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Un nuevo nombre que hay que apuntar: Paul Urkijo
Alijo. Este joven realizador alavés nacido en Vitoria-Gasteiz en 1984 muestra
muy buenas dotes para el género fantástico y un estilo visual que sin ser- por
ahora- demasiado original dentro de las diferentes audacias del género que se
nos vienen presentando en los últimos años (diseño de producción casi de
ilustración fantástica, fotografía de paletas rebuscadas, postproducción
digital para casi todo, efectos visuales de inteligente efectismo) parece digno
de cineastas más curtidos. Tomando como referencia la mitología y la tradición
oral vasca, concretamente una leyenda recogida por José Miguel Barandiaran,
Erementari, rodada en euskera al igual que la triunfadora de los Goya Handia y con vocación de hacer una
película que cale en el mercado internacional, Errementari sin ser nada del otro jueves es una película que
cumple y con crecer su función de ofrecer entretenimiento y emociones más
inteligentes que efectistas (algo que se agradece últimamente en el cine de
género) con una historia fantaterrorífica de regusto de horror gótico con la
consabida ambientación decimonónica, esta vez en el paisaje rural vasco
inmediatamente posterior a la I Guerra
Carlista. La historia del inquietante herrero Patxi, un hombre reclusivo del
que se decía que había vendido su alma al diablo y cuya enorme maldad salía a relucir cuando algún vecino de
su aldea osaba entrar en sus territorios, no es que sea un relato complejo
precisamente pero en su estructura narrativa de cuento oral terrorífico reside
su curioso encanto. Con influencias cinematográficas y literarias de Edgar Allan Poe, Wes Craven, Lovecraft,
Terry Gillian y Roger Corman la película
sabe usar, aunque rutinariamente, recursos y temáticas más propios del cine
fantástico más comercial sin que la credibilidad del filme disminuya, aunque,
eso si, al final eso afecta a una irregularidad que se acrecenta en la segunda
mitad del metraje.
Una cuidada ambientación de época con abundante
elemento etnológico (indumentarias y viviendas de los vascos de caserío de
entonces), efectos especiales y de maquillaje vistosos y una fotografía
estilizada y sugerente son bazas principales para una película que muchas veces
termina por perder el tono especialmente cuando trata de agarrarse a referentes
y lugares comunes del fantástico. Aunque al principio la historia parece un
relato sobre la lucha entre la superstición y razón no tardamos en darnos
cuenta que lo que se nos narra es una poco convincente crónica sobre los
límites del bien y del mal con la sombra omnipresente del temor al infierno y
sus demonios como elemento central. Kandido Uranga, que encarna al inquietante
y ambiguo herrero es con mucho el mejor intérprete del filme, en donde el actor
vasco del momento, Eneko Sagardoy encarna con un aparatoso (y perfectamente
elaborado) maquillaje, histrionismo y algo de exceso a un patético y torpe
diablo que ha sido aprisionado por el herrero tras fracasar en el propósito de
llevarse su alma. Ramón Aguirre, Josean Bengoetxea y la niña Uma Bacaglia, que
encarna a Usue un personaje infantil fundamental en el filme, son algunos de
los intérpretes de la cinta en donde hay algún Cameo sorpresa. Película que
anuncia un director interesante, aunque esta claro que eso no es garantía de
nada
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