sábado, diciembre 13, 2014

El Aparatito Lumiere EXODUS, DIOSES Y REYES (EXODUS, GODS AND KINGS)





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Peplum revisitado. Una vez más, Hollywood rescata las temáticas- más que la estética y las pretensiones- de aquel subgénero que arrasó las taquillas de todo el mundo en los 50 y 60 pero, claro está, con el lógico cambio de gustos del público hacer en la actualidad un filme sobre historia de civilizaciones de la antigüedad (ya bien sea egipcios, griegos, romanos, o como en este caso, temas bíblicos) se ha visto ya que requiere de otros códigos y recursos estilísticos y/o narrativos más contemporáneos. El veterano y legendario Ridley Scott, cuya última obra maestra fue precisamente un neo peplum (Gladiator, 1999) sigue a sus 77 tacos desde hace tiempo empeñado en rodar prácticamente una película anual aunque su filmografía desde 2000 sea muy irregular -con la excepción de American Gangster – y su última El Consejero haya sido un auténtico pestiño: pero el peso de la profesionalidad (y de la leyenda) es grande y Scott  se ha vuelto a atrever de nuevo con una superproducción en la que retoma la historia del profeta Moisés, ya contada en un clásico inmortal como Los Diez Mandamientos (1956) de Cecil B. DeMille y otras versiones cinematográficas, televisivas o animadas. Rodada en España (Andalucía y Canarias) y en los estudios Pinewood de Londres, Exodus es un filme que apuesta decididamente por el espectáculo visual pero sin  desdeñar el sustrato genuino de la mítica historia, una mezcla de epopeya, aventura, filosofía, humanismo, drama psicológico íntimo y religiosidad, aunque eso sí, todo tocado superficialmente. Scott convierte aquí el episodio bíblico del éxodo del pueblo hebreo liderado por Moisés desde Egipto hasta Israel en una suerte de historia de superación protagonizada por un personaje dubitativo, a veces confundido, otras ambiguo pero finalmente heróico e intachable moralmente como es el profeta que encarna con aplomo y convicción un esforzado Cristian Bale aunque da la sensación constante de que el personaje había podido dar mucho más de sí. Así, con un guión un tanto moroso a la hora de contar una historia sobradamente conocida por casi todo quisque y una excesiva supeditación a los efectos especiales (espectaculares), las escenas de acción (más que logradas) y los escenarios (impresionantes), Exodus se queda en una correcta película que posiblemente deje frío a más de uno pero que también convencerá a un amplio sector del público.


Con notable participación española en la producción y un eficaz pero poco aprovechado reparto internacional,  la película atesora muy buenos momentos pero su un tanto desmadejada narración y unos diálogos a veces mejorables así como unos recursos estilísticos que plantean serias dudas- las conexiones divinas de Moisés con el niño que representa a Dios (que no puede ser más repelente) a veces caen en el ridículo- dejan la película en un extraño quiero y no puedo. A parte de Bale y Joel Edgerton, que interpreta brillantemente al faraón Ramses, casi ningún otro actor destaca especialmente con algunas intervenciones de intérpretes de postín como Ben Kingsley, John Turturro o Sigurney Weaver que en ocasiones se reducen casi a meros cameos. La española María Valverde en cambio si irradia credibilidad como Zipporah, la esposa de Moisés. Ridley Scott demuestra oficio y talento (las escenas de las plagas son de lo mejor del filme) pero ya poco se puede esperar de él. Al final, mucho ruido y pocas nueces.
   

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