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Dentro
de la cada vez más insustancial oferta de cine de ciencia ficción de puro
entretenimiento con acción, catástrofes, explosiones, épica pueril salva mundos
y efectos especiales que compiten por ser los más (malamente) sorprendentes,
más de un despistado acudirá a los cines creyendo que va a ver en Arrival un filme de estas
características por aquello de la premisa de naves extraterrestres que llevan a
la tierra, uno de los temas más estándar de la ciencia ficción de todos los
tiempos Y se llevará un buen chasco ya que esta película recupera la ci-fi de
visitas alienígenas más o menos intimista y con mensaje con una historia que
con poso melodramático y cierta intríngulis de thriller que en realidad es un
logrado trampantojo para ofrecernos el sentido de la historia. Una puesta en
escena muy trabajada y una estética casi onírica gracias a la espectacular
fotografía de Bradford Young realzan el encanto del filme para los amantes del
género en su vertiente más sesuda, al mismo tiempo que el diseño de producción
especialmente en lo tocante a las naves y a los propios extraterrestres se
antoja original y fascinante para los degustadores entusiastas de la ci-fi. Una
pena que en todo el metraje todo eso no se mantenga y cuando se recurre al
mundo “terráqueo” se recurra a un tono de filme más convencional con tópicos
comerciales del género incluidos, salvo en algunas secuencias que pretenden ser
clave y que por cierto no consiguen del todo su propósito por bastantes vicios
de forma y fondo.
Da la sensación de que se ha perdido una gran
oportunidad para hacer una obra maestra de la ciencia ficción, y es que aunque
el director quebequés Dennis Villenueve demuestra ser un cineasta fuera de
serie al que habrá que seguir con detenimiento- dirigirá ni más ni menos que la
secuela de Blade Runner- no consigue colocar al filme en un nivel de excelencia
y esto es en gran medida por su apuesta en los compases finales por el
melodrama más lacrimógeno pese a un curioso inserto en la segunda mitad del filme
de un tempo narrativo supeditado a la concepción filosófico-temporal de la
historia, tan interesante y en cierto modo apasionante como farragosa y
posiblemente poco digerible para algunos espectadores. No obstante, el mensaje
de la historia de que con la comunicación y el entendimiento todo es posible y
su carácter antibelicista, son de recibo para estos tiempos que corren, auque
no así el un tanto impostada temática de las segundas oportunidades vitales.
Una profesora de lingüística con un drama personal (Amy Adams) y un astrofísico
(Jeremy Renner) son elegidos por el ejército norteamericano para intentar
comunicarse con los extraterrestres de una de las naves que han llegado a la
tierra y cuyas desconocidas intenciones han provocado una gran crisis mundial.
Mientras tratan de descifrar su complejo modo de comunicación escrito la Doctora Louise Banks, la
lingüista, se dará cuenta que algo está cambiando en su percepción de todo. Tal
vez un análisis más pormenorizado de la película pueda mostrar más matices en
la compleja situación del personaje de Louise pero dudo mucho que el espectador
medio desee devanarse mucho los sesos y aunque las conclusiones que pueden
extraerse resultan cuanto menos interesantes y originales y en la línea de
obras maestras del género como 2001 filme
del que este Arrival parece beber en varios momentos. Con todo, la película
gustará a los amantes de la ficción científica de toda la vida cansados de no
encontrar en la cartelera nada realmente aprovechable dentro de este fascinante
género.
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