Fue el director Hal Ashby (1929-1988) uno de los mas
genuinos exponentes de la época del “Renacimiento de Hollywood”, aquella
maravillosa camada de realizadores que desde 1968 hasta 1980 revolucionaron la
meca del cine con un planteamiento totalmente autoral y una perspectiva del
arte cinematográfico basada en el mejor cine europeo de después de la II Guerra
Mundial y en donde dieron sus primeros pasos gente como Martin Scorsese,
Francis Ford Coppola, Michael Cimino, Terrence Malick , Steven Spielberg o
George Lucas. Y fue sin duda uno de los directores más brillantes, originales y
mejor dotados dicho movimiento -claramente identificado con el espíritu
revolucionario y contestatario que se vivió en EEUU desde finales de los 60 y
en buena parte de los 70- pero jamás llegó a la altura de Coppola, Spielberg o
Scorsese y su carrera tras unos brillantes años 70 se hundió definitivamente en
la década siguiente. El director de filmes clásicos de la segunda mitad del
siglo XX tan originales en su época y tan estimulantes como Harold y Maude, Shampoo, Bienvenido Mr.
Chance o El Regreso - títulos que
ejemplifican el espíritu de aquel nuevo Hollywood transgresor y dispuesto a
romper barreras de los 70- fue un personaje controvertido: huraño, maniático,
adicto al trabajo y mujeriego, de trato bastante difícil con superiores y
algunos colegas dentro de la industria del cine, un outsider social de
inspiración hippy que además fue un hombre política y socialmente concienciado
con un discurso de izquierdas. Pero su principal obstáculo a la hora de lograr una carrera artística sólida
fue su adicción a las drogas desde finales de los 60, algo que precipito su
caída artística y le provocó serios problemas de salud que le llevaron a la
muerte en 1988 tras haber dirigido trece largometrajes. Gran innovador en el
arte del montaje cinematográfico (comenzó en el cine precisamente como editor y
de forma casual), función de la que se ocupaba personalmente en sus películas
de forma obsesivo-compulsiva y durante largo tiempo, Ashby ha dejado como
persona cierta leyenda negra y su figura hoy a día de hoy ha caído injustamente
en un cierto olvido y son mas sus problemas personales y de drogas y su
errático comportamiento lo que se recuerda de él en la actualidad en los
círculos cinéfilos, lo que ha obviado una carrera cinematográfica con títulos
esenciales amados por los aficionados al séptimo arte que aún sigue suscitando
un enorme interés.
Con la actriz Ruth Gordon en el rodaje de Harold y Maude |
William Hal Ashby nació el 2 de septiembre de 1929 en Ogden,
Utah, en el seno de una familia mormona en el que él era el menor de cuatro
hermanos. Su padre, James Thomas, regía una explotación lechera y su madre,
Eilleen, trabajaba en casa. Este matrimonio resultó desastroso y la familia
Ashby en consecuencia, disfuncional. Los padres de Hal Ashby se divorciaron
cuando este tenía 6 años y en 1941 cuando Ashby Contaba con 12 años el padre se
suicidó tras perder su negocio. El joven Hal desde el colegio fue un niño
rebelde e indisciplinado que dejó los estudios cuando fue expulsado del
instituto a principios de los 40. Se casó por primera vez en 1946 a los 17 años
divorciándose a los pocos meses y desde que abandonó las aulas ejerció varios
oficios hasta 1950, año en que decidió emigrar a California aunque sin
perspectiva de ejercer allí ningún trabajo, simplemente para dedicarse al
vagabundeo. No obstante, al poco de llegar a California y tras pasar penurias
económicas y llegar literalmente a sentir hambre (su madre, con la que se
llevaba a matar, le denegó cualquier ayuda), Hal Ashby consiguió encontrar un
empleo en la industria cinematográfica. A Ashby desde su infancia le encantaba
el cine como espectador pero nunca se había planteado trabajar en el. Vió que la industria de Hollywood, fabrica de sueños con sede en California, podía
ser un salida y por ello pidió en la oficina de empleo un trabajo como operador
de sala en un estudio, una ocupación que entonces no requería de grandes conocimientos técnicos
ni de formación cinematográfica. Fue entonces cuando a los 21 años Hal Ashby fue
contratado como operador en Universal. Tras casarse y volverse a divorciar,
Ashby pasó a la pequeña productora Republic en 1951 como aprendiz de montador y
dos años después fue contratado por Disney como ayudante de montaje para pasar
en 1956 ejerciendo tal función a Metro Goldwyn Mayer donde conoció a un joven
botones del estudio con dotes de actor llamado Jack Nicholson con el que pronto
trabó una gran amistad.
