** y 1/2
Es probable que este filme encabece los ranking semanales de taquilla en diferentes países, algo a lo que su director M. Night Shyalaman está habituado, pero lo que parece cierto es que en esta ocasión el reputado y comercial realizador norteamericano de origen indio no ha filmado lo que se dice un buen filme dentro de su sempiterno recurso estilístico de cine fantaterrorífico de suspense con giros finales que cada vez resultan menos sorprendentes. Si con Multiple y Glass Shyalaman había logrado recuperar credibilidad tras unos comienzos de la década de 2010 bastante decepcionantes ahora vuelve a bajar el listón con una película donde parte de material ajeno- concretamente la novela gráfica Castillos de Arena del suizo Frederik Peeters- y que pese a aceptables momentos y un planteamiento muy bien llevado no consigue ofrecer no ya solo emoción sino las dosis de intriga necesarias para ser una buena película de misterio. El paso del tiempo en la vida del ser humano es la metáfora de esta historia que el realizador y guionista maneja con buen pulso filosófico pero su inserción en el relato fantástico no consigue llegar a cotas más allá de lo previsible en cualquier filme comercial. Esa eterna sensación de que el propio Shyalaman prioriza la aceptación del público frente el conseguir una obra autoral o con personalidad aún cuando en algún momento en uno de sus filmes parece que va a ser lo contrario aparece aquí por desgracia de manera demasiado evidente. Es una pena que el talento de Shyalaman se haya lastrado por la comercialidad, aunque por fortuna también en Old tenemos indicadores de que el director puede sorprendernos de nuevo en un futuro.
En Old el principal logro narrativo es circunscribir la narración en poco más de 24 horas en un entorno en donde el tiempo juega un papel crucial ya que en la historia pasa muy, muy deprisa: una recóndita playa en donde por una extraña razón cada media hora es un año de vida y eso afecta a sus visitantes que van envejeciendo velozmente. A esta playa, parte de un sofisticado e inquietante resort veraniego, llega la familia Cappa formada por el padre Guy (Gael García Bernal), la madre prisca (Vicky Krieps) y sus retoños Maddox y Trent, interpretados por diversos actores conformen van creciendo en el extraño arenal; ellos junto con otros siete visitantes serán testigos de el angustioso y veloz paso del tiempo en ese entorno del que además no pueden huir. La combinación de momentos inquietantes con otros más dramáticos y teóricamente con discurso sólo funciona por separado ya que su combinación muchas veces es forzada hasta el estrambote. Tampoco el crescendo dramático (que bebe en parte de algún clásico como El Angel exterminador) funcioan como es debido. Eso si, Shyalaman sigue demostrando ser un maestro en el arte de mostrar imágenes desasosegantes pero ya todo se hace demasiado previsible en él y aunque en esta ocasión refleja mayor madurez dirigiendo en la mayor parte del metraje a un reducido grupo de actores que tratan de dar lo mejor de si mismos -incluyendo a talentosos actores infantiles-adolescentes, prometedores jóvenes como Thomasin McKencie o Alex Wolff, reputados como Rufis Sewell o también el propio director en una de sus habituales intervenciones en sus filmes- es evidente que sigue atado a sus propios clichés. No obstante, Old puede ser una película disfrutable para los amantes del suspense cinematográfico y es posible que guste a los seguidores más incondicionales del director pero también es posible que otros espectadores que disfrutaron y alabaron otros filmes de Shyalaman terminen decepcionados.
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