La misteriosa isla de
la ermita
Érase una vez una pequeña isla abrupta, montuna y rocosa que
se encontraba a menos de un kilómetro de la costa y a la cual se podía llegar
desde la orilla mediante un puente para después ascender a su casi inescrutable
y exigua parte mas alta a través de una interminable escalinata, por la cual se
llegaba a la diminuta ermita que corona la cima de la isla. Así podía empezar
cualquier cuento o narración tradicional que describiese una isla fantástica o
irreal, pero una isla así existe y ha sido nombrada en mayo de 2014 la primera
maravilla natural de España en una votación popular por Internet. La isla de
Gaztelugatxe se encuentra en Bizkaia, a orillas del mar Cantábrico en el límite
de los municipios costeros de Bakio y Bermeo perteneciendo en realidad a este
último. Gaztelugatxe o San Juan de Gaztelugatxe, la isla maravillosa vasca, es
a todas luces un lugar singular por sus características y dotado además de una increíble belleza
natural que hace que sea necesario visitarla al menos una vez en la vida. Lugar
sugerente, legendario e incluso enigmático, la isla de Gaztelugatxe y su
característica y un tanto extraña ermita de San Juan coronándola posee un enorme
poder de fascinación que la ha convertido en un lugar mítico además de ser todo
un símbolo de Bizkaia y del País Vasco y uno de sus paisajes mas conocidos.
Rayosc te invita a adentrar en su curioso mito forjado a base de leyendas,
batallas inciertas, paisajes insulares, tempestades, tradición religiosa,
espíritu marinero y afán de aventura.
Hay que empezar diciendo que el nombre toponímico de este
islote es Gaztelugatxe aunque geográficamente y de manera generalizada se le
conoce a la isla como San Juan de Gaztelugatxe en referencia a la ermita que se
encuentra en ella dedicada a San Juan Bautista. La isla o islote tiene 158 hectáreas de
extensión y una altitud de 50 m.
sobre el nivel del mar. Es una isla de roca caliza con escasa vegetación que se
encuentra a algunos metros de la costa a la que está unida por una vía
artificial: un puente por el cual el viandante pude acceder hasta la isla y del
que hablaremos luego que le convierte casi en una península artificial. Se
encuentra en el municipio de Bermeo en su zona más occidental prácticamente en
el límite con Bakio, por lo que también es común hallar fuentes que señalan que
se encuentra en esta segunda localidad. La isla Gaztelugatxe, cercana al Cabo
Matxitxako, es además un biotopo costero protegido junto con otros islotes
contiguos de menor tamaño como el de Aketxe, Aketx o Aketze y el litoral de
laderas y acantilados rocosos, todo el conjunto con un singular aspecto que no
se encuentra en ninguna otra zona de Bizkaia y de Euskadi. En el biotopo se
pueden observar aves marinas como el Paíño, la gaviota patiamarilla y el
cormorán moñudo mientras que en las aguas que rodean a Gaztelugatxe y Aketxe
abundan peces como lubinas, chicharros, fanecas o morenas y otras especies
marinas como los erizos de mar, los percebes.,las actinias, las nécoras, los
centollos, los pulpos, los carraspios o las julias. La escasa vegetación de la
roca Gaztelugatxe se compone de especies adaptadas a la sal y los vientos
marinos como el acebuche y el brezo. La abundancia de flora y fauna marina por
la zona hacen que las aguas que bañan a San Juan de Gaztelugatxe animen a
numerosos submarinistas a sumergirse en ellas siendo uno de los lugres de
inmersión preferidos en la Comunidad Autónoma Vasca. Aún hay más: el islote
rocoso cuanta en su parte baja con hermosos arcos y túneles naturales fruto de
la erosión que hacen que la navegación en embarcaciones de recreo por esa zona
sea una auténtica experiencia al poder pasar bajo dichos arcos, aunque no sea
esta una práctica muy recomendable si no se es un navegante experto.
