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Mia Hansen-Love es una joven directora francesa de
origen nórdico que pese a ser aún no muy conocida fiera de su país ha firmado
ya unas cuantas películas interesantes (se estrenó como directora en 2007 con
26 años tras estar inicialmente dedicada a la interpretación) en donde destaca El padre de mis hijos (2009) y tiene una
pequeña legión de seguidores en Francia. Su último filme Maya sin embargo no ha supuesto su consagración definitiva ya que
este esforzado drama intercultural localizado en su mayor parte en la región de
Goa en la India
pese a su interesante premisa y su acierto a la hora de plasmar el choque
emocional del regreso al pasado con encuentro inesperado de un elemento de
esperanza no consigue dar forma a una historia memorable dejándose por el
camino intentos de progresión dramática solamente esbozados que desarrollados
hubiesen dado más empaque al relato.
Gabriel (Roman Kolinka) un joven periodista francés
regresa a Francia tras ser liberado del secuestro que sufrió por parte un grupo
terrorista en Siria. Sin conseguir adaptarse en sus primeros meses de libertad
y viendo como todo lo de su vida anterior se derrumba (algo que estaba a punto
de ocurrir antes de su cautiverio), decide viajar a la India, país donde pasó gran
parte de su infancia, en donde se reencuentra con amigos de su pasado en un
nuevo entorno radicalmente diferente al París que le estaba provocando tanta
ansiedad. Con varios propósitos fallidos y una nueva sensación de desarraigo,
la estancia en Goa encontrará una dimensión para Gabriel cuando entabla amistad
con Maya (Aarshi Banerje) la hija veinteañera de unos conocidos que también
desea mejorar su existencia. Pese a lo sugerente de la historia, el plano
psicológico de los personajes flojea y es muy difícil encontrar empatía en un
personaje tan complejo y a priori goloso como el de Gabriel pese al buen
trabajo interpretativo de Roman Kolinka, del mismo modo que el personaje de
Maya, interpretado con madurez y aplomo por la joven Aarshi Banerje, consigue
transmitir toda la humanidad deseada. Sin embargo, la química entre los dos
protagonistas funciona muy bien y su dialéctica en muchos momentos es
brillante, aunque la resolución de al historia, bastante desmañada, no consiga
culminarla. Se nota que la directora también pasó parte de su vida en la India por el tratamiento
nada turístico que hace de Goa- bonitas imágenes de la zona- y su sensibilidad
para captar el curioso exotismo de algunas imágenes, pero se hecha en falta un
enfoque más verista y testimonial. Pero si nos quedamos con el esfuerzo que se
hace por contar una historia de relaciones humanas en situación límite, la
película funciona perfectamente.
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