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Una
curiosa y lograda disertación sobre el triunfo y sus consecuencias, los
esfuerzos por llegar a lo más alto, los lastres del pasado, el cambio en las
relaciones interpersonales y las envidias es lo que ofrece esta más que esforzada
coproducción hispano-argentina dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, una
pareja profesional de directores cuya obra habrá que seguir con detenimiento. Con
el premio al mejor actor en el Festival de Venecia de 2016 para un
inconmensurable Óscar Martínez en un papel realmente goloso y lleno de
recovecos y contradicciones que el intérprete argentino borda, El Ciudadano Ilustre se postula como uno de los más brillantes
filmes de este país sudamericano de los últimos años con su envoltorio de drama
costumbrista con ribetes de comedia que esconde una crítica ciertas miserias
comportamentales de de la condición humana como son los dobles raseros, la hipocresía, la envidia y la ingratitud
utilizando como elemento ilustrativo el regreso de un importante y exitoso
escritor galardonado con el premio Nobel a su pueblo natal al que no había
vuelto desde que se marchó cuarenta años atrás. Y es que la historia Daniel Mantovani
durante los cuatro días que pasa en su pequeña localidad de Salas también sirve
para hacer una metáfora de el poco esfuerzo que se ha hecho en Argentina por aceptar
el triunfo de “ciudadanos ilustres” que han cimentado su éxito en países
extranjeros. A veces agria, otras irónica, otras violenta y otras kafkiana y
con un excelente uso del costumbrismo latinoamericano en su vertiente más rural
que bebe de García Márquez o Juan Rulfo (aunque aquí desprovista de realismo mágico)
y sin olvidar algunas pinceladas de Cortazar- la película en si contiene
metarreferencias sobre la fabulación y la creación literaria-, el filme resulta
poderosamente atrayente y se sigue con un interés pleno que solo se consigue
con una historia casi prefecta que en definitiva es lo que ofrece.
Daniel
Mantovani, en su regreso a Salas para recibir el título de ciudadano ilustre y ser
objeto de una serie de homenajes, conferencias y agasajos varios se reencontrará
con antiguos amigos y conocidos además de con algún amor de juventud y verá
como en un primer momento su condición
de millonario triunfador en Europa (el escritor reside en Barcelona y ha vivido
en diferentes países europeos) le proyecta como una especie de genio de lámpara
maravillosa al que los vecinos del pueblo pueden pedir cuanto deseen y del que
algunos parecen querer aprovecharse aunque las respuestas del literarato,
agobiado por una responsabilidad inesperada y sobrevenido y por la incomodidad
de estar en un pueblo con el que mantiene una recíproca relación de amor-odio, distan
de ser las mas apropiadas. Posteriormente heridas mal cicatrizadas de un pasado
y sobre todo el recelo de algunos vecinos que le consideran un renegado que en
sus escritos se burló de su pueblo y de sus habitantes, convertirán su estancia
en un infierno. Un ritmo narrativo
conciso y una puesta en escena muy natural y creíble trufada de más que
correctas interpretaciones refuerzan los argumentos de este nuevo acierto del
cine argentino, muy recomendable para sus incondicionales y degustadores de
historias inteligentes y con poso humanista
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