martes, julio 07, 2015

El Aparatito Lumiere EL NIÑO 44 (CHILD 44) / JURASSIC WORLD



EL NIÑO 44 (CHILD 44)




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Aunque se ha logrado conjugar bastante bien la crónica-denuncia histórica, el thriller político, el terror de psicópatas y el drama psicológico, esta bien intencionada película inspirada en una novela de Tom Ron Smith a su vez vagamente basada en el célebre caso del Carnicero de Rostov – aunque se ha cambiado la temporalidad de aquella historia real acaecida en los 70 y 80 a los años 50-  peca muchas veces de insuficiente e irregular a causa de un manejo un tanto precipitado del material de partida. Dirigida con clase por el sueco de origen hispano Daniel Espinosa, esta coproducción USA-UK-Chequia-Rumania con un largo reparto internacional de británicos, checos, suecos, rusos, franceses resulta ya de por si sugerente con su cuidada ambientación de la oscura URSS de Stalin y la perfecta caracterización de su pérfido mundo burocrático y militar condicionado por un totalitarismo que caía plenamente en el terrorismo de estado y una brutal represión que convertía en enemigo del país a cualquiera mínimamente disidente con algún precepto del primer régimen soviético- lograda con una proliferación de imágenes filmadas con escasa luz y mediante un recurso frecuente a imágenes y situaciones violentas y desagradables totalmente gráficas-, pero a la hora de mostrarse narrativamente hablando el conjunto no termina de ser redondo. Y es una pena porque la premisa de partida podía prometer una gran película pero nos quedamos con un filme correcto sin más que tampoco será del gusto de todo el público. 

El británico Tom Hardy, cada vez más de moda, interpreta con total convicción a un personaje ambiguo, complejo y fascinante- desde luego, de lo mejor de la película, el agente especial del servicio secreto de la URSS Leo Demidov, un joven huérfano desde niño criado en el odio y la brutalidad stalinista y que no duda en utilizar la violencia en cualquiera de sus formas para conseguir sus propósitos, ni en ajusticiar a traidores y ni si quiera en poner en serios problemas a su prometida espía y disidente Raisa (Noomi Rapace), pero que poseedor de un férreo idealismo y de un enorme sentido del deber no dudara en enfrentarse a las temibles autoridades soviéticas de los 50 para saber toda la verdad sobre las misteriosas muertes de unas serie de niños asesinados cerca de diferentes estaciones ferroviarias de Rusia, muertes que el régimen atribuye a accidentes ya que el crimen común sencillamente “no existía” en la URSS de poco después de la II Guerra Mundial. El antihéroe Demidov comienza entonces una investigación tan opaca y tenebrosa como el propio país, un lugar en donde la violencia, la destrucción y el fanatismo campaban por sus anchas promovidos por las propias autoridades y del que el atormentado y contradictorio comportamiento de Demidov era hijo directo. Es precisamente el drama interior del protagonista- incapaz de algunos actos de humanidad básica por su educación escorada al fanatismo pero ansioso por librarse de esa insoportable atadura – lo más logrado de un filme que no debe verse como un mero filme político o histórico ni como un thriller de serial killers. Gary Oldman, Paddy Considine, Vincent Cassel, Fares Fares o Charles Dance son otros de los actores de un largo reparto que funciona con una enorme eficacia. No apta para espectadores sensibles y si recomendable para amantes de los thrillers con cabeza.
 
 

JURASSIC WORLD




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Más de lo mismo en la cuarta entrega de una saga es algo que desde luego no invita ir a ver la película en cuestión aunque se trate de una nueva entrega de una serie cinematográfica como la de Jurassic Park, cuyo primer filme homónimo estrenado en 1993 y dirigido por Steven Spielberg hizo saltar las taquillas de todo el mundo además de revolucionar los efectos especiales por ordenador. Ya lejano en el tiempo aquel boom de la dinomanía que el filme provocó a principios de los 90 y con aquella primer entrega considerada ya un clásico del cine ci-fi de los últimos años- aunque se trate de un filme muy irregular y que además no ha envejecido demasiado bien- un regreso a aquel parque zoológico-temático en donde se resucitaban dinosaurios vía genética y que terminó como el rosario de la aurora se antoja una jugada comercial más escorada a la nostalgia y el revivalismo que a reactivar con un mínimo de fuste una idea de cuya última entrega ya han pasado 14 años – las continuaciones fueron The Lost World (1996) y Jurassic Park III (2001)-  y por ello resultado final ha sido un enésimo refrito de todas las ideas previas vistas en el Jurassic  Park original. Spielberg, director de los dos primeros filmes vuelve a ejercer aquí solamente de productor ejecutivo al igual que en Jurassic Park III cediendo el rol del director al semidesconocido Colin Trevorrow quien hace lo que puede en un filme supeditado a los efectos especiales y a toda la parafernalia catastrofista originada por los dinosaurios del parque de Isla Nubla, destrozos, dentelladas y comidas humanas incluidas. Lógicamente el escritor y cineasta Michael Crichton creador de las dos novelas en las que se basaron los dos primeros Parques Jurásicos y fallecido en 2008  no tiene nada que ver en este nuevo filme y es muy dudoso que le hubiese gustado aunque todas sus (mil veces repetidas) ideas están presentes en este rutinario y predecible filme veraniego.     

Resulta significativo que este Jurassic World obvie la existencia de la segunda y la tercera entrega y se postule como una especie de segunda película tardía tratando de resetear el devenir de la saga situándose prácticamente en el mismo lugar de partida que el filme original de 1993. Ya han pasado 22 años desde los trágicos acontecimientos en el primer Jurassic Park pero pocos años mas tarde el complejo recreativo repleto de diferentes especies de dinosaurios clonadas consiguió abrir sus puertas rebautizado como Jurassic World y funcionando a pleno rendimiento. Pero ante un ligero descenso de público el nuevo propietario del parque, el empresario indio Masrani (Rifan Khan) y la ambiciosa gerente del complejo Claire (Bryce Dallas Howard) han ideado una nueva especie de dinosaurio a partir del Tiranosaurus Rex pero con significativas mejoras genéticas como nuevo reclamo para el público. El Indominus Rex sin embargo pronto empezará a hacer de las suyas justo el día en que los sobrinos de Claire, un adolescente y un niño, visitan el parque. Owen (Chris Pratt) el cachas  entrenador y cuidador de los velocirraptores se verá pronto en la tesitura de meterse en el embolado en cuanto se da cuenta de la irresponsabilidad de la empresa creando un dinosaurio más inteligente y poderoso que cualquier otro y de que tiene que proteger a los sobrinos de su jefa y a todo el personal y visitantes del parque además de, porque no, tratar de ligarse a esta. Una historia repetitiva en resumidas cuentas y en donde los golpes de efecto se hacen necesarios para mantener la atención del público en forma de gore light, acción desbocada, romance barato, villanos tópicos y una completa lista de diferentes especies de dinosaurios eso si bastante bien presentados y en donde por supuesto destaca el temible Indominus. De nuevo hay crítica a los peligros de la investigación genética y a la ambición empresarial sin medida esta vez con cierto oportuno mensaje pacifista y ecologista. Ni tan siquiera algún buen momento aislado salva a este filme de la mediocridad. No obstante puede ser una buena opción para mantener distraída a la chavalería de entre 11 y 14 años este verano.

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