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Cada
vez que en los últimos años el cine estadounidense trata de aproximarse a
acontecimientos reales –independientemente de su interés histórico- acaecidos
en fechas relativamente recientes suele caer en mayor o menor medida en el
mismo error: adoptar tics de telefilm,
algo que a lo que tienden especialmente temáticas como la judicial, la de
investigación policial y, como en este caso, la periodística. La época de Todos los hombres del presidente (1976) ya
pasó y en un panorama periodístico-mediático sometido muchas veces al
amarillismo y al tremendismo es lógico pensar que muchos de los temas
explotados por la prensa de investigación en todo el mundo tengan un potencial
dramático muy rico, tal y como demuestra esta inteligente y sobria pero
demasiado predecible recreación del origen del destape por parte del periódico
Boston Globe de los múltiples casos de abusos sexuales a menores por parte de
sacerdotes católicos bostonianos durante más de veinte años, casos encubiertos
por las más altas instancias eclesiales norteamericanas. Una premisa
interesante que el director Tom McCarthy lleva medianamente bien pero de una
manera más bien rutinaria y en ocasiones aburrida. Salva a este filme el
excelente trabajo interpretativo de un reparto competente y momentos de cierta
enjundia narrativa que saben estar a la altura de las circunstancias de la
temática. No obstante el doble propósito final de la película (homenajear el
excelente trabajo de una serie de profesionales de la información que en un
momento dado se atrevieron a ir más allá y hacer una evidente denuncia de la
impunidad y la doble moral con la que actúan en algunas ocasiones ciertos
miembros de la jerarquía de la iglesia católica) se cumple con creces.
Es
una lástima que el componente dramático del filme esté tan mediocremente
llevado- todo lo relacionado con las víctimas carece a veces de
credibilidad- y que cada vez que se toca
el tema judicial se caiga en los tópicos
fílmicos sobre el mundo legal. Como resultado formal final da la sensación que
se está viendo un telefilme de lujo o una miniserie televisiva ambiciosa y eso
siempre deja una sensación de vacío en el espectador. Michael Keaton, Mark Ruffallo, Liev
Schreiber, Rachel McAdams, John Slattery y Stanley Tucci cumplen y con creces pero
eso no consigue levantar la película. Una oportunidad perdida a medias pero que
puede encontrar su público.
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