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La película póstuma del veteranísimo y casi mítico
Harry Dean Stanton (1926-2017) ha tenido una gran virtud: mostrar una de las
mejores interpretaciones de este gran actor, normalmente asociado a memorables
personajes secundarios (Pat Garret y
Billy the Kid, El Padrino II, Alien, Corazón Salvaje, La Milla Verde) pero
también con protagonismos antológicos como Paris-Texas
(1984). Y como podía ser de otra manera
el último filme del intérprete de Kentucky nos muestra a un Stanton casi
interpretándose a si mismo haciendo una amalgama-homenaje de los universos
fílmicos que ha llevado a cabo en su larga carrera con sus registros
interpretativos correspondientes: el western, las alucinantes ocurrencias del
cine de David Lynch- el propio Lynch interviene como actor con un personaje
efectivamente Lynchiano- o la aridez fílmica y conceptual de Wim Wenders. Una
comedia dramática sobre la vejez y el paso del tiempo que consigue conmover sin
recurrir al sentimentalismo y que se sostiene principalmente con el estupendo
trabajo de Harry Dean Stanton.
Dirigida de manera más que eficaz por el actor John
Carroll Lynch- que nada tiene que ver con David Lynch- en el que es su
prometedor debut como director, Lucky además de las ya comentadas referencias a
David Lynch y Wenders contiene no pocos elementos del espíritu de aquel
Hollywood de los 70 que de la mano de
directores como Coppola, Scorsese, Dennis Hopper o Hal Ashby trató de
reinventar el cine estadounidense aunque todo con un tamiz contemporáneo y un
estilo narrativo más deudor de gente como los hermanos Coen. El Lucky del
título es un nonagenario anciano de un pequeño pueblo tejano, soltero
empedernido, cabezota, ácrata y cínico observador aunque respetado y querido
por sus vecinos que trata de vivir sus presumilbles últimos años de manera
despreocupada aunque eso no es tarea sencilla. Sus miedos vitales parecen
resurgir y acentuarse pero él está decidido a no cambiar nada de su
comportamiento ni de su filosofía vital. Con grandes momentos de interactuación
de personajes y diálogos con chicha y sobre todo encanto la película descansa
principalmente en el elemento humano representado por las circunstancias de su
protagonista y en el fino equilibrio
entre lo dramático y lo cómico. También es mencionable lo bien que funciona un
curioso cast de secundarios en los que aparte de David Lynch se encuentran
actores de reparto televisivos de toda la vida como Barry Shabaka Henley, el
también habitual secundario Ed Begley Jr., la ex estrella teen de los 50 James
Darren o Tom Skerrit que se reencuentra con Stanton casi 40 años después de Alien en una curiosa secuencia. Y todo
en conjunto la mejor despedida que Harry Dean Stanton podía tener.
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