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Modesta
pero esforzada película de época biográfica que marca el debut como director de
Ralph Fiennes con interesantes resultados en esta traslación a la pantalla de
un poco conocido episodio de la vida del escritor Charles Dickens. Fiennes, que
también encarna aquí al mítico creador de Oliver Twist o David Copperfield,
muestra habilidad narrativa y buenas dotes de director de actores en una
historia tan bien contada como carente de desarrollo dramático propiamente
dicho pero sin que esto sea un inconveniente ya que esta es una historia
eminentemente psicológica y de sentimientos. Aquí se cuenta el romance de
Dickens, ya un maduro y admirado escritor casado y padre de diez hijos con la
joven actriz Ellen Ternan (Felicity Jones), a la que conoce cuando ella tiene
18 años. El idilio, que en la película vemos siempre bajo el punto de vista de
la joven, tuvo que ocultarse por la condición de hombre casado de Dickens y por
su fama lo cual termina por sumir a Ternan en una enorme desazón al sentirse
ninguneada dentro del círculo de su amante y al tener que ocultar sus
sentimientos a la sociedad constantemente mientras observa con sentimiento de
culpa como el matrimonio de Charles Dickens se va a pique. Con parquedad de
medios pero con una inmejorable ambientación y una más que correcta puesta en
escena -aunque tal vez sobre algún
recurso cinematográfico poco oportuno en un filme de estas características como
la cámara subjetiva- la película triunfa
su fin de tratar de mostrar los sentimientos de Ellen- algo en lo que ayuda una
más que convincente interpretación de Felicity Jones- pero a costa de mostrar
una historia más bien sombría, no muy sencilla de ver y con un ritmo bastante
pausado.
Aunque hay momentos de cierta brillantez y la honestidad
preside en todo momento el conjunto, da la constante sensación de que a la
película le falta algo, llámese pasión, convicción o simplemente mayor ritmo. En
no pocas ocasiones se echa en falta una mayor concretización de la trama y una
presencia más efectiva del personaje de Ellen, que es realmente jugoso aunque
al final el resultado no sea deficiente. Con todo, los amantes de la época
victoriana y los admiradores de Charles Dickens disfrutarán con una película
sencilla y emotiva que demuestra como se puede hacer un buen melodrama
psicológico sin que la película sea un total tostón.
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