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Parece que Ken Loach se va a despedir del cine con
esta película, algo que puede resultar hasta cierto punto lógico ya que el
cineasta británico tiene ya 87 años y poco que demostrar en su vasta carrera. Si
consideramos como tal parece a The Old
Oak como su última película hay que decir que se trata de una despedida
digna con un filme que sin estar entre lo mejor de su producción cumple con
creces sus propósitos de denuncia y concienciación como siempre ha ocurrido con
cualquier película de Loach, aunque si bien es cierto se echa algo en falta en
este caso mayor pasión (en otras épocas Ken Loch literalmente echaba el resto)
y puede que mayor sentido del riesgo. Con todo de nuevo estamos ante un drama
social honesto y perfectamente narrado con amalgama muchas de las características
que hicieron del cine de Loach objeto de culto a partir de finales de los 80 y
que vuelve a dar en la diana a la hora de trazar un diagnóstico social del
Reino Unido actual (y por ende de toda la sociedad occidental actual) y algunas
de sus circunstancias: en este caso es de neuvo la inmigración el tema central,
con el contrapunto de la crisis económica en algunas zonas de Gran Bretaña. Como
escenario, un pueblo del condado de Durham – zona conocida por su pasado minero-
y dentro de él un viejo pub de toda la
vida a punto de cerrar, El Viejo Roble,
donde se reúne la atribulada gente del pueblo (descendientes de mineros en una
localidad empobrecida) con su propietario TJ Ballantyne (Dave Turner) un hombre
tenaz y trabajador pero taciturno y superado por las circunstancias tratando de buscar un final digno para su
local mientras al pueblo llega un buen número de refugiados sirios ante el
recelo de los lugareños que los ven como invasores, pero TJ no parece ser de
esa opinión.
El enfrentamiento entre la visión de algunos de lo locales recelosos de los “muslims” y otros como TJ que aceptan su presencia -aunque al principio les cueste- es lo que a grandes rasgos traza el desarrollo de la película. TJ consigue establecer una relación de amistad con Yara (Ebla Mari) una veinteañera del colectivo de los refugiados cuya familia se ha mudado al desfavorecido barrio del dueño del pub, llegando de ese modo a entender las desdichas y la situación de los inmigrantes sirios al tiempo que la muchacha, ayudada por los servicios sociales locales, trata de integrar a ella y a los suyos dentro de la comunidad chocando casi siempre con al hostilidad del entorno. TJ por su parte se encuentra en una complicada situación ya que sus problemas personales y los de su negocio en cierto modo comienzan a ser aliviados por la presencia y la ayuda de Yara, pero su entendimiento con la comunidad siria provocará el desprecio de sus amigos y vecinos: la traición y el caínismo dentro de un mismo colectivo también es tratado en el filme y en ese empeño Loach tampoco no se anda con rodeos a la hora de mostrar comportamientos intolerantes y éticamente reprobables. El final lleno de esperanza se encuadra más bien en la vertiente melodramática del autor, pero en su desarrollo The Old Oak tal vez sea uno de los filmes más directos e incómodos de Loach en bastantes años. Otra muesca más- posiblemente la última- en el recuento de aciertos de uno de los más significativos y personales cineastas vivos europeos.
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