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No
alcanza la verdad cotas muy grandes el nuevo film de Clint Eastwood, un cineasta que en su vejez esta viviendo su
mejor etapa como director aunque, claro está, de vez en cuando puede tener
pasos en falso. Tal es el caso de este biopic sobre el grupo de pop vocal
estadounidense The Four Seasons, responsables de éxitos en los 60 como Sherry, Walk Like a Man, Stay, Rag Doll o el multiversionado tema de su
líder Frankie Valli en solitario I Can´t
Take my Eyes of you, basado en la obra musical Jersey Boys de Marshall
Brickman y Rick Elice sobre la biografía del grupo. Un proyecto pués
escasamente personal para Estwood en donde a pesar de ser él uno de sus
productores cuenta con gran parte del plantel artístico de la producción de
Broadway incluidos sus libretistas (aquí adaptadores del guión), todos los
intérpretes que encanaban a los Four Seasons en escena y la supervisión de los
dos miembros supervivientes y cerebros del grupo, Frankie Valli y Bob Gaudio.
No es este un musical en el sentido estricto de la palabra sino más bien un
filme con música en donde en bastantes momentos se pueden oír los temas de los
Four Seasons recreados por el irregular interpretativamente hablando cuarteto
que les da vida en el film, aunque la verdad es que cantan de cine
especialmente John Lloyd Young que interpreta y clava a Valli (otra cosa es que
a este actor le falte carisma para encarnar al protagonista de un filme) De
este modo, el viejo Clint se reencuentra con una película en donde la música
cumple un papel fundamental como ya lo hizo hace casi 30 años en Bird (1985) en otro biopic musical esta
vez del jazzman Charlie Parker, pero si aquel era una film en donde Eastwood
mostraba todo su amor al jazz aquí se le nota poco cómodo y muy forzado con un
material escasamente estimulante y que fluctúa malamente ente varios palos.
Ambientada
entre comienzos de los 50 y principios de los 70 con un epílogo en 1991, el
único mensaje con cierto fuste que transmite Jersey Boys en su propósito de
biografíar a los Four Seasons es como un pasado turbulento- incluso habiéndolo
superado aparentemente- puede marcar y mucho incluso llegando a ser rico y
famoso. Los cuatro miembros del cuarteto de Nueva Jersey - el grupo
norteamericano de mayor éxito hasta la irrupción de Beach Boys- chicos
italoamericanos vinculados desde su juventud con la mafia de su ciudad
representada en la historia por el capo Gyp DeCarlo (un Cristopher Walken que
parece cada vez más caricatura de si mismo) encontraron en la música la vía
perfecta para salir de un destino abocado a la delincuencia pero en no pacas
ocasiones no pudieron olvidarse sus tics barriobajeros y su afán por el lucro
llevándoles a no pocos problemas profesionales y personales, algo que aparece
bien reflejado en la película pero de manera ensombrecida por situaciones
forzadas, trampantojos con el cine de género negro y cierta falta de
credibilidad sobre si todo lo que se nos cuenta es cierto. Al final Eastwood ha
sucumbido al mal endémico de muchos biopics que es el de acelerar las acciones
y situaciones a toda pastilla
produciendo un efecto de despiste para el espectador al no poder
apreciar con nitidez varios aspectos. Un mero divertimento para Clint Eastwood
que no debe empañar su gran etapa de madurez.
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