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Una
buena muestra de que desde un planteamiento modesto y con medios no muy
rutilantes el cine hecho en la península puede parir obras interesantes,
siempre que-como en este caso- haya una historia bien contada y emotiva aunque
sencilla y muchas ganas de hacer buen cine conmoviendo y tratando de no dejar
indiferente ale espectador aunque no siempre se atine con las dosis necesarias
para conseguir la mezcla para realizar un buen producto. Es este el segundo
largometraje conjunto de los jóvenes directores guipuzcoanos Jon Garañano y
Jose Mari Goenaga (En 80 días)
quienes han optado por rodar en euskera este drama universal que nos viene a
decir lo importante que es la comunicación en la vida de las personas y nos
recuerda el valor de los símbolos y del lenguaje sin palabras, representado en
la historia por las flores de obsequio a las que hace referencia el título
(flores en castellano). Un filme que no pasará a los anales pero que si que
demuestra que para ser un buen cineasta no hace falta ni altos presupuesto, ni
golpes de efecto, ni tan siquiera comercialidad algo que en el cine español se
esta dando mucho últimamente tal vez como un intento desesperado de reconciliar
al público con el cine de aquí en un divorcio debido principalmente a prejuicios
infundados.
Loreak cuenta las tribulaciones de Ane (Nagore
Aramburu) una mujer en la cuarentena cuyo matrimonio hace aguas por la
incomunicación y la falat de atención de su marido que un día comienza a
recibir un ramo de flores de un remitente anónimo y así todas las semanas. Por
otra parte, Beñat (Joxean Bengoetxea) un compañero de trabajo se esfuerza
últimamente en asesorarla sobre las propiedades de las plantas recibidas que
ella expone en su lugar de trabajo dando que pensar a Ane. Un trágico e inesperado
giro del destino –la muerte de Beñat-
terminará uniendo el destino de Ane con el de su compañero de trabajo y
su familia, en donde su viuda Lourdes (Itziar Ituño) y su madre Tere (Itziar
Aizpuru) intentarán por separado averiguar el secreto que Beñat parece haberse
llevado a la tumba. Con relaciones personales, conyugales y familiares muy bien
descritas y un admirable pulso para llevar el drama con buen puerto sin caer en
artificios, además de ciertos insertos de thriller, Loreak resulta una película
interesante y nada aburrida enaltecida por el calor humano de su puesta en
escena -unas interpretaciones en general muy buenas, especialmente la de Itziar
Aizpuru como etxekoandre vasca todo
aplomo y determinación- y un estilo cuidado y preciso aunque tal vez algo
televisivo en ocasiones. No obstante, la
utilización de recursos dramáticos muy vistos (la enfermedad de la madre)
y unos agujeros nada convincentes en un
guión que descuida algunos personajes y ambientes que podían ser importantes
(el marido de Ane y la situación familiar de estos) impiden que esta película
sea excelente y al final nos quedemos cinematográficamente a medio gas aunque
eso sí con el mensaje perfectamente captado. Y es que en los tiempos que
corremos este tipo de películas se agradecen.
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