martes, diciembre 02, 2025

LA VOZ DE HIND (SAWT AL-HIND RAJAB)

 

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Se cuenta una historial real. Cine denuncia en estado puro y todo transcrito tal y como sucedió. Siguen siendo necesarias películas como esta que recuerdan la función concienciadora y social que debe tener el cine al igual que otros medios o disciplinas artísticas. Estamos ante un filme que consiguió por méritos más que evidentes el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia y el Premio del Público en el Zinemaldi, una pequeña pero muy audaz -tanto en el plano temático como el cinematográfico- producción francotunecina con apoyo de importantes estrellas hollywoodienses y productores internacionales que muestra los desastres de la guerra, el drama de sus víctimas civiles e inocentes, la sinrazón y crueldad de los señores de la guerra y lo terroríficamente absurdo de muchas situaciones (militares, logísticas y borocráticas) en los conflictos bélicos. El genocidio de Palestina por parte de Israel es el amargo y trágico telón de fondo de una historia que sucedió en enero de 2024 y que en este filme en la cual se recrea se cuenta con un recurso tan insólito como escalofriante: el audio real de la llamada a la Media Luna Roja de Hind Rajab, una niña palestina de seis años única superviviente de un tiroteo que acabó con parte de su familia en un coche en el cual se encuentra escondida en medio de un asedio israelí.

En hora y media de metraje (la historia se desarrolla en poco más de 24 horas) y con prácticamente una sola localización (las oficinas de la MLR en Gaza) asistimos a una mezcla de docudrama y recreación dramatizada de un episodio que sobrecoge desde el comienzo y manteniente con un nudo en la garganta hasta el final. Un grupo reducido de actores palestinos, tunecinos e israelíes recrea al pie de la letra la conversación del personal de la MLR con la pequeña Hind (oímos los registros de sus llamadas telefónicas subtitulados) en lo que se convierte en todo un tour de force, una situación desesperada que los dedicados trabajadores y voluntarios no se ven capaces de resolver por culpa de improcedentes limitaciones legales, el caótico estado de las calles por la guerra y los pavorosos e inesperados ataques del ejército israelí. Motaz Malhis, Saja Kilani, Amhed Hlehel y Clara Khoury son los actores principales y realizan un encomiable trabajo trasmitiendo autenticidad, calor humano y angustia y sintiendo genuinamente lo que a buen seguro experimentaron los protagonistas reales de la historia. La realizadora tunecina Kaouther Ben Hania ha realizado un excelente trabajo que consigue con creces su objetivo de conmover y horrorizar al espectador y que además deslumbra con su puesta en escena verista, el manejo de los recursos documentales y la potencialidad del elemento audible y la recreación de escenas a partir de imágenes reales que en aquel día se filmaron en móvil y que también observamos en algunos momentos del filme en paralelo con las imágenes recreadas. Cruel, angustiosa, triste y emocional, La Voz de Hind es un filme que debe visionarse para recordar una funcionalidad importante del medio cinematográfico y para tener en cuenta esa absoluta carnicería que se está perpetrando en un lugar de la tierra.


lunes, diciembre 01, 2025

LOS COLORES DEL TIEMPO (LE VENUE DE L´AVENIR)

 


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Una historia con dos diferentes marcos temporales distantes son potencialmente dos historias que al final convergen y en el caso concreto del arte cinematográfico pueden ser dos películas: esto ocurre con Los colores del tiempo en donde por una parte hay un marco contemporáneo y por otra una historia (que condiciona a la actual) desarrollada a principios del siglo XX, es decir, estamos ante un drama actual y otro de época (todo con algunos ribetes de comedia) que además cumplen su función y constituyen en conjunto una inteligente película que utilizando el melodrama, el romance y ciertas dosais de intriga constituye una loa a la cultura francesa y su rica historia. Cédric Klapisch un director hábil aunque más bien escorado al cine más comercial firma con clase un esforzado trabajo que no hace decaer el interés del espectador en ningún momento y que pone de manifiesto la versatilidad del director.

El punto de partida de la historia lo conforma una herencia, la de una vieja casa de campo cercana a París de la que deben de hacerse cargo treinta descendientes de los propietarios de la misma, abandonada desde los años 40 del siglo XX. Los familiares, la mayoría lejanos y que apenas se conocen entre ellos, nombran a cuatro representantes para realizar un inventario de la casa, los cuatro con diversas ocupaciones y edades que una vez en la vieja vivienda encontraran pinturas, fotografías y correspondencia que una vez pertenecieron a su antepasada Adèle, una joven campesina normanda que a finales del siglo XIX se trasladó la capital francesa en busca de su madre, que la abandonó siendo un ella un bebé. Así, mientras los cuatro desconocidos establecen inesperados vínculos entre ellos mientras tratan de descubrir la procedencia de los objetos y la historia de Adèle, se asiste también a una historia enmarcada en el París de los 1890, una ciudad en plena transformación social e industrial y también bulliciosa y efervescente en su actividad artística y cultural con el nacimiento de la fotografía, el auge de la cultura literaria realista y el triunfo del arte impresionista. Adèle en su viaje traba precisamente amistad con dos jóvenes artistas, Anatole, un aspirante a fotógrafo, y Gaspard, un aspirante a pintor, los cuales serán para ella los guías de una nueva realidad alejada de sus orígenes y en un entorno muy novedoso y algo desconcertante para ella sobre todo cuando el reencuentro con su madre no es el que ella esperaba. El pasado y el presente se van alternando en esta historia con un ejercicio narrativo espectacularmente hábil en donde destacan las escenas de época con una fotografía pictórica y unos entornos intencionadamente algo manieristas (homenaje al impresionismo y la fotografía antigua) pero bellos y efectivos.

Funciona muy bien el reparto en donde destaca Suzanne Lindon como el personaje central- encantadora y convincente-, Jilia Piaton, como Celine una ejecutiva del siglo XXI que termina fascinada por la historia de sus antepasados, Zinedine Soualem como Abdelkrim, un profesor de secundaria decidido a encontrar valor artístico (y sentimental) a los hallazgos de la vieja casa y Abraham Wapler como Seb, un joven fotógrafo actual que hará un inesperado hallazgo que influirá totalmente en su concepción de la vida. Con elementos poéticos, fantasiosos y comediáticos y detectivescos, la película entusiasma, se hace gustar y termina siendo una gran película.