Hal Ashby trabajó como ayudante de montaje para MGM hasta
1965, año en que fue ascendido a montador-editor. Durante esos años, Ashby
logró una posición económica más o menos desahogada pero no olvidó sus humildes
orígenes ni sus pasadas estrecheces económicas comprendiendo empáticamente a
los más desfavorecidos. En aquella época, Hal Ashby comenzó a militar en el
movimiento por los derechos civiles y donó dinero para los agricultores en
huelga. Apoyó logísticamente a líderes campesinos y participó en multitud de
manifestaciones, declarándose contrario a la intervención americana en la
Guerra de Vietnam. No obstante, no le hizo ascos a los lujos y ya a principios
de los 60 cuando su cuenta corriente comenzó a crecer se hizo con un Cadillac
descapotable. Tras trabajar para directores como William Wyler (Horizontes de grandeza, 1958) y George
Stevens (La historia más grande jamás contada, 1965) al haber ejercido de
ayudante para su montador Robert Swink, Ashby se estrena como editor en Los seres queridos (1965) dirigida por
Tony Richardson. A este filme siguieron El
rey del juego (1965), ¡Que vienen los
rusos, que vienen los rusos! (1966), En
el calor de la noche (1967) y El caso
Thomas Crown (1968), todas ellas dirigidas por su principal valedor
cinematográfico Norman Jewison. Con estos filmes Ashby comienza a ser
considerado el mejor (y mas innovador) montador norteamericano del momento
gracias al excelente ritmo narrativo que imprimía a estas películas mediante sus montajes (sin el trabajo de Ashby, estos filmes de Jewison no
hubiesen sido lo que son) algo que lograba mediante un trabajo febril y
obsesivo en el que invertía largas horas continuas, a veces incluso un día
completo. Ashby memorizaba cada toma y sabía en que momento del metraje debía
situarse esta para dar al filme el lustre narrativo y visual adecuado. El
futuro director nunca descansaba ni dormía ni comía durante sus interminables
sesiones de montaje y fumaba y bebía en exceso durante aquellas hasta tener
problemas con el alcohol, dejando de beber en 1966. Aún así su salud no era la
más óptima y aquel año comienza a consumir marihuana, sustancia que no
abandonaría hasta casi 20 años más tarde. Con ¡Que vienen los rusos, que vienen los rusos! consiguió su primera nominación al oscar al
mejor montaje en 1966 y un año después lo consigue con En el calor de la noche.
Tras el Oscar, en los planes de Hal Ashby se encontraba el
convertirse en director y él consideraba que el montaje era uno de los mejores
entrenamientos para ello. En mitad de su febril ritmo de trabajo y ya comenzada
su adicción a ciertas sustancias, Hal Ashby contagiado por la fiebre hippy de
California decide convertirse en “uno de ellos” dejando crecer su cabello y su
barba y vistiendo anchas camisas, vaqueros gastados, collares, sandalias y gafas
de cristal rosa, además de descuidar su aspecto físico en cuanto a limpieza del
pelo y de la dentadura. Tenía cerca de 40 años pero su mentalidad era la de un
hippy veinteañero vegetariano, que fumaba maría a mansalva todo el día y le
gustaba la música rock especialmente los Rolling Stones. Sus mujeres y amantes
en aquel tiempo no le aguantaban y le dejaban enseguida. Ashby, al igual que
Mike Nichols, Arthur Penn, Dennis Hopper, Peter Bodganovich o Bob Rafelson,quería convertirse en un director con libertad creativa total, algo que
ya estaban consiguiendo los anteriormente citados dentro de una industria
cinematográfica norteamericana que estaba cambiando. Como esta nueva generación
de directores del nuevo Hollywood de los 70, Ashby no solo quería ser autor,
sino la máxima referencia en las películas que el dirigiese, por encima de los
intérpretes: en otras palabras, el quería ser la estrella.
