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La espera de la muerte y el duelo son temas nada
agradables de los que el cine se ha ocupado varias veces, pero no están de más nuevas
películas sobre el tema sobre todo si resultan tan honestas y nada artificiosas
como este Plus que jamais un canto a
la vida que sin caer en el drama puro y duro ni en la feel good movie impostada
ofrece tanto una visión realista y desdramatizadora de los últimos días de una
persona joven como un nada cómodo debate sobre la decisión personal de que hacer
cada uno con su cuerpo frente a la lucha por uno mismo. Es este el enfoque ético
y psicológico sobre el que descansa esta película gala en donde sus protagonistas
ejercen una dialéctica incómoda y sinuosa: Hélène (Vicky Krieps), una treintañera
con una rara fibrosis pulmonar a la que quedan pocos meses de vida que decide
viajar a Noruega para conocer a un maduro bloguero enfermo de cancer (Bjorn
Floberg) responsable de una página sobre como llevar las últimas etapas de una
enfermedad terminal, y su marido Mathieu (Gaspard Ulliel), desolado pero empeñado
que Hélène viva lo mejor posible lo que le queda de vida y reticente a que su esposa
se marche tan lejos y decida quedarse en el país nórdico una larga temporada (allí
ha encontrado un entorno totalmente nuevo y una cierta felicidad), sobre todo
cuando un inminente transplante de pulmones se vislumbra como una esperanza. Los
anhelos de él por poder estar con su mujer el mayor tiempo posible y los deseos
de ella por disfrutar como quiere sus últimos momentos y su rechazo a una operación muy complicada y
sin garantías chocarán sin remedio y llevarán a ambos a un conflicto vital y de
sentimientos bastante enrevesado.
El tema esta tratado con realismo y sutileza pero también con asperezas y no huye de momentos incómodos, reflejados en los diálogos de la pareja y en los momentos en los que Hélène muestra mayor debilidad física y psicológica. No obstante, el mensaje de esperanza y sobre todo del de la fuerza del diálogo predomina como aspecto central en un filme austero pero muy hábil a la hora de combinar escenarios/realidades (la Noruega rural y bucólica de los Fiordos que se presenta como un descubrimiento para Hélène, la vida doméstica de la pareja en su apartamento abocada irremediablemente al drama) y en donde las interpretaciones, sobre todo el de la luxemburguesa Vicky Krieps (vista en Tiempo de M. Night Shyamalan) son de categoría.
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