Monjes en la costa de
Bizkaia
El origen del nombre euskerico de Gaztelugatxe esta aún a
debate: es evidente que el nombre incluye la palabra en euskera gaztelu
(castillo) algo que concuerda con el hecho de que la parte más alta de la isla
asemeja a un castillo o que, como luego veremos, pudiera haber habido allí un
astillo o fortificación, pero no hay unanimidad a la hora de establecer de
donde procede “gatxe”. Algunos sostienen que procede de aitz (peña), por lo que
significaría “peña del castillo” aunque también se ha afirmado que el nombre
procedería de “Gaztelu gatxe” (castillo malo o áspero o de difícil acceso si
gatxe procediese de “gaitza”). Es muy posible que si Gaztelugatxe significa
castillo de la peña haga referencia al monasterio benedictino de San Juan de la
Peña (aunque efectivamente la isla sea también una peña): La fuente escrita más
antigua donde Gaztelugatxe aparece nombrado es en el documento de donación de
1053 del señor de Vizcaya Don Eneko (Iñigo) López y su esposa Doña Toda Ortiz y
por el cual estos donan el islote (que ya contaba con su ermita) al monje
Zianno del monasterio de San Juan de la Peña en Huesca, aunque en el documento
escrito en latín el lugar se nombra como Johannis de Castello (San Juan de
Castillo). San Juan de la Peña - monasterio cuna del románico en la península
ibérica- por entonces era ya el monasterio más importante del joven Reino de
Aragón y pertenecía a la orden de los benedictinos (más tarde a la orden benedictina
reformada del Cluny (cluniacenses)). Por esta donación la isla de Gaztelugatxe
pasa a ser propiedad de la orden de San Benito y concretamente del Monasterio
de San Juan de la Peña tras haber sido una posesión señorial. Otras fuentes
históricas señalan que en 1071 las posesiones del monasterio de San Juan de la
Peña en Bizkaia se ampliaron con la donación de un señor feudal, Garci González
de Argamendi, de supuestamente tierras costeras en el litoral de la zona. Se
desconoce cuando se construyó la ermita, pero es posible que fuese erguida en
el siglo X DC. Su aspecto actual no es el original ya que el pequeño templo ha
sido objeto de múltiples reformas, la más compleja en 1886 y en la cual la
ermita adquirió prácticamente su apariencia externa actual aunque a decir
verdad todo lo que hoy se puede apreciar de la ermita es de 1978 ya que un
incendio intencionado en octubre de ese año solo dejó sus cuatro paredes por lo
cual tuvo que ser enteramente restaurada y reinaugurada en 1980. Vándalos e
ignorantes a la orden del día.
La ermita de San Juan en lo alto de la isla es sin duda el
elemento más característico de San Juan de Gaztelugatxe al menos a primera
vista. Se cree que la ermita estuvo originalmente construida sobre una
fortificación (muchos defienden que de origen templario, pero este es imposible
ya que la Orden del Temple fue fundada en 1119 y al ermita parece ser que data
del S. X) algo que corroboraría el hecho de que la isla durante varios siglos
cumplió una función militar estratégica relevante, como luego veremos. El
misterioso origen de la ermita y el motivo por que se construyó un pequeño
templo en una aislada isla sigue siendo algo evocador y sugerente que sin duda
refuerza el encanto enigmático del paraje. Una teoría afirma que la iglesia no
formó parte de ninguna construcción militar, sino que fue erguida por los
campesinos de la zona como iglesia parroquial, algo de lo que no existe
documentación escrita como tampoco figura nada sobre la supuesta fortificación
original de la isla, que por otra parte justificaría la inclusión de gaztelu
(castillo) en el nombre del lugar. También es posible que fuese levantada por
los señores feudales propietarios de la isla en aquel tiempo. Con todo, en la
época de la donación a San Juan de la Peña es cuando la ermita se empieza a
conocer como San Juan, en honor a la Degollación de San Juan Bautista, santo
patrón del monasterio oscense. Se ignora a que santo se dedicó la ermita
originalmente y cuando los benedictinos perdieron la propiedad de la isla y sus
alrededores, aunque se cree que fue hacia principios del siglo XII ya que en un
documento de 1162 se consta que la isla (esta vez nombrada como San Juan de la
Peña) pertenecía ya al Conde de Nájera y Señor de Bizkaia Lope Díaz de Haro, donando
aquel año la isla a la orden premostratense, que mas tarde la perdería (tampoco
se sabe cuando). Por otra parte, se han llegado a encontrar enterramientos
medievales de los siglos X y XI en la explanada de la cima de la isla.
La iglesia marinera
La ermita, situada en el lado de la cima este de la isla
rocosa con la entrada apuntando hacia el oeste, posee planta rectangular de una
sola nave con ábside poligonal, muros de mampostería con contrafuertes y
cubierta tejada a dos aguas con armadura de madera en su planta principal.
