sábado, noviembre 26, 2016

LA LLEGADA (ARRIVAL)




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Dentro de la cada vez más insustancial oferta de cine de ciencia ficción de puro entretenimiento con acción, catástrofes, explosiones, épica pueril salva mundos y efectos especiales que compiten por ser los más (malamente) sorprendentes, más de un despistado acudirá a los cines creyendo que va a ver en Arrival un filme de estas características por aquello de la premisa de naves extraterrestres que llevan a la tierra, uno de los temas más estándar de la ciencia ficción de todos los tiempos Y se llevará un buen chasco ya que esta película recupera la ci-fi de visitas alienígenas más o menos intimista y con mensaje con una historia que con poso melodramático y cierta intríngulis de thriller que en realidad es un logrado trampantojo para ofrecernos el sentido de la historia. Una puesta en escena muy trabajada y una estética casi onírica gracias a la espectacular fotografía de Bradford Young realzan el encanto del filme para los amantes del género en su vertiente más sesuda, al mismo tiempo que el diseño de producción especialmente en lo tocante a las naves y a los propios extraterrestres se antoja original y fascinante para los degustadores entusiastas de la ci-fi. Una pena que en todo el metraje todo eso no se mantenga y cuando se recurre al mundo “terráqueo” se recurra a un tono de filme más convencional con tópicos comerciales del género incluidos, salvo en algunas secuencias que pretenden ser clave y que por cierto no consiguen del todo su propósito por bastantes vicios de forma y fondo.


Da la sensación de que se ha perdido una gran oportunidad para hacer una obra maestra de la ciencia ficción, y es que aunque el director quebequés Dennis Villenueve demuestra ser un cineasta fuera de serie al que habrá que seguir con detenimiento- dirigirá ni más ni menos que la secuela de Blade Runner- no consigue colocar al filme en un nivel de excelencia y esto es en gran medida por su apuesta en los compases finales por el melodrama más lacrimógeno pese a un curioso inserto en la segunda mitad del filme de un tempo narrativo supeditado a la concepción filosófico-temporal de la historia, tan interesante y en cierto modo apasionante como farragosa y posiblemente poco digerible para algunos espectadores. No obstante, el mensaje de la historia de que con la comunicación y el entendimiento todo es posible y su carácter antibelicista, son de recibo para estos tiempos que corren, auque no así el un tanto impostada temática de las segundas oportunidades vitales. Una profesora de lingüística con un drama personal (Amy Adams) y un astrofísico (Jeremy Renner) son elegidos por el ejército norteamericano para intentar comunicarse con los extraterrestres de una de las naves que han llegado a la tierra y cuyas desconocidas intenciones han provocado una gran crisis mundial. Mientras tratan de descifrar su complejo modo de comunicación escrito la Doctora Louise Banks, la lingüista, se dará cuenta que algo está cambiando en su percepción de todo. Tal vez un análisis más pormenorizado de la película pueda mostrar más matices en la compleja situación del personaje de Louise pero dudo mucho que el espectador medio desee devanarse mucho los sesos y aunque las conclusiones que pueden extraerse resultan cuanto menos interesantes y originales y en la línea de obras maestras del género como 2001 filme del que este Arrival parece beber en varios momentos. Con todo, la película gustará a los amantes de la ficción científica de toda la vida cansados de no encontrar en la cartelera nada realmente aprovechable dentro de este fascinante género.    

domingo, noviembre 20, 2016

EL CIUDADANO ILUSTRE






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Una curiosa y lograda disertación sobre el triunfo y sus consecuencias, los esfuerzos por llegar a lo más alto, los lastres del pasado, el cambio en las relaciones interpersonales y las envidias es lo que ofrece esta más que esforzada coproducción hispano-argentina dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, una pareja profesional de directores cuya obra habrá que seguir con detenimiento. Con el premio al mejor actor en el Festival de Venecia de 2016 para un inconmensurable Óscar Martínez en un papel realmente goloso y lleno de recovecos y contradicciones que el intérprete argentino borda, El Ciudadano Ilustre  se postula como uno de los más brillantes filmes de este país sudamericano de los últimos años con su envoltorio de drama costumbrista con ribetes de comedia que esconde una crítica ciertas miserias comportamentales de de la condición humana como son los dobles raseros,  la hipocresía, la envidia y la ingratitud utilizando como elemento ilustrativo el regreso de un importante y exitoso escritor galardonado con el premio Nobel a su pueblo natal al que no había vuelto desde que se marchó cuarenta años atrás. Y es que la historia Daniel Mantovani durante los cuatro días que pasa en su pequeña localidad de Salas también sirve para hacer una metáfora de el poco esfuerzo que se ha hecho en Argentina por aceptar el triunfo de “ciudadanos ilustres” que han cimentado su éxito en países extranjeros. A veces agria, otras irónica, otras violenta y otras kafkiana y con un excelente uso del costumbrismo latinoamericano en su vertiente más rural que bebe de García Márquez o Juan Rulfo (aunque aquí desprovista de realismo mágico) y sin olvidar algunas pinceladas de Cortazar- la película en si contiene metarreferencias sobre la fabulación y la creación literaria-, el filme resulta poderosamente atrayente y se sigue con un interés pleno que solo se consigue con una historia casi prefecta que en definitiva es lo que ofrece.

Daniel Mantovani, en su regreso a Salas para recibir el título de ciudadano ilustre y ser objeto de una serie de homenajes, conferencias y agasajos varios se reencontrará con antiguos amigos y conocidos además de con algún amor de juventud y verá como en  un primer momento su condición de millonario triunfador en Europa (el escritor reside en Barcelona y ha vivido en diferentes países europeos) le proyecta como una especie de genio de lámpara maravillosa al que los vecinos del pueblo pueden pedir cuanto deseen y del que algunos parecen querer aprovecharse aunque las respuestas del literarato, agobiado por una responsabilidad inesperada y sobrevenido y por la incomodidad de estar en un pueblo con el que mantiene una recíproca relación de amor-odio, distan de ser las mas apropiadas. Posteriormente heridas mal cicatrizadas de un pasado y sobre todo el recelo de algunos vecinos que le consideran un renegado que en sus escritos se burló de su pueblo y de sus habitantes, convertirán su estancia en un infierno.  Un ritmo narrativo conciso y una puesta en escena muy natural y creíble trufada de más que correctas interpretaciones refuerzan los argumentos de este nuevo acierto del cine argentino, muy recomendable para sus incondicionales y degustadores de historias inteligentes y con poso humanista