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Cada vez más directoras se asoman al cine español muchas
veces con debuts dignos de tener en cuenta, tal y como sucede con este filme de
Patricia Font basado en una novela de Francesc Escribano al mismo tiempo basada
en un hecho real., la historia del maestro de primaria Antoni Benaiges, un
docente catalán destinado a un pequeño pueblo burgalés poco antes de la Guerra
Civil española que con métodos pedagógicos por entonces innovadores se ganó la
simpatía de sus alumnos y del pueblo de Bañuelos de Bureva, lo que no impidió
que en el estallido de la contienda fuera apresado por “rojo” y hecho
desaparecer. Efectivamente, esta es una nueva reivindicación de la Memoria Histórica
desde el cine, contando una historial real sencilla y diáfana con grandes dosis
de honestidad en este caso y poca tontería y sensiblería barata. Es cierto que
la historia sigue una estructura demasiado cliché y mil veces vista cuando se
tratan de ficcionalizar estas historias (una persona de la época presente desea
saber detalles sobre la vida pasada de algún familiar o conocido e investiga en donde este o esta ha vivido
mientras mediante flashbacks vemos la historia del protagonista del pasado) pero
el modo en que está tratado todo lo concerniente a la figura de Benaiges y sus
circunstancias en la aldea burgalesa eleva todo el conjunto a una estupenda película
que pese a su irregularidades y un guión demasiado esquemático y mejorable cumplo
su función de mostrar unas vidas (las del maestro y sus pequeños alumnos), de mostrar
también una injusticia y en definitiva
de hacer reflexionar y conmover al espectador de la relación dialéctica (si es
que la hay) entre esos dos elementos. Siguiendo
cánones costumbristas-de época muy abigarrados en el cine ibérico (Camus,
Cuerda), El maestro que prometió el mar resulta
un filme muy hábil y agradable de ver.
Rodada en localización real en la provincia de Burgos en al zona de Briviesca - donde se han hallado enterramientos de la guerra que aparecen en el filme- y con una esforzada ambientación espacio-temporal, la película está sustentada principalmente en al excepte interpretación que lleva a cabo ese valor en alza que es Enric Auquer, un intérprete que se esta rebelando como un multirregistros, quien compone un Antoni Benaiges que además de carismático e idealista resulta una especie de modesto héroe a su pesar, un hombre cuya vocación por enseñar a los niños de una aldea remota cosas como rudimentos de ingeniería, periodismo, escritura creativa o incluso el cultivo del elemento emocional le hace sentirse feliz en un entorno en donde tarda en encajar pero en donde finalmente es aceptado por propio mérito, con una promesa de enseñar el mar a sus pupilos en un viaje en tren a Cataluña . Ya desde el otro del tiempo se encuentra el personaje de Ariadna interpretado por Laia Costa, una joven catalana cuyo abuelo internado en una residencia resulta haber sido alumno de Benaiges y revivirá en el pueblo aquello que le marcó profundamente al anciano, un personaje el de Ariadna deficientemente explotado pero que Laia Costa trata de aportarle efectividad y aplomo. El reparto se completa con actores como Ramón Aguirre, Luisa Gavasa o Milo Taboada y un elenco de pequeños intérpretes que se esfuerzan por hacer actuaciones dignas de una buena película. Un debut el de Patricia Font que resulta bastante prometedor.
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