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Con las nominaciones a los Oscar a la mejor película
internacional y al mejor guión original además del premio a al mejor actriz a
su protagonista Renate Reinsve en el festival de Cannes esta curiosa y esforzada
producción noruega esta siendo una de las mas agradables sorpresas de las últimas
semanas. Más allá de una simple asociación entre el drama y la comedia con
transfondo psicológico y costumbrista, La
pero persona del mundo es un filme libre e imprevisible pero también con
una historia muy estructurada con una total matización en los diálogos y
situaciones, todo centrado en su protagonista, la joven Julie, cuya peripecia
vital situada en unos cuatro años (que comienza cuando está a punto de cumplir
los treinta) funciona como ilustración de las aspiraciones vitales y las
contradicciones que uno se puede encontrar para cumplirlas, focalizándose en su
condición de mujer treintañera. Las relaciones de pareja, la búsqueda de la
estabilidad, la maternidad, el rol en la familia, la sexualidad, lel reto del crecimiento
personal y en definitiva, el hallar un lugar en el mundo, son las cuitas que
desvelan a Julie, una muchacha brillante y creativa -aspira a ser escritora-
que se ve desbordada y confusa por todo lo que le rodea y de como el resto de
la sociedad supone que ella debe actuar. Entre el melodrama, la comedia romántica,
el apunte naturalista y costumbrista y algún inteligente apunte pseudofantástico
el filme transcurre fluidamente y su visionado resulta una auténtica delicia
gracias principalmente a la estupenda interpretación de Renate Reinsve, encantadora
y firme en un papel ambiguo y exigente con mucho jugo.
Uno de los grandes meritos de esta película es el de apostar por un transcurso temporal compartimentalizado y con ciertos saltos merced a una división en varios capítulos que el filme titula además de un prólogo y un epílogo; una estructura que bebe de la literatura (y del cómic, que juega un papel importante en este filme) y que otorga un desarrollo pulcro y claro. Julie, con sus dudas y vaivienes, resulta un personaje con el que muchos espectadores de ambos sexos pueden identificarse. Aunque su vida sentimental sea fundamentalmente lo que pivota y marca su existencia no menos importante son sus condicionantes de todo tipo que vamos descubriendo a lo largo del filme y que explotan en al difícil relación con Aksel (Anders Danielsen) un cuarentón de éxito profesional que aparentemente no llena sus aspiraciones, quien encontrando otro amor en una persona de carácter diferente a aquel, Eivind (Herbert Nordrum). Irónica, lírica, emotiva y sobre todo creíble, La peor persona del mundo muestra que las relaciones humanas siguen teniendo cita con el cine produciendo cosas tan sugerentes como este filme.
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