***
El documental cinematográfico puede tener muchos
estilos, finalidades, objetivos, orientaciones…Es un tipo de cine tan variado
como la vida misma (porque de eso se trata, captar la realidad tal y como es) y
tan rico y matizable como sus creadores quieren que llegue a ser. Con 100 días en soledad nos encontramos con un
filme documental con una premisa atractiva de esas que pueden a traer a un
importante número de espectadores por su orientación hacia la cotidianeidad
desde un aspecto más bien insólito como es el de una selección de la filmación
de 100 días seguidos de una persona viviendo apartada y aislada de todo en un
entorno natural con recursos mínimos; pero también el hecho de que esas
filmaciones se lleven a cabo con voluntad estético-paisajística y de documental
de la naturaleza en un hermoso paraje natural de la península ibérica como es
el parque natural de Redes en Asturias añade un punto de atractivo adicional
debido a lo siempre fascinante que resultan este tipos de trabajos para el
público. Es por ello que esta película al saber jugar muy bien con la
plasmación de la grandiosidad de naturaleza y con la crónica real de superación
además de ocuparse de otros palos como la relación entre el hombre y su
entorno, tiene ingredientes de sobra para no defraudar y desde luego que no lo
hace pese a que su propuesto a algunos les pueda parecer insípida o un tanto
forzada.
El protagonista, codirector y promotor de este
proyecto es José Díaz, un empresario asturiano de 50 años que decidió en 2016
poner a prueba su propia resistencia, tesón y autosuficiencia viviendo durante
100 días solo en una cabaña en plena
montaña del parque de Redes, sin móvil, radio, televisión o cualquier modo de
comunicación electrónico, cultivando su propia comida y la proporcionada por
animales de corral como las gallinas de su cabaña y algo de comida en conservas
suministrada. Sin contacto con nadie, José, eso sí se acompaño de un
sofisticado equipo de filmación en el que se incluía un dron con cámara para
recoger las hermosas vistas aéreas del valle asturiano que vemos en la
película. Al final de cada jornada José dejaba en un punto de recogida el disco
duro de sus filmaciones que iba a ser montado por toda una luminaria del cine
documental y de naturaleza de este país y codirector de este trabajo, Gerardo
Olivares (Cantábrico, El Faro de las Orcas, Hermanos del Viento). El resultado es
una película visualmente hermosa y muy sugerente en cuanto plasma con
convicción la relación de José Díaz con el entorno natural en lo que fue un
tour de force cuya significación humana se nos trasmite excepcionalmente. A
ello ayuda que su protagonista, que en absoluto se quiere adueñar de la
película, sabe transmitir con sus narraciones sobre sus vivencias y con sus
silencios estados de ánimo singulares ante unas circunstancias insólitas. Pero
lo que en realidad es principal protagonista en la película es la
espectacularidad tanto de paisajes como la de las filmaciones de animales con
los que José interactúa, reglando momentos entrañables y divertidos. El montaje
de todo el material, a cargo de Olivares, es de recibo así como la esforzada
banda sonora de Pablo Díaz, el hijo de José. Para amantes de la naturaleza y de
documentales con mensaje
No hay comentarios:
Publicar un comentario