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Sin aportar nada realmente nuevo y sin tener un
mensaje excesivamente rompedor, este filme del actor y director galo Yvan Attal
cumple con creces su rol de drama-comedia con cierto componente social, con un
regusto inequívocamente francés aunque con ciertas concesiones de la
comercialidad anglosajona. Si esta película funciona, eso es gracias al buen
hacer de sus dos protagonistas, el veterano y siempre sublime en sus
interpretaciones Daniel Auteuil y el descubrimiento de la joven cantante y
actriz de origen argelino Camélia Jordana. Ambos, llevando a sus respectivos
personajes a momentos de interacción exultantes, consiguen dar empaque a una
historia de conflicto intercultural e intergeneracional que puede que parezca que
no sea demasiado diferente de otras similares pero que en realidad es una hábil
exposición de una realidad bastante común en una Francia cada vez más
multicultural y con bastantes desigualdades sociales en donde el origen aún
condiciona demasiado. Sin corrección política impostada, la película es un
tirón de orejas a la sociedad francesa tan oportuno como fácil e inofensivo,
pero al fin y al cabo la película llega a un buen puerto pese a algunas
irregularidades en su planteamiento y desarrollo.
Le Brio es una enésima puesta al día del mito de
Pigmalión, esta vez con las figuras de Pierre Mazard un pedante, solitario y
vanidoso profesor de derecho de la Universidad parisina de Assas al que tanto el
alumnado como el resto de profesores detestan, y una estudiante a la que trata
de instruir para que represente a la universidad en el concurso nacional de
oratoria, la joven de origen árabe Neïla, que ya había tenido un encontronazo
con el profesor Mazard el primer día del curso. En realidad el hecho de que Mazard
se ocupe de la preparación de Neïla tiene una explicación interesada e
instrumental para el profesor, pero a pesar de las reservas iniciales de ambos
por las diferencias entre ellos (especialmente en lo que respecta a Mazard por
el humilde origen social de la muchacha) una inesperada complicidad no tardará
en aparecer venciendo prejuicios y creencias. No es que haya en la película
grandes momentos de comedia y ni siquiera en su faceta de drama encontremos
momentos memorables, pero la historia tiene su mensaje y no carece de elementos
de bien presentados. Cine francés como
siempre cumpliendo al máximo.
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