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Cuando las películas se hacen bien hasta géneros tan
plomíferos y previsibles como el cine “de juicios” pueden resultar
apasionantes. Esto es lo que ha ocurrido con este filme alemán que fue nominado
al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, una excelente mixtura de thriller
y drama psicológico (por supuesto con los procesos judiciales de fondo) que
plantea todos los recovecos emocionales tanto del dolor por la desaparición como
de la lucha por lo justo. El sentimiento de impotencia, la desesperación, la
rabia y la defensa de la verdad aparecen reflejados en el personaje de Katja (Diane
Kruger), una mujer a la que una bomba en el centro de Hamburgo, mata a su
marido Nuri (Numan Acar) un ex traficante de drogas reformado tras su paso por
prisión de origen kurdo y a su hijo de 9 años Rocco (Rafael Santana). Una pérdida
que hará mella en una mujer demasiado frágil e insegura y que con el torrente
de circunstancias vividas y sentimientos experimentados posteriormente parece
verse abocada a una resolución traumática. Si bien esta película no plantea
ningún debate como tal, parece claro que nos presenta las consecuencias
extremas que puede tener una vivencia de tal tipo en el ser humano, llegando a
decisiones impensables.
El filme atesora un guión impecablemente estructurado
y en donde es fácil empatizar con su protagonista, pese a tratarse de una joven
llena de faltas y defectos que no llega a ser una verdadera heroína dentro de
la historia pese a ser más que una luchadora. Con un enorme realismo a la hora
de presentar los interrogatorios y la investigación policial así como todo lo
concerniente al juicio a los acusados de matar a Nuri y Rocco, el filme sabe
como manejar elementos casuales o circunstanciales para aumentar la veracidad
de la historia - resultan prodigiosos muchos momentos del juicio- así como
trata al espectador de una forma inteligente para hacerle partícipe de todo el
proceso judicial siempre lográndole meter en la piel de Katja: pocas películas
consiguen ese nivel de identificación en el manido marco de los tribunales. Y
por supuesto, todo lo relacionado con la protagonista esta impecablemente
dispuesto, claro que a ello ayuda mucho la excelente interpretación de Diane
Kruger, una actriz todoterreno que ya ha intervenido en Hollywood en varias
ocasiones (Troya, Malditos Bastardos) Los instantes
finales del filme difieren significativamente del resto de al película tanto
por su ubicación como por su
tratamiento, en una deliciosa mezcla de western y drama a la europea. Crítica
social y política, drama puro y duro y sobre todo un estudio sobre sentimientos
extremos desfilan por una película eficaz y muy recomendable.
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