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Nuevo
acierto de Gracia Querejeta (Siete mesas
de billar francés, 15 años y un día)
que demuestra ser una directora en plena forma y con una regularidad más que
interesante en su filmografía en los últimos años (aunque eso si sin grandes
alardes) pese a unos comienzos inciertos. En esta ocasión la hija del gran
Elías Querejeta recurre una vez más al drama humano en una película con un
mensaje antropológico bastante pesimista y que constituye una oportuna crítica
a la hipocresía y a los intereses mezquinos en las relaciones interpersonales.
Mezclando el drama psicológico con el humanista y con unas pinceladas de
comedia de personajes, Felices 140 se presenta bajo los ropajes de un subgénero
oficioso tan sugerente y goloso como el de “película de reunión de viejos amigos”,
un tipo de filme al que se adscriben cintas como Reencuentro (1983) de Lawrence Kasdan o Los amigos de Peter (1992) de Kenneth Branagh. Sin meterse de lleno
en el enredo entre los personajes ni en los detalles de las relaciones entre el
grupo de amigos cuarentones y cincuentones (y alguno más joven) que
protagonizan esta historia, el guión apuesta por el aspecto motivacional de los
personajes en sus acciones y decisiones cada uno con un trasfondo diferente
pero con un denominador común: una situación complicada y en la mayor parte de
los casos un pasado angustioso. Al final, los personajes harán piña
inesperadamente ante un fortuito suceso poniendo además en cuestión aspectos
éticos y morales cuya discusión no parece dejarles muy bien parados. La
película, pese a algunos fallos de ritmo y a algún detalle poco claro fruto de
un guión tal vez un poco forzado y que trata de hacer avanzar la trama a
trompicones a costa de dejarse en el tintero no pocos aspectos que serían interesantes,
resulta muy interesante de ver y al final el espectador sale más que satisfecho
ya que siente que lo han tratado como a una persona inteligente.
Maribel
Verdú encarna a Elia, el personaje central de la historia, una mujer que acaba
de cumplir 40 años y que decide celebrarlo invitando a sus parientes y amigos
más entrañables, un variopinto grupo de personas entre los 40 y 50 años cada
uno con diferente situación familiar, profesional y económica, a una lujosa
villa costera que acaba de adquirir sin que sus amigos sepan como. La razón no
es otra que a Elia le han tocado 140 millones de euros del premio del
Euromillón. Sus amistades ni se lo creen, pero es así y pronto empezará el
juego de intereses movido por la envidia, al codicia, y por que no, la amistad
mal entendida. Son interesantes los planteamientos de esta película así como
sus alucinantes e inquietantes resoluciones que muestran la ambigüedad y la
doble moral del ser humano ante determinadas situaciones. Un reparto eficaz e
inspirado ayuda a que los momentos más crudos de la historia se hagan
digeribles e increíblemente reposados, algo a lo que contribuye la estupenda
dirección de actores a la que siempre hace gala Gracia Querejeta. Puede que
esta no sea una película que guste a todo el mundo pero merece la pena.
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