*** y 1/2
Que Isabel Coixet es la mas internacional de los
cineastas españoles es algo que ya se sabía de sobra y que en cuanto tiene
entre sus manos alguna coproducción internacional en inglés le sale su mejor
cine también es conocido, pero siempre queda la sensación de que la directora
catalana pudiese haber conseguido en muchas de sus películas algo más. Es el
caso de esta estupenda y efectiva La Librería,
un sugerente drama ambientado en el Reino Unido de principios de los 60 basado
en la novela de Penélope Fritzgerald que funciona estupendamente en su mezcla
de melodrama y crónica de tolerancia y lucha por la aceptación social pero que
debido a unos altibajos en su ritmo y a la un tanto incompleta caracterización
de algunos personajes no llega a cuajar como se presuponía al principio del
metraje. Con todo, Coixet demuestra como siempre manejar con enorme maestría
los entresijos del drama intimista y sabe adaptarse como nadie a la
idiosincrasia espacio-temporal de la historia en cuestión dotando a la película
un músculo narrativo casi perfecto. La historia de Florence (Emily Mortimer)
una reciente viuda que decide abrir una librería en su pueblo de adopción, una
pequeña localidad costera inglesa, es una crónica de lucha tenaz contra los
prejuicios y por aquello que se cree con el trasfondo del amor a la literatura
y a los libros. Florence, que decide abrir un inusual negocio para un entorno
no excesivamente culto y todavía anclado en el provincianismo y con el
anticuado concepto del rol de la mujer en la sociedad, ve como tras abrir su
establecimiento sus intentos por normalizar este con la venta de libros en
aquel tiempo tan controvertidos como
Lolita de Nabokov o Ferenheit 451
de Ray Bradbury tienen que pasar por un proceso tan absurdo como farragoso y
todo ello con el telón de fono de mezquinas envidias e intentos de
desacreditación.
El elemento psicológico, siempre tan presente en la
directora, se encuentra aquí en la envidia y en la hipocresía social,
representada por ciertos habitantes del pueblo que no toleran el progreso
económico (y social) de Florence y el hecho de que su librería desestabilice el
“equlibrio” de la localidad. El Sr. Brundish (Billy Nighy), el oscuro mejor
cliente de la librería termina siendo crucial para el futuro del negocio y de
la propia Emily, pero naturalmente nada será sencillo. Una buena dirección de
actores y una cuidada ambientación en donde la librería y los ejemplares de
finales de los 50 de famosos títulos se adueñan de la imagen del filme enalzan
una película que sin ser de lo mejor de Isabel Coixet sabe como convencer al
espectador más exigente sin necesidad de gran artificio dramático. Al final, un
mensaje agridulce pero cargado de esperanza que nos muestra como las ideas
geniales y rompedoras pese a las penurias que pueden costar terminan mereciendo
la pena. Y mucho
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