***
Aunque a priori no prometía demasiado una película
sobre la historia contemporánea española firmada por un director irregular,
embaucador y efectista como Alejandro Amenabar lo cierto es que esta crónica de
los prolegómenos de la Guerra Civil
española no esta del todo mal aunque este repleta de concesiones y varias
irregularidades. En palabras del director madrileño se ha pretendido hacer una
cierta reflexión sobre los males congénitos de la política y de la sociedad
española (enfrentamiento irreconciliable entre izquierda y derecha, envidias,
recelos, enfrentamientos, corrupción de la clase política) y mostrar el origen
y apoteosis de ese problema aún no resuelto de las dos Españas, pero mientras
que el segundo objetivo se cumple sin más (por que al fin es algo que ha
aparecido a lo largo del tiempo en obras de todo tipo) el primero, tal vez algo
ambicioso, se le queda corto a un director de recursos limitados para el drama
como es Amenabar. Es cierto que se ha acertado
de pleno en la elección del momento, el espacio y los acontecimientos
históricos concretos (los primeros compases de la sublevación militar del
ejercito nacional en verano de 1936 y su profunda repercusión en la Salamanca universitaria)
así como en el personaje central, el filósofo y escritor bilbaino Miguel de
Unamuno (1868-1936) a la sazón rector de la Universidad de
Salamanca y cuya figura y biografía daría para una película exclusivamente
centrada en el, pero todo se presenta de manera demasiado convencional, con un
ritmo narrativo propio de telefilme y una tensión dramática insuficiente para
una historia de estas características. A su favor no obstante se encuentra una
cuidad puesta en escena (magistral reconstrucción de la salamanca de 1936),
una ambientación meticulosa y varios personajes muy bien presentados, aunque
otros bastante menos y con bastantes fallos de bulto. Es evidente que Amenabar
no es tan buen director como gran parte del público y bastantes críticos
piensan sino que se trata de un hábil realizador de cine comercial cuyo
principal fuerte fue el cine de género fantástico pero que ha debilitado su
reputación con dudosas superproducciones o filmes de terror del montón. Aquí
pese a todo se ha redimido a medias con una producción creíble y sensata que al
final resulta más bien una película histórica esforzada más que la profunda
reflexión ideológica que prometía.
Aunque Unamuno es el personaje alrededor del cual
pivota la historia y sus últimos días marcan el corsé narrativo del filme, se
ah querido dar importancia a otros personajes claves de aquel momento inicial
de la contienda civil española y en el batiburrillo de la deriva ideológica que
marcó las injusticias del franquismo: Franco, Salvador Vila-Hernández y sobre
todo Millán-Astray tienen su significación en la historia aunque a veces se
eche en falta mayor relieve y cierta coherencia dramática. Unamuno aparece muy
bien retratado en sus perennes contradicciones ideológicas que en sus últimos
años a partir de la proclamación de la República se acentuaron hasta el paroxismo: de
ser republicano acérrimo pasó a repudiar la república española por su
antirreligiosidad y sus incoherencias políticas para luego financiar y apoyar
la sublevación militar derechista de 1936 aunque finalmente se arrepentirá ante
su carácter irracional y fascista. Así, aunque Karra Elejalde – muy bien
caracterizado aunque decididamente su físico y su voz no son nada unamunianos-
hace un estupendo trabajo como el pensador vasco este Unamuno no deja de ser el
típio personaje de biopic y la verdad es que le falta ese punto atormentado que
siempre se ha asociado a este escritor lo que no impide interesantes momentos
de intensidad dramática en algunas de sus secuencias. El resto del reparto cumple
muy bien aunque los personajes son muchas veces un quiero y no puedo: Eduard
Fernández (un Millán-Astray cabroncete y sibilino), Patricia López Arnáiz
(María, la hija de Unamuno, un personaje presentado de manera muy convencional),
Luis Zahera (el pastor protestante en Salamanca Atilano Coco, amigo de Don
Miguel), Santi Prego (un Francisco Franco muy manido), Mireia Rey (Carmen
Polo), Luis Bermejo (Nicolás Franco) o Carlos Serrano-Clarck (un descubrimiento
este actor que interpreta al discípulo rebelde e izquierdista de Unamuno
Salvador Vila Hernández). Los momentos de denuncia histórica más o menos
logrados se alternan con prescindibles instantes de sensiblería que lastran la
coherencia de la película, y en ese sentido el momento culminante, el del
famoso discurso en el paraninfo de la Universidad (más o menso como lo hemos leído en
los libros de historia independientemente de su exactitud o no) es intenso y
emotivo pero no aporta las aristas que se suponen a una gran película y mucho
menos con sus pretensiones. De momento es uno de los filmes españoles mas
taquilleros del año, al menos a ver si sirve para que se conozca un poco mejor
la historia española del siglo XX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario