BEGIN AGAIN
***
y 1/2
En
2006 el director irlandés John Carney sorprendió gratamente con Once, pequeña obra maestra que a medio
camino entre la ficción y el documental reinventaba el cine musical con una
historia de amor sin desarrollo convencional pero muy sugerente gracias al
empleo de las canciones como medio de expresión de los personajes y como
mecanismo para narrar la historia. Aunque este curioso y hábil director
independiente no ha podido disfrutar desde entonces de una carrera exitosa tal
y como se le había aventurado, parece que con Begin Again, la primera aventura americana de Carney, se ha roto el
maleficio. Heredando claramente la fórmula de Once en cuanto a hacer un filme musical alternativo en donde la música cumple un papel totalmente protagonista
pero alejándose del drama social verista de aquella y adentrándose en terrenos
de la comedia romántica de corte Indie, Begin
Again resulta un filme sugestivo, exuberante y muy interesante de seguir
gracias a su tono de fábula moral (que no moralina) que atesora momentos de
enorme intensidad emocional combinada con distensión de comedia, apuntes
naturalistas, crítica a la industria musical y el espectáculo y un mensaje de
esperanza y de superación personal tal vez un poco manido pero honesto y efectivo.
El
trasfondo amargo de los dos protagonistas, que a trancas y barrancas tratan de
acabar con sus tribulaciones emocionales, amorosas y humanas por medio de la
música logra un efecto dramático muy efectivo que logra pronto la complicidad
del espectador y en ese sentido los elementos de comedia no hacen sino
potenciar lo poderoso de una historia que envuelve hasta el final del metraje,
aunque eso sí no siempre con misma intensidad. El personaje de Dan, un
productor discográfico en horas bajas profesionales y personales que encuentra
su tabla de salvación en una joven cantante y compositora a la que se propone
apadrinar pese a las dificultades, es el verdadero catalizador de la trama y la
eficiente y desgarrada interpretación de Mark Ruffalo consigue trasmitir ese
caos de sentimientos que es el personaje, un ser en busca desesperada de la
redención. Keira Knightley por su parte está sublime (y encantadora) como el
otro vértice de la historia, Greta, una joven británica perdida en Nueva York
tras romper con su pareja, un cantante de éxito con el que componía varias de
las canciones de este que opta por mandar al cuerno la relación tras haber
alcanzado la gloria en el show bussiness.
Con la música como vía de expresión en los casos tanto de Dan como de Greta
y desde diferentes ángulos de visión- el desde el mecenazgo y asesoramiento
artístico a su admirado pigmalión, ella desde el deseo de expresarse mediante
la música en medio de un mundo que le ha defraudado- los dos personajes
lucharán por conseguir su ideal, materializado por el objetivo de Greta de
grabar un disco y siempre con enormes dificultades superadas con imaginación y
espíritu de sacrificio. Y en todo momento, estupendas canciones originales de
pop rock de autor compuestas en realidad por Simon Carmondy (New Radicals) e interpretadas
por la propia Knightley- todo un hallazgo musical- en su mayoría y por Adam
Levine, cantante de Maroon Five que interpreta a Steve, el esquivo novio músico
de Greta. Begin Again no es una obra
maestra, pero es un filme que demuestra que la música y el cine son dos
lenguajes que cuando se combinan sabiamente y sin el piloto automático del cine
musical convencional pueden producir pequeñas maravillas.
CHEF
**
Bienintencionado
pero fallido ejercicio de comedia de personajes con trasfondo temático -en este caso, el mundo de la
gastronomía y los restaurantes- que bajo una engañosa etiqueta de cine
independiente esconde una clara orientación mainstream hollywoodiense con
desfile de estrellas en el reparto incluido. El actor y realizador Jon Favreau
(saga Iron Man, Cowboys and Aliens) abandona el cine-espectáculo de efectos
especiales para volver a sus inicios con películas como Made (2001) pero se nota un desmedido afán por hacer una película
mas o menos taquillera y por agradar con un producto aséptico para grandes
audiencias disfrazado de cierta incorrección política y echando mano de
referencias contemporáneas en boga como las redes sociales de internet y toda
la cultura de la información viral masiva generada alrededor de ellas. Ese este
último aspecto, pese a ser tratado algo tópicamente, el que resulta más
sugerente de entre todo el conglomerado de un filme que no logra convencer con
una típica historia de caída y ascenso bastante poco original y con un sentido
del humor generalmente ramplón y soso.
Jon
Favreau interpreta Carl Casper, el prestigioso chef de un no menos prestigioso
restaurante neoyorkino extremadamente receloso de su trabajo y con una
situación familiar mejorable que tras un incidente con un crítico de
restaurantes captado por un móvil y colgado en internet abandona su puesto y
decide montar en Florida un negocio itinerante de comida rápida en una
furgoneta que resulta inesperadamente exitoso. Con contados momentos en donde se
impone la lucidez dentro del campo de la comedia con tintes dramáticos (la
relación paternofilial del protagonista con su hijo se antoja repetitiva y
pedante), la película avanza a trompicones al principio, se detiene en
nimiedades y farragosidades narrativas en la segunda parte para al final
ofrecer una historia sin espíritu ni chicha eso si dignificada por
inteprtetaciones de buen nivel empezando por el propio Favreau, tal vez
demasiado omnipresente delante de la cámara. En el largo reparto nos
encontramos- a veces en papeles anecdóticos- a gente como Dustin Hoffman, John
Leguizamo, Robert Downey Jr., Scarlett Johansson o Sofia Vergara, que
interpreta a la ex del protagonista, sin que ninguno logre aportar ningún
momento estimulante en un filme mas bien olvidable.
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