***
Cumple
con creces este sólido aunque tal vez algo previsible drama francés con
insertos de comedio que firma Thomas Lilti un director que ya ha tocado
anteriormente el tema médico (Hipócrates,
2014) al igual que en este filme. Entre el costumbrismo y el dramón de
personajes (aunque algo contenido) la película se sustenta en sus dos
eficientes protagonistas, el siempre excelente François Cluzet, que desde Intocable parece haberse abonado a
personajes en situaciones desesperadas, y Marianne Denicourt. Ambos encarnan a
las dos caras de una misma profesión, él, Jean Pierre, el médico rural de toda
la vida en una zona del norte de Francia que repentinamente precisa de ayuda en
su trabajo a causa del cáncer que padece, y ella, Nathalie, una médica de
vocación tardía que quiere huir de la rutina del trabajo hospitalario con su
nuevo empelo, a priori más estimulante y dinámico por la oportunidad de
desplazarse y conocer a gente diferente entre los habitantes de los pueblos.
Pronto las diferencias entre ambos y su manera de ver el ejercicio de la
medicina en un entorno rural acotado -en el que Jean Pierre está acostumbrado a
actuar según su criterio- se harán irreconciliables. No obstante, entre ambos
no tardará en surgir una necesaria alianza, sobre todo cuando Jean Pierre se da
cuenta de que las cosas no volverán a ser lo mismo y cuando Nathalie ve la
necesidad irremediable de aprender de Jean Pierre, una persona que se ha ganado
a pulso el cariño de sus pacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario