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No
conviene ir a ver ciertas películas con una predisposición demasiado crítica
cuando la premisa que se nos ofrece es la que es: diversión, aunque como en
este caso se encuentren añadidas buenas dosis de crítica, sátira social y el no
siempre plato para todos los gustos humor negro. Alex de la Iglesia, un director que a
lo largo de su carrera ha sabido rentabilizar la comedia esperpéntica y a veces
salida de madre como un arte mayúsculo la mayoría de las veces hibridada con
otros géneros (drama, acción, fantástico, terror) vuelve a ofrecer su versión
más iconoclasta -aunque este cineasta también tiene otros recursos y géneros
como ya demostró en Perdita Durango y
Los Crímenes de Oxford) – en un filme
de comedia excesiva y astracanada contemporánea ayudado por un reparto coral muy
bien dirigido con el resultado final de una película tan inteligentemente
divertida y llena de corrosiva mal uva (algo habitual en las comedias del
cineasta bilbaino)como excesiva y a ratos irregular y vacua. El punto de
partida del proyecto puede sonar discutible y en cierto modo populachero y
cutre: un homenaje al cantante Raphael con la intervención estelar del veterano
y mítico cantante andaluz encarnado a un trasunto de si mismo (un mítico
cantante melódico llamado Alphonso) con su consabido display de histrionismo y
egolatría caricaturesca. Llevaría mucho tiempo hacer un análisis del fenómeno Raphael
como persona-personaje-producto-caricatura y su devenir a lo largo de su largo
carrera y sobre todo su manierístico estatus de artista atemporal en el mundo
del espectáculo español en la actualidad, pero Alex de la Iglesia consigue
sintetizar la significación al personaje de Raphael en este filme de un manera
tan brillante como esperable en su resultado echando mano de metahomenajes de
diverso talante en medio de una historia absurda y caótica pero con encanto y
gancho. No obstante, el cantante no es el protagonista absoluto de una película
donde no hay ningún personaje principal (aunque tal vez el que encarna Pepón
Nieto sea el que catalice las diferentes subtramas y el poseedor del McGuffin
de la función) y si varias historias
todas ellas con un punto en común: la lucha contra la falsedad y lo impostado
en un sociedad donde se mira más a la forma que el fondo en medio de una
sociedad enfrerma.
Con
prácticamente solo un espacio -el plató de televisión donde se graba un
programa especial de nochevieja- Mi Gran
Noche nos remite a un mundo en donde todo es alegría por obligación en un
rodaje de una falsa nochevieja en octubre donde los figurantes del público
llevan semanas grabando sus intervenciones hastiados, molestos por estar
controlados constantemente por los responsables del programa y con ganas de
irse para casa mientras que los
presentadores de la gala, un matrimonio fuera de las cámaras (Hugo Silva y
Carolina Bang) se tiran los trastos a la cabeza mientras fingen felicidad, la
realizadora del programa (Carmen Machi) pasa de todo y un serio conflicto de
egos se cierne entre las dos actuaciones musicales estelares del programa: el
veterano, egocéntrico y déspota Alphonso y el ídolo del momento, el cantante de
música latina Adanne (Mario Casas) cuyo admiración por Alphonso no es en
absoluto correspondida ni agradecida por este y su condición de estrella no deja
de meterle en absurdos embrollos propios de la más cochambrosa crónica rosa que
estallarán durante esa noche. José (Pepón Nieto), un paradigma de muchos
españoles en la actualidad, un parado capaz de hacer cualquier cosa para ganar
un dinerillo, acepta el empleo de extra en el programa por medio de una ETT sin
esperar que esa noche se esta convirtiendo en una auténtico y salvaje caos y en
la que él se convertirá en un involuntario protagonista. Fans admiradores
enfermos y psicópatas, managers artísticos sin escrúpulos, ancianas dementes
pero increíblemente lúcidas, chonis dispuestas a conseguir la fama de la manera
más cutre, mafiosos del Este de Europa, chantajistas, pobres diablos
desposeídos, manifestantes en contra de las políticas de despidos de las empresas,
productores televisivos dispuestos a todo con tal de alcanzar la máxima
audiencia o mujeres jóvenes con “poderes gafes” se dan cita en un gran giñol
provisto de muy buenos momentos pero tal vez algo irregular y excesivo en su
afán caricaturesco, algo a lo que no ayuda una resolución final no
excesivamente trabajada. Además de los citados se encuentra en el reparto
Carlos Areces, Terele Pavez, Ana Polvorosa, Enrique Villén, Blanca Suarez,
Jaime Ordoñez, Tomás Pozzi, Toni Acosta, Dani Guzmán, Santiago Segura, Luis
Callejo o Carmen Ruiz, todos ellos más que correctos en el filme y dispuestos a
despojarse del encasillamiento al que la filiación televisiva de la mayoría les
ha impuesto de cara al público. Una película simpática y excelentemente
realizada que puede no convencer a todos los espectadores.
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