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Interesante
punto de partida, factura técnica más que correcta, interpretaciones
esforzadas, un loable esfuerzo por equilibrar diferentes géneros… pero al fin y
al cabo una película que falla en su intento de crear un thriller dramático
creíble. Partiendo de la novela de Lucía Etxeberria El Contenido del Silencio, Helena Taberna (Yoyes, La Buena Nueva) trata
de hilar una un tanto confusa historia en donde el thriller y el cine negro
terminan empapados por el melodrama intimista y la crítica social y humanística
con pinceladas de supuestamente cine fantástico escorado a la vertiente
sobrenatural. Con ciertas concomitancias con recientes grandes aciertos del
cine español como Magical Girl en
cuanto a una tendencia por dejar sin explicar cuestiones clave (que al
contrario que en aquella película en este caso pistas hay muy pocas y
enormemente confusas) la película puede resultar atractiva en su principal
logro que es el de conseguir que todo un escenario natural (en este caso la
isla de Gran Canaria) aporte toda su esencia para empapar a la historia y a los
personajes, bien desde su aspecto enigmático y más o menos esotérico como el de
la propia idiosincrasia de su paisaje. Con el tema de las sectas y su
influencia en los espíritus más débiles y vulnerables como telón de fondo, Acantilado bien puede parecer en un
primer momento una crítica feroz contra las sectas y su afán por engaña y
destruir a la gente, ero su finalidad real no parece querer mostrarse como
correspondería a una buena película y al final el resultado termina lastrado
por ese motivo.
Tres
personajes centrales mueven la historia; por una parte Cordelia (Ingrid García
Jonson) una joven vasca confusa, asustada y sensible que termina en Gran
Canaria huyendo de su hermano en donde encuentra primero el amor con su
compañera de piso Helena (Juana Acosta) y después la felicidad que siempre le
había faltado en forma de una inquietante secta cultivadora de sus propios
alimentos y de la meditación; Gabriel (Daniel Grao), el hermano de Cordelia, un
exitoso fiscal que lleva años sin ver a su hermana; y la teniente Yaiza Santana
(Goya Toledo) una policía que desde hace tiempo lleva siguiendo a la secta aún
a costa de arriesgarlo todo. La muerte de varios miembros del culto al
suicidarse colectivamente y la desaparición de Cordelia desencadenará un
torrente de emociones, recuerdos y misteriosos mensajes todo con los secretos y
enigmas de los personajes como telón de fondo. Aunque como thriller la película
se puede decir que funciona medianamente los altibajos en la narración son
constantes y no se logra atinar en el elemento dramático debido al hecho de
representar la relación entre los dos hermanos como una incógnita que el
espectador tiene que despejar sin casi ninguna pista y con elementos
contradictorios. No obstante, puede que el filme haga cierta carrera
internacional por lo a priori atractivo de su propuesta. Otro intento fallido
en el cine español de hacer una película que se salga de las coordenadas de lo
previsible
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