Existe un pequeño pórtico en el lado meridonal cubierto también de tejado. Su
austera arquitectura y su aspecto de estilo indefinido evidencian que la
ermita ha sido objeto de múltiples reformas fruto de múltiples saqueos e
incendios a lo largo del tiempo. Un pequeño campanario corona el edificio en
donde el visitante puede tañir la única campana con una cuerda. El portón esta
coronado con un arco de medio punto y una ventana redonda en forma de timón de
barco que anticipa lo que nos vamos a encontrar en el interior del templo.
Dentro de la ermita de San Juan, que apenas cuenta con unos cuantos bancos
corridos de madera, además de imágenes de San Juan Bautista y otros santos en el
ábside o cerca de él hay un gran número de elementos no religiosos,
concretamente marineros: cuadros con escena de mar o de marinos, timones,
remos, relojes de barco, maquetas navales…son los exvotos que los fieles de la
mar han donado a la ermita como señal de gratitud por protegerles San Juan de
tempestades, inclemencias o por haber obtenido una buena pesca (la proa de una
barca y una hélice presiden el altar). Se aprecia como esta ermita es un lugar
de gran devoción entre las gentes del mar especialmente de la zona de Bermeo y
alrededores. Su naturaleza de iglesia en medio del mar lo asocia
irremediablemente con un constructo de “cristianismo marinero” existente en
otros templos de lugares costeros pero que en esta pequeña capilla cobra una
especial relevancia por lo insólito de su emplazamiento, una isla azotada por
el mar.
En la pequeña explanada de la cima de Gaztelugatxe además de
la ermita se encuentra un refugio consistente en una construcción rectangular
tejada sin apenas mobiliario en la que el visitante puede- teóricamente- pasar
la noche además de resguardarse de la lluvia, comer y hacer fuego en la chimenea que allí se
encuentra; un lugar de clara inspiración marinera, peregrina y “náufraga” acorde con lo elementos
simbólicos principales de San Juan de Gaztelugatxe: la religiosidad, la aventura
(marina), el viaje (ahora turismo) y todo el imaginario de inspiración marina,
espíritu que por otra parte ya aparece en la propia ermita. Entre ermita y
refugio una pequeña y coqueta plaza pavimentada suntuosamente con sillería (al
igual que la escalinata) desde donde se puede apreciar un bello paisaje de
marina del cantábrico que incluye el Cabo Matxitxako en Bermeo, Mundaka y el
islote de Aketxe al este y otros islotes de espectacular belleza, la costa de
Bakio y el Cabo Billano al oeste, extremo de la isla donde se encuentra una
cruz de piedra. Dos hermosas comarcas vizcaínas costeras, Uribe Kosta y
Busturialdea a los lados, esencia del espíritu marinero de Bizkaia, mientras
que al norte la línea del cantábrico marca el horizonte. No solo el propio
perfil de la isla atesora belleza.
3 pasos, 3 campanadas
y 241 escalones
El medio que une la costa con la isla, como dijimos, es un
puente que llega hasta la mitad de la altura de la isla; a partir de allí se
asciende hasta la ermita por una escalinata-Vía Crucis. En total son 241
escalones, incluyendo los que hay en el puente, los que hay que ascender hasta
llegar a la parte mas alta de Gaztelugatxe desde la orilla- inicialmente eran
231 pero tras unas reformas en 2010 se añadieron diez más- un esfuerzo que al
final compensa. La larga escalera-Vía Crucis hasta la ermita ha sido siempre
uno de los grandes retos para el visitante- un desafío de peregrinos y devotos,
vaya, pero que ha devenido en un reto personal para cada visitante- y un gran
atractivo del lugar. No se sabe ha ciencia cierta cuando se construyó el primer
puente hacia Gaztelugatxe, pero es de suponer que cuando se levantó la ermita
en el siglo XI ya existía un puente así como escaleras. El bello puente de sillería
de dos arcos que convierte a San Juan de Gaztelugatxe en una península
artificial consigue transformar al lugar en una pequeña versión vasca de Mont St.
Michel, algo que advierten no pocos visitantes. La culminación del
“peregrinaje” hasta la ermita de San Juan culmina para el viajero con una
tradición, que es el tocar tres veces la campana de la puerta y pensar en un
deseo. La leyenda dice que siempre se
cumple.
