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Los simulacros, montajes y malentendidos siempre han
resultado materia prima de primer orden en la comedia cinematográfica, y después
de muchas películas mejores y peores siguiendo ese esquema parece que ya poco
puede sorprendernos. Pero la realidad nos demuestra que la fórmula sigue
funcionando para hacer estupendas películas cuando hay detrás una historia
sólida, original y divertida y unas interpretaciones notables. Francia, un país
que siempre ha mimado la comedia, es desde donde llega esta entretenida
propuesta dirigida por Stéphane Robelin, un director que aún ha dirigido pocos
filmes pero al que habrá que seguir la pista, y protagonizada por una leyenda
de la comedia gala como es Pierre Richard (El
Gran Rubio con un Zapato Negro, La Cabra, Dos Fugitivos) que sigue conservando su
vis cómica (aunque en un registro menos histriónico con respecto al que le hizo
famoso) y su gran hacer interpretativo todoterreno. Internet y las redes
sociales es el trasfondo en el cual se mueve esta película que supone una
cierta reivindicación de la madurez y la experiencia en el terreno del amor y
de las relaciones y de la posibilidad de que la población madura pueda utilizar
las tecnologías de la comunicación con el mismo uso cotidiano que hace las
gente más joven pero aportando no ya sólo la calidez de su cultura analógica-
de la que la informática carece- sino el plus de una educación sentimental
donde las relaciones frente a frente y el contacto físico eran algo esencial e
indispensable.
Tomando como punto de partida e inspiración un mito
tan francés como el Cyrano de Bergerac y por lo tanto cierto regusto
romántico-dramático, la película nos cuenta como Pierre Stein, un octogenario
parisino viudo desde no hace mucho y que apenas ya sale, consigue recuperar sus
ansias de vivir gracias al hecho de que ha conocido mediante un Chat de citas
de Internet a Flora (Fanny Valette) una joven belga de 31 años que cree que
está hablando con un treintañero. Y es que Pierre ha utilizado la foto de su
joven y sufrido profesor particular de Internet- un mundo que al principio
Pierre desconoce- Alex (Yannis Lespert) un muchacho con ambición de ser
guionista televisivo que ha accedido al empleo por mediación de la familia de
su novia, la nieta de Pierre (aunque este ignora tal circunstancia). Alex
tendrá que citarse con Flora simulando ser la persona que chatea con ella, algo
que no le será fácil dadas sus enrevesadas circunstancias. Los mensajes de
eliminación de barreras (tecnológicas o no) intergeneracionales y sobre todo de
que todo propósito merece la pena intentarlo, es con lo que se queda el
espectador, además de con una sonrisa propia de haber visto una película
agradable y generosa.
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