La oportunidad de debutar como director llegó para Ashby en
1970 cuando Norman Jewison le propuso dirigir la adaptación de la novela The Lanlord de Kristin Hunter, cuyo
guión había comprado pero no encontraba tiempo para dirigirla. Producida por la
Mirisch Company con un pequeño presupuesto y sin actores conocidos, The
Landlord (El Casero) fue estrenada
en mayo de 1970. Protagonizada por Beau Bridges, Lee Grant, Diana Sands y Lou
Gosset Jr. esta comedia-drama contaba la historia de un joven blanco de buena
familia que compra una manzana de un conflictivo y empobrecido barrio de Brooklyn con la intención de construirse una
residencia de lujo ante la hostilidad de los vecinos de dicho barrio, que
llegan a convencerle de lo injusto de su indecisión hasta el punto de ayudarles
a mejorar el barrio e involucrarse en su día y día además de empezar relaciones
con dos vecinas afroamericanas no sin dificultades. Esta historia con claro
mensaje social no obtuvo excesiva repercusión en taquilla pero obtuvo muy
buenas críticas en donde se ensalzaba principalmente en saber retratar nuevas
situaciones que se estaban viviendo en EEUU recién comenzados los 70
(matrimonios interraciales, luchas por los mas desfavorecidos) Sin embargo
Jewison en su rol de productor y Ashby discutieron por el final del filme y
dejaron de hablarse. El de Utah comenzaba entonces su carrera como director ya
sin el tutelaje de su mentor.
Al poco tiempo Ashby,
que se había casado con la actriz Joan Marshall, ya tenía otro proyecto entre
manos, la comedia negra-romántica Harold
y Maude (Harold and Maude, 1971) a partir de un guión escrito por un
limpiador de piscinas llamado Colin Higgins a quien The Landlord le había encantado. El filme estrenado en diciembre de
1971 sorprendió a propios y extraños con su insólita premisa: un joven veinteañero
obsesionado por la muerte y por quitarse la vida se enamora de una animosa
octogenaria con enormes ganas de vivir que le contagia su pasión vital, algo de
lo que él carece completamente. El filme, con un tono entre tierno y
surrealista y unas interpretaciones de lujo en especial la de la veterana Ruth
Gordon en el papel de la anciana Maude sigue sorprendiendo por su atrevida
factura como cruce comedia negra-esperpéntica y comedia romántica -son
especialmente memorables las ocho secuencias tragicómicas en las que el joven
Harold (interpretado por Bud Cort) lleva sus truculentos “suicidios” a los que
sobrevive imposiblemente- pero en el momento de su estreno llamó la atención
por narrar una increíble historia de amor entre un joven y una viejecita, algo
que desconcertó al público y a parte de la crítica. No obstante lo arriesgado
del material la productora Paramount Pictures apostó decididamente por una
comedia tan original y aceptó algunas decisiones de Ashby en la producción como
la de colocar al propio Higgins -que al principio quería dirigir el filme- y a
su amigo Charles Mulvehill como productores, pero comercialmente la película
fue un fracaso y además obtuvo malas críticas centradas en lo repulsivo que
era que un chaval se liara con una vieja; al final el filme solo estuvo en
cartelera en EEUU poco más de una semana.
Ashby y Mulvehill, quienes al igual que Paramount tenían grandes
esperanzas comerciales en Harold and
Maude, terminaron enormemente decepcionados hasta el punto de disolver su
recién creada compañía independiente, Dumb Fuck Films. Sin embargo, a partir de
mediados de los 70, Harold and Maude
experimentó una revalorización por parte de crítica y cinéfilos que la
terminaron en convertir en película de culto, estatus que aún conserva en la
actualidad. Considerada hoy como una de las mejores comedias de los 70 y como
uno de los films más revolucionarios de la segunda mitad del siglo XX, Harold y Maude merece un lugar
preeminente en la filmografía del Renacimiento de Hollywood de los 70 en
especial todo lo relacionado con la interacción intergeneracional de los puntos
de vista de un joven criado en las cuitas y tribulaciones existenciales de los
60 (Guerra del Vietnam, lucha contra la autoridad) y una mujer que vivió dos
guerras mundiales. Su memorable banda sonora formada por temas de Cat Stevens
ha contribuido decisivamente a la estima actual al filme, en especial los dos
que se escribieron exclusivamente para el filme, Don´t Be Shy y sobre todo If You
Want to Sing Out, sing Out que suena en momentos clave de la película.
