*** y 1/2
Pese a resultar un tanto extraño y a veces
desconcertante por los vacíos de su guión, este filme de anticipación distópica
en clave de drama puede convertirse en una pequeña obra de culto. Tomando como
punto de partida el escenario de un futuro en donde las mujeres están en
peligro de extinción y a partir de allí desarrollando una historia tan sencilla
y sin grandes tramas como cruel en muchos de sus velados y sugeridos recovecos,
el actor, guionista y director Casey Affleck -en su segunda aventura detrás de
la cámara después de dirigir a su cuñado Joaquin Phoenix en al curiosa I´m
Still Here (2010)- consigue una película intensa pero austera basada en los
diálogos y en la interacción entre sus dos protagonistas, con el mensaje de la
fuerza del amor paternofilial incluso en los contextos más extremos, kafkianos
y rocambolescos y una cierta crítica a una sociedad egoísta y cada vez menos
humana. Un cierto trasfondo feminista también late en el espíritu del filme,
pero su desarrollo resulta a veces tan enigmático que no se sabe si no se ha
querido o si tal vez no era muy importante para la historia desarrollar más
este elemento. Con todo, esta es una película muy interesante que puede
originar disparidad de opiniones pero que probablemente encandilará a muchos
amantes del buen cine.
Una historia postapocalíptica sin ningún efecto
especial y sin tópicos de la ficción científica puede resultar una muy buena
película si se basa principalmente en su elemento dramático y humano y eso es
precisamente lo que hace Light of my Life.
Casi 20 años después de que una misteriosa pandemia acabase con la vida de casi
todas las mujeres del mundo solamente quedan unas cuentas mujeres en el
planeta, como la pequeña apodada Rag (Anna Pniowsky) que viaja junto a su padre
(Casey Affleck) por los bosques de una casi desierta Norteamérica huyendo
desesperadamente de algo y pernoctando ambos en una tienda de campaña y en
casas abandonadas. El padre de la niña de 11 le hace pasar por un chico
tratando de ocultar su condición femenina a las escasas personas (todos
hombres) con que se encuentran mientras ambos se agarran al instinto de
supervivencia, su amor mutuo y el extraño recuerdo de la madre fallecida, una
especie de espíritu que parece guiar a ambos. La relación entre progenitor e
hija es la clave de una historia que contiene la crueldad hacia los niños de
muchos cuentos de hadas y en donde el poder de imaginarse cosas, inventar
historias y en definitiva encontrar esperanzas se presenta como al respuesta
para huir del mal, representado por muchos personajes y por la corrupción que
la violencia, la codicia y la dominación sexual supuestamente a ejercido en
ellos (el extraño cuento que el padre cuenta a la hija, que Affleck ideó para
hacer un filme de animación tiempo atrás, resulta alucinante). Un guión
sencillo pero muy bien elaborado y el excelente trabajo de sus dos
protagonistas con el descubrimiento
de Anna Pniowsky rematan las cualidades de una película que
anuncia que el pequeño de los Affleck además de un estupendo actor puede llegar
a ser un gran director.
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