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Una muestra de cómo el cine de denuncia política puede
resultar atractivo para el público y renunciando además a planteamientos comunes
de este tipo de cine e incluso, como en este caso concreto, a convencionalismos
de un biopic al uso. Y es que esta biografía del controvertido político
estadounidense Dick Cheney, vicepresidente del gobierno de George W. Bush y
figura realmente compleja, cumple con creces su propósito de mostrar la increíble
conversión de una persona ambiciosa, de dudosa moral y más bien mediocre en lo personal en una
figura relevante de la política internacional solo por el hecho de relacionarse
con la gente adecuada en un entorno tan retorcido como es la política USA además
de realizar una feroz crítica a los tejemanejes del poder norteamericano y sus
oscuros intereses. Gracias a un curioso planteamiento narrativo, a un ambiguo coqueteo
con la comedia paródica y a una excelente utilización de recursos metacinematográficos
tanto en el fondo como en la forma, la película supera con nota el nivel de
exigencia y no decae en ningún momento en interés pese a lo árido del tema. La
interpretación del camaleónico Cristian Bale como Cheney es más que notable,
incluyendo una excelente caracterización- con un aumento real de peso por parte
del actor- que deja irreconocible al intérprete norteamericano de origen galés.
Vice juega con el no tomarse en serio a si misma -
mediante numerosos guiños jocosos al espectador- para hacer escarnio de Cheney
y el hacer cruda semblanza crítica del personaje central con, además de una clara
intención de denuncia de la política estadounidense de los siglos XX y XXI más
allá de la propia figura de Dick Cheney,
una evidente intención aleccionadora sobre como ha sido el devenir en la política
mundial en los últimos 40 años en los que EEUU ha intervenido decisivamente y
en los que según la película Dick Cheney influyó decisivamente especialmente en
su época de vicepresidente (2001-2009) además de en otras etapas como en que fue asesor de la
Casa Blanca con Gerald Ford en los 70 o Secretario
de Defensa con George H.W. Bush entre 1989 y 1993. La ambición por el poder está
representada por el afán de Cheney de convertir a la figura vicepresidencial en un cargo en algunos
casos con mayor poder absoluto que el presidente y las renuncias y traiciones de
este político con tal de conseguir sus objetivos (incluso en el plano personal),
además de influir en el auge del neoconservadurismo de la política
norteamericana a partir de los 80. Utilizando bastante material documental de
archivo y con un montaje dinámico que no frenético, el filme logra ser una
lograda y ácida crónica políticosocial de los EEUU de los últimos 50 años,
aunque tal vez se haga algo largo su metraje. Además del propio personaje de
Chaney, el resto del reparto otorga un tono caricaturesco a los personajes
reales que interpretan, destacando Sam Rockwell como un tarugo Bush Jr. (esta clavadito)
y Steve Carrell como Donald Rumsfeld, además de una esforzada Amy Adams como Lynne
Anne Cheney, la también cargante esposa de Cheney. Mencionar que el doblaje en
español está muy bien trabajado, con Claudio Serrano doblando excelentemente a Bale
con un registro vocal supuestamente similar al empelado por el actor en esta
película que en ocasiones suena similar al utilizado en el personaje de Batman.
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