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Ya se ha contado otras veces la historia de la llamada
tragedia de los Andes en el cine y pocos esperaban ya que se hiciese el filme
definitivo sobre el tema pero se ha hecho y esta vez casi imposible será ya
superarlo. JA Bayona, por ahora el director español más internacional, ha
conseguido con La Sociedad de la Nieve
no solo una historia de supervivencia conmovedora, tensa y emocionante sino un
trabajo cinematográfico superlativo desde principio a fin con el que el
realizador catalán demuestra que es un narrador eminente y un realizador superdotado
que necesitaría películas de pretensiones mayores de las que ha venido filmando
hasta ahora- salvo esta última que debería marcar para él un punto de inflexión-
y dejarse de impersonales encargos hollywoodienses para demostrar su verdadera
y enorme valía. Aquel accidente aéreo acaecido a finales de 1972 con un grupo
de jóvenes jugadores de rugby uruguayos y amigos y familiares en el que
quedaron al final dieciséis supervientes de 45 personas sobreviviendo durante
dos meses al frío, avalanchas y especialmente la falta de alimento que
solucionaron comiendo los restos de los otros viajeros fallecidos es uno de los
relatos reales más increíbles apasionantes -y también controvertidos por su
recurso a la antropofagia- del siglo XX y Bayona, tomando como punto de partida
el libro homónimo del periodista uruguayo Pablo Vierci, ha logrado un filme que
verdaderamente ha captado magistralmente todos los matices y aristas de aquella
epopeya que demostró que el espíritu y la voluntad humana sencillamente no
tienen limites, rehusando a centrarse en protagonistas concretos y otorgando al
colectivo de supervivientes un protagonismo global que concuerda más con el alma
de aquella epopeya en donde los jóvenes formaron efectivamente una especie de
sociedad, comunidad en donde alimentarse con los cuerpos de otros que eran
amigos o familiares fue casi un ritual en donde los fallecidos ayudaron en la
supervivencia de los otros.
Tal vez el acierto definitivo haya sido cambiar la
fuente de la crónica, ya que tanto en la primera aproximación cinematográfica
al tema la mexicana Supervivientes en los Andes (1976)-
un truño olvidable- de René Vardona como la estadounidense Alive (1993) de Frank Marshall- puro Hollywood- toman como punto de partida el libro ¡Viven! que escribió Piers Paul Read en
1974 y en dicho trabajo no hay una investigación tan perfeccionada como en la
obra de Vierci; no obstante claro está que la propia habilidad de Bayona ha
hecho el resto. Un reparto de jóvenes intérpretes uruguayos y argentinos
realiza un esforzado trabajo dando dramatismo, humanismo y todo el catálogo se
situaciones humanas que puedan vivirse en una situación límite no solo con
total credibilidad sino haciendo que captemos todo el dramatismo de la situación.
Rodada en los auténticos andes argentinos y chilenos (en Chile del punto donde
se produjo el accidente real), en Uruguay en la Sierra Nevada española para
otras escenas en loa helada cordillera andina, la película muestra un esfuerzo técnico
pocas veces visto en el cine español incluyendo magníficos efectos de
maquillaje y unos efectos especiales mucho más que de recibo donde destaca la
espectacularidad y credibilidad de la
escena del accidente del Vuelo 571: los pelos como escarpias. Pero esta no es
una película de catástrofes y la espectacularidad está más bien centrada en la
suntuosa fotografía de Pedro Luque - paisajes, tomas aéreas- y en una puesta en
escena que se esfuerza y logra en ser todo lo real que peude cuidando hasta el
más mínimo detalle en cuanto a atrezzo, decorados (muy buena reconstrucción del
avión siniestrado), vestuario, maquillaje, efectos digitales…hasta se recrean las
célebres fotos que los supervivientes hicieron durante sus más de dos meses de
calvario.
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