1875, cuando los Hunkpapa, los Oglala, los Sans Arc y los Cheyennes de
Norte acamparon juntos en Rosebud Creek, Territorio Montana para celebrar la Danza del Sol y sellar su
alianza guerrera contra los blancos que trataban de expulsarles de sus
territorios, Toro Sentado estuvo ejecutando la Danza del Sol durante un día completo sin comer
ni beber y tras recibir varios cortes rituales en su brazo como señal de
sacrificio. Una vez terminada la danza, se desplomó de cansancio y más tarde
aseguro haber tenido una visión en la que soldados e indígenas caían del cielo.
Se dice que dijo “El Gran Espíritu nos ha dado a nuestros enemigos. Hemos de
destruirlos. No sabemos quienes son. Puede que sean soldados”
El ejercito norteamericano, a partir de 1876, comenzó a dar
cacería a los indios que vivían fuera de las reservas. Toro Sentado decidió
hacerse fuertes en un campamento y mandar expediciones para reclutar a
guerreros sioux de las reservas. Así mismo, siguió recibiendo a huidos de las
reservas de otras tribus (Cheyennes en su mayoría) que con un base de guerreros
Hunkpapa fueron formando el mas basto y poderoso ejército indio de la historia.
No solo llegaban guerreros, sino también mujeres, niños, ancianos y
adolescentes de diferentes tribus, como los Cheyenne del Norte del jefe Pierna de Madera, cuya aldea fue diezmada por
el ejército USA. A principios de 1876,
Toro Sentado tenía un contingente de más de 10.000 personas. Los guerreros
esperaban ansiosamente el día de la batalla que su líder había predecido,
aunque este les había indicado que tras el combate no tomasen las armas, los
caballos y los restos de los
blancos.
Custer en la batalla de Little Bighorn |
El 25 de junio de 1876 es la fecha de la batalla de Little
Bighorn, el mayor enfrentamiento entre euroamericanos y nativos de
Norteamérica. Cerca del río Little Bighorn, en Montana, era donde Toro Sentado
y su gente habían instalado su enorme campamento tras la batalla de Rosebood,
liderada por el Jefe Oglala Caballo Loco y que hizo retroceder al ejército en
lo que fue un primer ataque para expulsar a los indios de la zona. La visión de
Toro Sentado en Montana fue interpretada por los nativos como una señal de que
algo iba a suceder y por lo tanto los guerreros estaban ya preparados para un
ataque inminente. Más de 2.000 guerreros de diferentes tribus se habían unido a
Toro Sentado en los últimos días y ahora el Jefe tenía un ejército más poderoso
que nunca. Tal y como había vaticinado, el hombre blanco no tardó en atacar. El
Séptimo de Caballería, al mando del teniente coronel Custer, comenzó a atacar
el campamento sin darse cuenta de su extensión real y después de haber diezmado
a varios Lakota y Cheyennes, el ejército vio como una descomunal masa de
guerreros surgía de todas partes y se abalanzaba contra ellos, lo que obligó a
Custer y a sus hombres a retirarse, pero tras haber huido a un valle, los
nativos contraatacaron y aniquilaron al ejército incluyendo a Custer. Esta
masacre afectó y horrorizó hasta extremos insospechados a la opinión pública
norteamericana y obligó a multiplicar el número de efectivos militares que lucharían
contra los Sioux y Cheyennes para su derrota definitiva y su confinamiento en
las reservas. Hay que decir que Toro Sentado no tomó parte activa en la batalla
de Little Bighorn ya que actuó como estratega y líder espiritual, ocupándose
durante el combate de las mujeres y niños en el campamento.
