** y 1/2
Guión esforzado, buenas interpretaciones, interesante
fotografía, un mensaje humanista curioso, pero falta algo. La verdad es que es
poco reprochable el esfuerzo creativo en este drama estadounidense con una pequeña
participación económica española (y rodaje de parte del filme en Andalucía)
dirigido con solvencia pero de una manera mas bien previsible por Dan
Folgelman, un director del montón que se inició con el cine de animación (Cars) y que demuestra en no pocos
momentos que la película le viene grande en su condición de drama inusual con
ciertas pretensiones estilísticas de cine independiente: tal vez otro director
hubiese obtenido un resultado mucho mejor. Con todo, Life Itself es una película que se deja ver y se sigue con interés
pese a su torpe pretenciosidad y algún que otro fallo de concepto, ya que el
trabajo actoral es impecable (reparto yanki y español) y sabe manejar bien el los elementos
dramáticos.
Estructurada en cinco partes o episodios, la historia
juega con el tiempo y el azar con un relato que abarca varios años y tres
generaciones pero que paradójicamente parece
anclado en tiempo actual en cuanto a vestuario y ambientación en la época
actual pese que puede transcurrir medio siglo. Tal vez este irreal recurso del
tiempo estancado este concebido premeditadamente para otorgar un carácter de
fábula o cuento de hadas a la historia donde tampoco faltan moralejas. Se
empieza y termina en Nueva York, con un comienzo prometedor (la mejor parte del
la película) donde un joven despechado, Will Dempsey (un excelente Oscar Isaac)
acude a sesiones de psicoterapia con la doctora Morris (Annette Bening) por el
aparente abandono de su mujer, Abby (Olivia Wilde) el cual le ha dejado
literalmente al borde de la locura, pero en la historia de Will y Abby,
aparentemente idílica, hay en realidad mucho más. Poco después la historia se
trasladará a un cortijo en Andalucía, en donde viven los González, cuyo cabeza
de familia Javier (Sergio Peris-Mencheta), se encuentra celoso por la
influencia e su antiguo jefe y amigo Saccione (Antonio Banderas) sobre su mujer
Isabel (Laia Costa) y su hijo Rodrigo (Alex Monner, en la etapa mayor del
personaje). Las historias llegan a conectar pero curiosamente se percibe que de
manera independiente tal vez pudiesen haber funcionado mejor como películas de
pleno derecho, especialmente el primer segmento neoyorquino: posteriormente a
este la película cae en intensidad de forma progresiva. Samuel L. Jackson,
Mandy Patinkin y Olivia Cooke completan el reparto. Podía haber sido una
película más brillante pero tampoco se puede objetar demasiado su interesante
resultado final
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