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La sorpresa del cine español del año 2023 ha llegado al final
del mismo y es un más que notable trabajo de cine de animación cuyo responsable
es una de las figuras más curiosas de la cinematografía ibérica por lo insólito
de su carrera: Pablo Berger. El cineasta bilbaino, cuyo Blancanieves (2012) ya es todo un clásico del cine hispano y no
cuenta con una filmografía no precisamente demasiado extensa pese a comenzar su
carrera a finales de los 80, ha
firmado un encantador y conmovedor cuento animado (animación tradicional) que
puede suponer un antes y un después para el cine de este tipo en España: puede
que no se trate de una obra maestra redonda, pero su enorme calidad visual, su
sencillo pero extraordinario guión y sobre todo su universal y cálido mensaje
hacen de Robot Dreams un trabajo
fácilmente exportable y globalmente
aclamable. Esta adaptación de una sensacional novela gráfica de la
norteamericana Sara Varon- el cómic una vez más origen de grandes películas- es un canto a la amistad y a todo aquello que
la rodea así como una reflexión sobre su surgimiento y sobre su final, tocando
aspectos como el olvido de los amigos pasados, la sensación de soledad, la
necesidad de ser querido, el reemplazo en la amistad, el olvido, los buenos
recuerdos, la falsa amistad, la lucha sin cuartel por los seres queridos…todo
ello contado a través de una fábula aparentemente dirigida al público infantil
pero que puede ser perfectamente degustada (mejor dicho, debe ser) por el
público adulto: tanto unos como otros reirán, llorarán, se emocionarán y se
verán también reflejados en este filme, realizado con mimo y esmero con un gran
esfuerzo técnico pese la aparentemente simplicidad del dibujo (el mismo de su
autora) y de la animación en esta coproducción hispanofrancesa. Ambientada en
un Nueva York de los años 80 poblado de animales antropomórficos y repleto de
escenarios reales reconocibles de la Gran Manzana, asistimos a la historia de
amistad de un perro que atiende simplemente al nombre de Dog y un robot llamado
simplemente Robot en el transcurso de prácticamente un año en el que ocurre de
todo entre los dos personajes llegando a un final del filme curioso, sugerente
y que termina mostrando toda la intencionalidad del filme.
Dog es un can solitario que suspira por tener
compañía; un día de septiembre en la televisión ve el anuncio de un robot sentiente
diseñado para hacer de amigo y acompañante, lo pide por correo y en pocos días
la pareja se hace inseparable compartiendo buenos momentos por NY. Un día en la
playa a última hora de la tarde en el último día de temporada de baños Robot se
avería a causa del agua y no se puede levantar de la toalla. Su amigo va a
buscar ayuda pero en su ausencia las autoridades cierran la playa hasta el
verano que viene: un maltrecho Robot se queda allí atrapado pero Dog se propone
recuperarlo por todos los medios; esto será misión imposible y ambos amigos se
hacen a la idea de que tendrán que esperar cerca de nueve meses para reunirse
gestionando a partir de ese momento la situación como pueden y dando lugar
dentro de la película a sugerentes, deliciosos, sesudos y conmovedores momentos.
El guión adaptado firmado por los propios Berger y Varon es un cúmulo de
maravillas narrativas en un filme mudo sin ningún diálogo y solo con efectos
sonoros y una estupenda banda sonora obra de Alfonso de Villalonga que incluye
además temas conocidos como el September
de Earth, Wind and Fire canción que cumple un papel fundamental en la trama. La
segunda mitad del filme, con los personajes principales prácticamente desubicados
encierra instantes emocionantes e introspectivos como los que ilustran los
sueños de Robot y Dog, marcados por la ausencia de al persona querida y el
deseo por recuperarla, preciosas viñetas de inspiración onírica con marcada
emotividad y explicaciones freudianas presentada con sublimes experimentaciones
conceptuales dentro de la animación tradicional.
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