El exilio y el
espectáculo
En el periodo 1876-1877 el ejército USA atacó y diezmó a los
Lakota obligándoles a rendirse, incluyendo crueles masacres y ejecuciones de
mujeres y niños. Toro Sentado, pese a las amenazas del ejército con exterminar
literalmente a los indios, se negó a la
rendición y con un buen número de seguidores y familiares (se cuenta que cerca
de 1.000) huyó de Estados Unidos hacia Canadá en mayo de 1877. Permaneció hasta
1881 en Wood Mountain rechazando la amnistía que le ofrecía el gobierno
norteamericano. Durante ese periodo – en el que estuvo en una zona que
pertenecía a Gran Bretaña- Toro Sentado entabló una entrañable amistad con el
comandante de la Policía Montada
del noroeste James Morrow Walsh, convirtiéndose en su principal valedor en
suelo canadiense. También allí conoció al también exiliado Gran Jefe de los
Pies Negros, Pata de Cuervo, cuyo pueblo había sido ancestral enemigo de los
Lakota. Los dos Jefes exiliados olvidaron su enemistad y fumaron juntos la pipa
de la paz. Toro Sentado y su gente pese a todo no encontraron en Canadá
suficientes medios de subsistencia ya que había muy pocos bisontes en aquel
país y esto produjo una hambruna entre los Sioux y Cheyennes exiliados. Además, la estancia del Jefe
Lakota en suelo canadiense produjo varias tensiones entre EEUU y Canadá –
aunque Canadá se negó a otorgar una reserva a Toro Sentado y su gente- y el gobierno
estadounidense comenzó a presionar a Toro Sentado para que se rindiese y
regresase a USA. El 19 de julio de 1881, un melancólico y desesperado Toro
Sentado junto con 186 famélicos hombres y mujeres indígenas regresaron a
Estados Unidos y un día después se escenificó la rendición oficial en Fort
Buford (Dakota del Norte), en la que el hijo de Toro Sentado, Pata de Cuervo
(nombrado así en honor al Jefe Pies Negros) entregó su carabina Winchester al
comandante Brotherton y el jefe pidió perdón oficial por sus acciones. Toro
Sentado esperaba que los miembros de su gente que aún se encontraban en Canadá
regresasen también en los días siguientes, pero eso no se produjo. Toro Sentado
y sus 186 seguidores regresados del exilio fueron confinados por el gobierno en
la base militar de Fort Yates en la reserva de Standing Rock (una subdivisión
de la Gran Reserva
Sioux para aislar a las diferentes tribus y subtribus Dakota-Sioux) en el
límite de los dos Dakotas. Allí fueron
separados del resto de Lakotas por temor a que la influencia de Toro Sentado
les soliviantase. A finales de 1881, Toro Sentado y un total de 172 seguidores
censados fueron enviados como prisioneros de guerra a Fort Randall (Dakota del
Sur) en un barco por el río Misssouri. En Fort Randall Toro Sentado recibió un
trato bastante respetuoso por parte de los soldados y recibía las visitas de
jefes indios que le pedían consejo, pero en mayo de 1883 él y su comitiva regresaron
a Standing Rock donde el Jefe vio pasar los días apenado y con una enorme sensación
de derrota pese a reunirse de nuevo con la totalidad de sus seguidores
Hunkpapa.
Con Buffalo Bill |
Una insólita carambola del destino permitió a Toro Sentado
establecer su leyenda entre los blancos pasando de ser uno de los personajes
mas odiados de EEUU ha ser alguien respetado e incluso admirado. Fue en 1885
cuando con aproximadamente 54 años el antiguo militar, cazador, aventurero y
empresario de espectáculos William Frederick Cody, más conocido como Buffalo
Bill (1846-1917) le ofreció formar parte de la troupe de su espectáculo
promocionista (y mitificador) del Salvaje Oeste y sus gentes Buffalo Bill´s Wid
West. A Toro Sentado se le permitió salir de la reserva durante cuatro meses
para participar en el espectáculo itinerante que estaba de gira por EEUU,
Canadá y Europa enseñando las costumbres del oeste y recreando episodios
típicos (o históricos) como ataques indios a colonos, cabalgatas, campamentos
indios o batallas en las praderas (como la de Little Bighorn) además de la
actuación de pistoleros, jinetes o cazadores mostrando sus habilidades. Toro
Sentado salía a caballo en un momento dado del espectáculo durante unos minutos
provocando el entusiasmo y la admiración del público de todo EEUU, que lo
empezó a ver como una figura mítica y como la encarnación más genuina del bravo
Gran Jefe indio protector y luchador por su pueblo, difuminándose entonces la
concepción que se tenía de él como un salvaje y un asesino aunque al principio
muchos espectadores le recriminaban en público el episodio de Little Bighorn.
La fotografía autografiada de Toro Sentado comenzó a hacerse muy popular y el
público se pegaba por ella. Al líder indígena parece ser que no le gustaba
mucho esa exhibición suya en el espectáculo ya que muchos historiadores señalan
que, pese a los aplausos murmurando
maldecía al público en su lengua. Sea esto o no cierto, Toro Sentado no hizo
malas migas con el carismático Bufalo Bill (le pagaba 50 dólares a la semana) y
sobre todo le impresionó y entabló una entrañable otro de los miembros de la
compañía, la joven habilísima tiradora de rifle Annie Oakley (1860-1926) quien
también acabó por profesar enorme respeto al Gran Jefe. Toro Sentado aseguraba
que Oakley tenía poderes sobrehumanos por su habilidad con el rifle y se
convirtió en su mentor y consejero además de “adoptarla” como hija
rebautizándola “Pequeño Disparo Certero” (Oakley era una mujer de diminuta
complexión). Durante su estancia en el Buffalo Bill´s Wild West, Toro Sentado
consiguió entrevistarse con el presidente Cleveland y logró hacer una pequeña
fortuna que donó a los necesitados, ya que le horrorizó que los blancos
tuviesen tanta gente `obre en su “tribu”.
