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Mentiras
y fabulación. ¿Son en realidad lo mismo? Esto es más o menos lo que viene a
plantear como idea central esta más que atinada cinta francesa rodada con
oficio y efectividad por Yann Gozlan, una película que hace pensar sobre
bastantes temas y que no da tregua
emocional al espectador a causa de su presentación de un cúmulo de situaciones
límite (físicas y emocionales) en medio de una trama más bien rocambolesca en
donde no falta cierto tono de fábula moral y de cuento perverso realista
tomando como referencia algo tan sugerente como la metaficción. Un
Homme Ideal comienzo como drama
social y en medio de tímidos insertos de comedia se va transformando en un
melodrama para terminar inesperadamente convertido en un thriller no exento de
siniestros y poco edificantes aspectos psicológicos. Con una cuidada puesta en
escena puramente francesa escorada a una engañosa comercialidad anglosajona
(vamos a ver cuanto tiempo tardan en Hollywood en hacer un remake), el filme
parece beber de fuentes tan dispares como Hitchcock, David Lynch, Kubrick, Eric
Rohmer o Patricia Highsmith (su protagonista parece en ciertos aspectos un
trasunto de Tom Ripley) pero sin carecer de una marcada personalidad propia
basada casi totalmente en un guión sólido y espectacular.
Pierre
Ninney, uno de los actores europeos más prometedores actualmente, consigue una
más que excelente interpretación del joven antihéroe protagonista de esta
historia, un muchacho hecho así mismo a través de un hecho fortuito que
conlleva una total mentira con la que engaña a todo el mundo pero con la que
consigue crearse para si mismo el personaje de un triunfador que
fraudulentamente parece haberlo consigo todo antes de cumplir los 30 años. El
es Mathieu, un trabajador de una empresa de mudanzas cuya ambición es la de
convertirse en escritor, pero sus novelas son rechazadas una y otra vez por las
editoriales hasta que descubre en la vivienda de un solitario anciano recién
fallecido un diario que cuenta con enorme calidad literaria sus terribles
vivencias en la guerra de Argelia a finales de los 50, y ni corto ni perezoso
la envía a una editorial como obra suya. Mathieu tardará poco en convertirse en
un afamado escritor, en conquistar a la mujer de sus sueños y en vivir rodeado
de lujo, pero ¿hasta cuando podrá durar esa máscara, ese engaño? El buen trabajo de Ninney hace que sigamos con
pasión los avatares psicológicos y emocionales del protagonista en conservar su
recién conquistada nueva vida mientras no dejamos de plantearnos inquietantes
preguntas en el proceso, sobre la línea que separa lo real de lo creado. En
resumidas cuentas, un trabajo narrativo y cinematográfico encomiable en donde tal vez se flojea en un final más
bien poco creíble en cuanto que el destino del protagonista parece demasiado
ambiguo. Para todos aquellos que suelen prejuzgar burdamente el cine francés.
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