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Jane
Austen sigue inspirando a cineastas del siglo XXI y sus adaptaciones a la gran
pantalla siguen gozando de relativo éxito pese a una calidad desigual. Y es que
esto de los dramas y comedias (o mixtura de ambos) de época - siglos XVIII y
XIX, preferentemente- siempre produce un grato esfuerzo en la industria
cinematográfica (aún hoy en día) por aquello de poner a prueba las máximas
habilidades profesionales en vestuario, decorados, ambientación y por supuesto,
interpretaciones y dirección, y sin que sea necesario un presupuesto
desorbitado. En lo que respecta a esta producción irlandesa con un competente
reparto británico-irlandés-americano que adapta el relato de la Austen Lady Susan sin resultar absolutamente nada
del otro jueves si que se trata de un filme esforzado, muy bien realizado y que
cumple con creces su unción de mostrar la esencia del relato de la inteligente
y manipuladora Lady Susan, una viuda que
desafía continuamente a las convenciones morales de su época (comienzos del
XIX) tratando de vivir su libertad amorosa con un hombre más joven que ella
anulando los rumores que sobre ella circulan en las altas esferas de la
sociedad del sur de Inglaterra con rocambolescos y manipulativos planes que
ponen en evidencia la necedad y la hipocresía de muchas sus adineradas
amistades y contactos, tratando de conseguir de paso una buena posición para
ella y para su hija veinteañera a la que pretende también buscar un buen
partido. Huelga decir que aquí los diálogos y las situaciones se adueñan del
conjunto para mostrar el devenir de un inofensivo folletín realzado por unas
buenas actuaciones.
Kate
Beckinsale se muestra muy segura como la astuta Lady Susan en la que tal vez
sea su mejor interpretación hasta el momento, muy bien secundada por gente de
la talla de James Fleet, Stephen Fry, Chloë Sevigny, Tom Bennet, Xavier Samuel
o Jemma Redgrave en un conjunto de carácter más bien teatral que puede que no
guste a todos los públicos. Lo poco dinámico de la historia y los farragosos
enredos no obstante no consiguen enganchar al espectador y en no pocos momentos
el tedio más absoluto hace acto de presencia, salvado por algún momento de
cierta inspiración. Da la impresión de que se ha cuidado más el fondo que la
forma- excelente ambientación- y al final la película no deja de ser un pequeño
entretenimiento culto. Con todo, gustará a los amantes de las letras inglesas
del siglo XIX y a los degustadores de dramas-comedias con cabeza.
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