Existen varias leyendas sobre el origen de la ermita y sobre
la historia de la isla, las cuales unidas a acontecimientos históricos
relacionados con San Juan de Gaztelugatxe -la mayor parte de difícil
verificación y supuestos- conforman un sugerente corpus de relatos sobre el
lugar que aumentan su halo mítico y legendario. Una temporalmente imposible
leyenda cuenta que el propio San Juan Bautista viajó a Bermeo y llegó a la
ermita dando tres pasos desde la localidad y dejando tres huellas en diversos lugares
distantes de Bermeo en donde existen “huellas” que fueron atribuidas a los pies
del santo. La última de ellas fue trasladada desde el alto de Burgoa donde se
“encontró” hasta el último escalón de Gaztelugatxe en 1982, en donde se colocó
la inscripción “San Juan”. El parecido de esa cavidad con un pie humano es
evidente, tanto que se trata indudablemente de una huella de pie, que pudo a
ver sido lógicamente la de cualquier persona en el siglo XX y no la de un
hebreo del S.I que nunca viajó a Europa. La tradición dice que introduciendo el
pie en la “huella de San Juan” se curan
los callos. Siguiendo en el terreno de las leyendas y tradiciones religiosas
hay que señalar que existe la costumbre entre los pescadores de Bermeo de
realizar con sus barcos giros a babor y a estribor para que San Juan les de suerte y así mismo las mujeres de la
zona con problemas de fertilidad acuden a la ermita para pedir a San Juan que
les ayude en la concepción de hijos, entre otras creencias-costumbres. Las
festividades en la isla se celebran el 24 de junio (San Juan Bautista) y el 29
de agosto (San Juan Degollado).
Historias de una isla
En cuanto a las crónicas históricas que han acontecido en la
isla (algunas ciertas y otras especuladas) estas resultan muy sugerentes y
provistas de no pocos elementos épicos y novelescos: batallas, reyes, piratas,
saqueos, naufrágios. En 1334 se hicieron fuertes en Gaztelugatxe dursnte un mes
siete caballeros vizcaínos y sus mesnadas, entre ellos el Señor de Vizcaya Juan
Núñez de Lara, contra el rey de Castilla Alfonso XI quien quería conquistar las
tierras bermeanas. El rey y sus tropas se dieron a la retirada ante la
imposibilidad de tomar Gaztelugatxe. Al parecer en 1593 llegó el corsario
inglés Sir Francis Drake, que saqueó y quemó la ermita, algo que también habían
hecho otros piratas a lo largo del S .XVI. En 1596 la iglesia fue nuevamente saqueada y
expoliada por unos reos herejes a los que 14 navíos habían traído desde La
Rochele en Francia hasta la isla de Izaro, lugar a donde habían llegado
accidentalmente tras un motín y desde donde arrasaron con todo a su paso en
Mundaka y Bermeo hasta llegar a Gaztelugatxe. Los reos llegaron incluso a
despeñar al ermitaño que moraba en la iglesia. En el siglo XVIII la isla fue
asaltada por tropas inglesas. También se dice que entre Gaztelugatxe y Aketxe una
tempestad hizo naufragar y desmantelar un navío de la escuadra que llevó de
Flandes a Laredo al príncipe futuro Felipe II. Ya en un terreno más legendario,
se afirma que en las cuevas y túneles de la parte baja de Gaztelugatxe la
inquisición encerraba a las mujeres acusadas de brujería.
La imagen de una maravilla
natural
Patrimonio histórico desde 1980, maravilla natural ibérica reconocida,
lugar favorito entre los turistas que visitan Euskadi, uno de los lugares
vascos más emblemáticos…pero por encima de todo un lugar mágico e insólito. Una
sencilla belleza preside la imagen de San Juan de Gaztelugatxe, mucho más que
una simple postal y un paisaje idílico. Pura leyenda y poesía hecha de piedra y
agua, cielo y tierra. La mar se funde con el cielo, lo sagrado se zambulle en
los mares y protege a sus gentes. El misterio se hace leyenda y la leyenda lega
una realidad que regala al viajero. Ya no se buscan prodigios, pero no se cesa
de pedir deseos en un lugar que aún inspira magia. El largo camino por la
escalinata, vía crucis imposible que desafía al mar y que une con sigilo una
isla con la tierra. Olas que se estrellan contra la roca y cuyo eco se escucha
por los cuatro costados y en cuatro paredes. Benedictinos, templarios
imposibles, señores feudales, ermitaños, piratas, saqueadores y soldados que
precedieron a peregrinos y viajeros en busca de la paz y la belleza que puede
ofrecer el mar desde una atalaya. Vista desde una distancia, imponente castillo
de piedra y fortaleza eterna e inexpugnable, isla secreta y oculta que desde el
mar saluda al visitante con su hermosa. Es San Juan de Gaztelugatxe.
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