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Un nuevo viaje a la transición española de la segunda
mitad de los años 70 del siglo XX tomando de partida una historia real que se
ha saldado con resultados más que positivos. Lo cierto es que escenarios como el de Euskadi
en esa época se antojan más que jugosos por el complejo trasfondo políticosocial
que se vivía entonces (más que en cualquier otra parte del estado español) y
por la profusión de historias y acontecimientos significativos acaecidos entonces.
La veterana actriz catalana metida a directora hace algunos años Silvia Munt muestra
su vinculación con el cine vasco y con su historia reciente (hace 40 años
protagonizó Akelarre de Pedro Olea y
se ha dejado ver desde entonces en varias producciones rodadas en el País
Vasco) con esta atinada y sugestiva historia de lucha reivindicativa y de maduración
personal situada en Errenteria, Gipuzkoa en 1977 que nos retrotrae a la lucha a
favor de la legalización del aborto en la España postfranquista en un contexto
en que las mujeres aún eran ciudadanas de segunda fila. Un grupo de mujeres jóvenes
de la localidad luchan por legalización de la práctica abortiva y por los
derechos de las mujeres al tiempo que trtan de facilitar abortos clandestinos
(en Reino Unido o Francia) entre la población femenina del entorno. Una de esas
chicas, Bea (Alicia Falcó) a penas una adolescente, vive con una mezcla de
ilusión y miedo esos días, inquietada por lo incierto de esa lucha dentro de un
entorno patriarcal y con la propia angustiosa situación de su familia con una
padre (Iván Massagué) encarcelado y con una madre (Itziar Ituño) superada por
los acontecimientos al tiempo que la tía de Bea (Ainhoa Santamaría) quiere
someterse desesperadamente a una aborto. Miren (Elena Tarrats), otra muchacha
del pueblo con la que irá congeniando, añadirá a la vida de Bea aún más confusión.
Con una ambientación setentera muy lograda la película cumple con creces su propósito de ser al mismo tiempo un drama intimista centrado en su protagonista y de ser una crónica histórica con ribetes costumbristas. Alicia Falcó se muestra segura y con mucho empaque en un papel con muchas aristas consiguiendo reflejar la lucha interior de una joven que se mueve entre sus convicciones, sus anhelos de libertad para ella y para los suyos y sus propios sentimientos. Es cierto que lal película muchas veces se queda corta en determinadas situaciones, tanto descriptivas como de intensidad dramática, pero su buen manejo narrativo y el esforzado trabajo actoral consiguen un filme intenso e interesante en donde su homenaje a unas mujeres que con su lucha propiciaron un cambio importante en la sociedad española resalta con la dignidad que requería el propósito mostrándonos más las tribulaciones de esas mujeres y de su vivencia de la situación que la propia crónica de acontecimientos. Siempre se agradecen filmes de este tipo.
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