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Wes Anderson es un director que, al menos hasta ahora,
siempre consigue dar en la diana en cuanto a la calidad de sus películas. Ese
universo suyo visualmente barroco y su peculiar estilo de comedia de sutil pero
gamberra ironía puede que no consiga convencer y gustar a todo el mundo, pero
que duda cabe que es un director peculiar y con un enorme sentido del riesgo
como ya ha demostrado en Los Temenbaums (2001),
Life Aquatic (2004), Viaje a Darjeeling (2007), Moonrise Kingdom (2012) o El Gran Hotel Budapest (2014). Esta
nueva incursión en el cine de animación stop motion tradicional tras los
excelentes resultados de El Fantástico
Sr. Fox (2009) consigue ser una película original, con enorme mala uva y
sobre todo muy divertida. Dirigido a un público adulto y con algunos insertos
de animación de dibujos tradicional y por ordenador, este filme tiene como
singular característica el de estar planteado en su forma como un homenaje al
cine y la cultura japonesa y en especial a Akira Kurosawa, aunque dicho
homenaje esta claramente previsto de parodia cierta chanza del mundo nipón que
desde el país del sol naciente muchos no se han tomado muy bien. Utilizando de
manera contemporánea los recursos de las fábulas con animales parlantes, el
cuento de hadas y la mitología japonesa, Anderson nos plantea una tronchante y
hábil sátira de la política internacional, las maquinaciones de los gobiernos y
las multinacionales y la presión de los poderosos sobre el pueblo ambientada en
un futuro distópico en el que en una ficticia ciudad japonesa, Megasaki,
gobernada por un cruel pero ridículo alcalde dictatorial que tras una epidemia
de fiebre canina decide extraditar a todos los perros de la ciudad a Isla Basura, una insalubre isla-vertedero. Allí,
un grupo de chuchos que han formado una especie de comando a las ordenes de un
pendenciero perro callejero, Chief, recibe un día la inesperada visita de
Atari, un huérfano de 12 años criado por su pariente el alcalde Kobayashi que
busca a su perro Spots, aparentemente muerto en la isla. La búsqueda de Spots
se convierte en el motor de parte de la historia que se desarrolla en la isla
mientras que en Megasaki el gobierno municipal trata de neutralizar por
pérfidos intereses los intentos de encontrar un antídoto para la gripe canina,
las revueltas de los jóvenes estudiantes partidarios de los perros y
denunciantes de las maquinaciones de Kobayashi y todo el revuelo ocasionado por
la desaparición de Atari.
Una interminable galería de pintorescos y logrados
personajes, tanto humanos como perros, realza una historia que debe mucho al
mundo del cómic con una calculada mezcla de manga e historieta occidental de
aventuras en cuanto a su vertiente argumental atravesada totalmente por el
ácido humor wesandersiano y sus referentes cinéfilos y de cultura pop, mientras
que el aspecto formal, con unos conseguidos muñecos de latex animados
mayormente a mano, bebe efectivamente del anime y la iconografía nipona
(moderna y tradicional), las ilustraciones de los libros infantiles y el
siempre presente apabullamiento visual del director y su querencia por los
colores chillones y las puestas en escena aparatosas y engoladas, al mas puro
estilo Ken Russell. Un montaje dinámico y un ritmo de la narración vibrante
convierten a esta historia en una absoluta delicia en donde los momentos
graciosos y los diálogos ingeniosos y con un descacharrante doble sentido se
suceden mientras no dejamos de pensar en las similitudes de esta fábula con la
vida real. Un buen puñado de conocidos actores norteamericanos y británicos
prestan sus voces en la VO
a la jauría de perros exiliados rebeldes: Bryan Cranston, Edward Norton,
Scarlett Johannson, Liev Schriever, Bill Murray, Frances McDortmand, Tilda
Swinton…De los personajes humanos japoneses, que hablan en lengua nipona en el
filme, se ecargan repautadosa ctores de ese país como Ken Watanabe o Konichi
Nomura, que es además uno de los guionistas del fime. Hasta la mismísima Yoko
Ono interviene en el papel de una científica. Teniendo en cuenta que es una
película dirigida al público adulto, Isle
of Dogs es una película que se disfruta de principio a fin y nos muestra lo
sano que es reírse de las miserias de nuestro mundo aunque sea por medio de un
fábula fantástica
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