miércoles, noviembre 26, 2014

El Aparatito Lumiere DOS DÍAS, UNA NOCHE (DEUX JOURS, UNE NUIT)





*** y 1/2

Los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne siguen encandilando con su cine social inmediato y naturalista y sin necesidad de repetir fórmulas. Estos Ken Loach francófonos después de más de 35 años de carrera continúan siendo de  los nombres más exportables del cine belga y sin defraudar nunca las expectativas, algo que en una trayectoria tan larga es digno de elogio. Asomándose esta vez a un problemas tan candentes como la crisis económica y el desempleo, su nuevo filme Deux hours, une nuit no trata en ningún momento de dar gato por libre ni de entregar mensajes cargados de moralina, sino que retrata las amargas tribulaciones de una mujer con el agua al cuello de una manera muy certera y sobria en una historia cargada de desesperantes consecuencias de debilidades humanas y en donde un acto clave (la difícil decisión de unas pocas personas) se antoja vital para la protagonista. La francesa Marion Cotillard hace un receso low cost en su rutilante carrera con un pie en Hollywood para adentrarse en el cine de su país vecino  interpretando a Sandra, una joven madre de familia a punto de ser despedida de su empresa por reducción de gastos poco después de reincorporarse de una baja por depresión, una decisión que sus compañeros han tomado por votación entre las disyuntiva de su despido o la supresión de la paga extra. Con una nueva oportunidad de repetir la votación esta vez en secreto, Sandra tratará durante dos días convencer a los compañeros y compañeras que dieron el visto bueno a su despido para que reconsideren su postura, visitándoles sin descanso durante esas jornadas uno por uno.  Una misión de valientes y casi épica que además de probar su entereza y su dubitativa estabilidad emocional también retratará las cuitas, situaciones y preocupaciones de sus colegas de trabajo, quienes también desean estabilidad económica en un tiempo de crisis.

El mensaje omnipresente a lo largo de la historia parece claro: la solidaridad es harto difícil en tiempos de crisis, cuando el sálvese quien puede guía todos los actos de las gentes. En ese sentido, lo que se nos muestra claramente es una lucha desesperada no ya solo por conservar un puesto de trabajo sino por hacer triunfar unas tesis y una postura, del todo humana, que en teoría debería imponerse frente a todo interés particular. Aunque la conclusión a la que llega la película no sea cien por cien satisfactoria, está claro que si que hay un mensaje de esperanza que no debe caer en saco roto. Un drama cotidiano que los Dardenne manejan con su característica maestría como narradores y su habilidad para recrear situaciones y escenas creíbles como la vida misma con el añadido de que la limitación de desarrollo temporal (72 horas) y el peculiar planteamiento del filme como una “road movie pedestre” (es sensacional como se ha plasmado el continuo ir y venir de la protagonista para encontrarse con sus compañeros en sus domicilios o en otros lugares) hacen de Deux hours, une nuit una más que curiosa experiencia narrativa. Y si a ello le añadimos interpretaciones perfectas -Cotillard esta magnífica- y un pulso dramático emotivo, árido, con vaivenes y nada lacrimógeno, tenemos la quintaesencia de cómo debe ser un buen filme social que no cae en lo panfletario ni en la moralina. Un nuevo acierto de los hermanos Dardenne, y ya van unos cuantos. 

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