La muerte de un líder
De nuevo en la reserva de Standing Rock, Toro Sentado vivió
como el resto de los Sioux Lakota en un entorno en donde se trataba de que los
indios abrazasen la “civilización” y la cultura occidental –él mismo vivió en
una cabaña de “hombre blanco” junto con sus dos esposas- mediante el trabajo en
granjas, la agricultura y haciendo que sus hijos recibiesen la misma educación
que los hombres blancos y se comenzaba a prohibir cualquier expresión de la
cultura indígena. Las ayudas gubernamentales a las reservas Lakota disminuyeron
al tiempo que la agricultura en los áridos terrenos de Dakota del Sur fracasó y
ya no quedaban apenas bisontes, lo cual llevó a los Lakota de nuevo al hambre.
Por si fuera poco, el gobierno consiguió disminuir la Reserva Sioux para
entregar más tierras a los blancos a muy bajo precio algo a lo que Toro Sentado se opuso firmemente
sin éxito. Hacia 1890 Muchos Lakota, como consuelo a su depauperada situación
se unieron al movimiento espiritual-religioso
de la Danza
de los Espíritus liderado por Jack Wilson, Wovoka,
que fue exageradamente considerado subversivo por el gobierno norteamericano.
El agente de Fort Yates James McLaughlin consideraba erróneamente que Toro Sentado
era el líder espiritual del movimiento y cuando varios Bailarines de los
Espíritus Lakota planearon abandonar Standing Rock, McLaughlin pensó que Toro
Sentado estaría entre ellos y ordenó su arresto en diciembre de 1890. El 15 de
diciembre, las 5 y media de la mañana, un grupo de 39 policías y 4 voluntarios
todos de origen Lakota al mando del
teniente Henry Bullhead se dirigió a casa de Toro Sentado para requerir su
presencia ante el agente de Asuntos
Indios, asegurando Bullhead a Toro Sentado que después de entrevistarse con el
agente podía regresar a su casa. Varios miembros del campamento se habían levantado
y estaban contemplando la escena;
temiendo que ese era un arresto en toda regla se volvieron airadamente contra
los que trataban de detener a su jefe y líder originándose un tiroteo en el que
en un primer disparo por parte del Lakota Atrapa el Oso Bullhead resultó
alcanzado por una bala. Bullhead disparó hiriendo a Toro Sentado en el pecho,
al mismo tiempo que otro disparo procedente del oficial indio Hacha Roja le
llegó a la cabeza. El Jefe fallecería horas más tarde a consecuencia de las
heridas, pero una vez Toro Sentado cayese abatido el tiroteo continuó con el
resultado de varios policías y miembros de la reserva muertos, entre ellos Pata
de Cuervo, el hijo del Jefe. Toro Sentado fue enterrado en Fort Yates, pero en
1953 sus restos fueron trasladados por sus descendientes a Mobridge, Dakota del
Sur, donde hoy descansan junto a un monumento conmemorativo, aunque no se sabe
a ciencia cierto si estos restos son auténticos.
En los años siguientes a su fallecimiento, especialmente a
partir de comienzos del siglo XX, el proceso de rehabilitación de la
importancia de cultura nativa norteamericana en la Historia de Estados
Unidos- cuando la población indígena, cada vez confinada en reservas más
pequeñas, se había reducido considerablemente
consiguió revalorizar la figura
histórica de Sitting Bull como un gran defensor de los derechos de los pueblos
indígenas de Norteamerica. Desde entonces, su leyenda no ha hecho más que
engrandecerse gracias al cine, la literatura y la televisión al tiempo que
numerosos historiadores en EEUU estudian su siempre controvertida figura de
hombre de guerra y líder espiritual que buscó una situación lo más justa
posible para los suyos, que estaban viendo como el hombre blanco les iba
desposeyendo y diezmando. Toro Sentado, el Gran Jefe Sioux, aún continúa cabalgando
majestuoso por las praderas de la
Historia.
Podria Toro Sentado, en el supuesto de resucitar, eliminar al Gran Wyoming ?. Es mi última e irrealizable esperanza !!!
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