Tras el fracaso de Harold
and Maude y el primer divorcio con su esposa Joan, Hal Ashby, quien nunca
firmó un guión ni tuvo intención de hacerlo, fue contactado por Robert Towne -
prestigioso revisor de guiones de que había hecho cosas tan oscuras y anónimas
como colaborar sin acreditar en el guión de El
Padrino (1971) o ejercer de asesor en Bonnie
and Clyde (1967) y que terminará convirtiéndose en una figura crucial como
guionista en la generación del Nuevo Hollywood- que le pasó un guión a
instancias del productor Gerald Ayres adaptación de la novela de Darryl
Ponicsan The Last Detail con el fin
de que dirigiese su versión cinematográfica. Tras algunas reticencias iniciales-
Ashby tenía un proyecto en mente con la MGM- el director accede a dirigir la película con
un pequeño presupuesto (los grandes estudios tampoco querían entregar a una
persona tan extraña e inconstante como Ashby una gran producción). El guión de
Towne sin embargo inquietaba a Columbia Pictures: se trataba de una historia de
rebeldía militar protagonizada por tres marines, dos veteranos que deben
escoltar a un tercer jovencísimo marinero a una prisión militar por hurto
terminan por cogerle cariño al joven condenado y los tres se lo pasan pipa en
el largo viaje hacia la prisión naval de Portsmouth, New Hampshire incluyendo
patinaje en el Rockefeller Center en Nueva York y la perdida de virginidad del
muchacho en Boston. El guión mostraba dos marines veteranos despreciando a sus
superiores y mostrando una actitud bastante amoral que incluía un enorme
repertorio de tacos en el guión, algo que en la novela original no aparecía, y
bastante sexo, algo que tampoco era habitual en el cine de los grandes estudios
hollywoodienses. En ese sentido Towne apenas modificó el guión para desesperación
de la productora aunque había cambiado el final de la novela de Ponicsan
significativamente: los dos marines veteranos no desertaban y al final entregan
al joven marinero Meadows a la autoridad militar para ser condenado.
Para El Último Deber
(The
Last Detail, 1973) Ashby tuvo que esperar año y medio para iniciar el
rodaje ya que su amigo Jack Nicholson que encarnaba al oficial de primera clase
Billy “Badass” Buddusky aún no había terminado el rodaje de The King of Marvin Gardens y tuvo que lidiar con la desconfianza
de la productora hacia su persona y hacia Robert Towne. Finalmente, el reparto principal se completó
con Otis Young como el marine afroamericano Richard “Mull” Mullhall
(inicialmente fue contratado Rupert Crosse, pero a este se le diagnosticó
cáncer) y Randy Quaid como el joven marinero Larry Meadows. El realizador, asqueado con los productores
que trataban de imponer su criterio a un aspirante a autor como él, tomo
peculiares decisiones en el rodaje como dejar que los actores improvisasen y
aportasen continuas ideas en sus papeles dándoles libertad absoluta (modus
operandi que se repetirá en otras películas suyas) algo que entusiasmó a todos
los intérpretes en especial a Nicholson que siempre admiró a Hal Ashby. Tras un
eterno proceso de montaje en el que participó un desquiciado y cada vez más
porrero Ashby junto con el montador oficial Robert C. Jones, El Último Deber se estrenó en diciembre
de 1973 con meses de retraso debido a
disputas para eliminar la palabra “fuck” en unas cuantas escenas, algo que
finalmente no se llevó a cabo. Pese que en un principio tuvo una exhibición
limitada en EEUU debido a su contenido, el hecho de que fuera presentada en
Cannes ganando la Palma de Oro al mejor actor para Jack Nicholson modificó el
tratamiento de Columbia con el filme estrenándolo en más salas a partir de la
primavera de 1974. Aunque la taquilla fue una vez más decepcionante, las
críticas en todo el mundo fueron
excelentes ensalzando el realismo de la comedia-drama, el naturalismo de
situaciones y diálogos y la interpretación de un gran y por entonces
escasamente conocido Jack Nicholson que enseñó sus credenciales como
maravilloso actor. The Last Detail,
road movie atípica, sórdida e irónica, mezcla de ternura y provocación, es en
su combinación de drama, violencia, comedia, sexo, diálogos ingeniosos y
apología de conductas rebeldes un claro antecedente del cine de Quentin
Tarantino y una película reivindicable. Obtuvo tres nominaciones al oscar
(mejor actor para Nicholson, mejor actor de reparto para Randy Quaid y mejor
guión adaptado para Robert Towne) y dos nominaciones para los Globos de Oro. Hal
Ashby, pese a lo problemático que resultaba para la industria norteamericana
del cine, se estaba estableciendo como un director a tener en cuenta.
El gran éxito comercial le llegó a Hal Ashby con su
siguiente película tras The Last Detail,
Shampoo
(1975). El filme fue un proyecto gestado a principios de los 70 por una de las
figuras más carismáticas e influyentes del Nuevo Hollywood, el actor y
productor Warren Beatty que con Bonnie
and Clyde (1967) había sentado uno de los pilares de los nuevos cineastas
americanos dispuestos a controlar su propia carrera por encima de los estudios
y productoras. El avispado Beatty ya tenía el guión de Robert Towne (basado en
un argumento del productor) terminado y casi todo el reparto y personal técnico
apalabrado cuando contrató a Hal Ashby para dirigir Shampoo y éste, con deseos de dirigir un éxito en taquilla tras sus
fracasos en sus dos primeras películas y frustrado por no haber conseguido
dirigir Alguien voló sobre el nido del
cuco y Hair finalmente filmadas
por el checo Milos Forman, aceptó inmediatamente aunque a sabiendas de que
Warren Beatty iba a imponer su criterio en todo momento. Shampoo es una comedia irónica de alto contenido sexual para la
época con un cierto mensaje moral pese a alabar (aparentemente) las bondades
del amor libre y criticar la hipocresía de la burguesía conservadora
norteamericana respecto al sexo a finales de los 60. Cuenta una historia
situada en el periodo de un día en la víspera de la elección de Richard Nixon
como presidente de EEUU, en donde asistimos a las tribulaciones de George
Roundy (Warren Beatty) peluquero estrella de un lujoso salón de belleza que se
hace pasar por homosexual mientras tiene relaciones sexuales con todo tipo de
mujeres y aspira a tener su propio salón. Pasando la noche en un hotel, George
se reencuentra con varias de sus amiguitas en una orgía con consecuencias
imprevisibles. La película pese a su atrevimiento a mediados de los 70 fue el
primer éxito en taquilla de Hal Ashby y contó con el aplauso unánime de la
crítica que alabó una película verdaderamente fresca, transgresora y sin
prejuicios sublimada con unos diálogos geniales y sorprendentes muchos de ellos
de contenido erótico. Julie Christie, Goldie Hawn, Lee Grant, Jack Warden y
Tony Bill secundaron con antológicas interpretaciones a Beatty en esta
inteligente comedia que si bien no supuso el mejor filme de Hal Ashby hasta el
momento- El Último Deber era mejor-
si demostró la versatilidad del cineasta para adaptarse a proyectos de mayor
presupuesto y de encargo, aunque fuese muy a su pesar.
Shampoo, cuarto filme más taquillero de
1975, consiguió el Oscar a la mejor actriz secundaria para Lee Grant siendo la
primera vez que un filme de Hal Ashby gana un Oscar y obtuvo varias
nominaciones tanto a los Oscar como a los Globos de Oro. El realizador, que
tuvo varios líos de faldas durante el rodaje hasta “arrejuntarse” con la ex de
Jack Nicholson Mimi Machu, pese a sentir que Shampoo era más una película de Warren Beatty que suya propia, se veía
a él mismo en un buen momento de forma (pese a no cuidar nada su salud con sus
toxicomanías) y poco después de terminar el rodaje de dicho filme ya tenía un
nuevo proyecto entre manos.
CONTINUARÁ
FILMOGRAFÍA COMPLETA
The Landlord (El
Casero) (1970)
Harold and Maude (Harold y Maude) (1971)
The Last Detail (El Último Deber) (1973)
Shampoo (1975)
Bound for Glory (Esta Tierra Es Mi Tierra) (1976)
Coming Home (El Regreso) (1978)
Being There (Bienvenido, Mr.Chance) (1979)
Second-Hand Hearts (1981)
Lookin´to Get Out (1982)
Let´s Spend the Night Together (1982)
Solo Trans (1982) (vídeo) (1984)
The Slugger´s Wife (1985)
8 Million Ways to Die (8 Millones de Maneras de Morir) (1986)
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