jueves, mayo 16, 2024

EL REINO DEL PLANETA DE LOS SIMIOS (KINGDOM OF THE PLANET OF THE APES)

 


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Hace unos años (diez concretamente) que comenzó la saga reboot de la franquicia El Planeta de los Simios, clásico de la ci-fi cinematográfica que partiendo de una novela de Pierre Boule redefinió en 1968 el subgénero futurista-distópico ofreciendo una sugestiva fábula contraevolutiva continuada por cada vez más inferiores secuelas. Esta nueva saga, que con esta ya va por la cuarta entrega y esta también producida por 20th Century Fox, echando mano del motion capture para recrear los simios inteligentes y presupuestos considerables empezó mal, después se recuperó, luego cayó en picado y finalmente se ha ido a pique (aunque se tiene intención de hacer más entregas) con una película aburrida, previsible y que enfarraga aún más todo lo que se ha contado en la saga sobre la dominación de los simios en la tierra y la evolución de su sociedad. Actores aún por demostrar mucho como Owen Teague, Kevin Durand, Peter Macon o Lydia Peckham dan cuerpo a nuevos personajes simiescos mientras que otros como Freya Allan o el veterano William H. Macy interpretan a los humanos supervivientes de turno.

Todo en esta peli resulta fallido: el guion es insulso y sin gancho, los personajes no resultan atractivos -en anteriores filmes de la serie reboot muchos incluso tenían carisma ye staban bien trabajados- y lo que es peor no logra avanzar ningún tipo de trama coherente dentro de una narración conjunta. La crítica al mesianismo y el totalitarismo, representada por el personaje de Proximus Cesar -el monarca de una fanatizada comunidad de simios que pretende descubrir los secretos históricos y tecnológicos de los humanos- resulta tópica y facilona. El personaje de Noa (Owen Teague), un simio que pretende hacer frente a Proximus y vengar la masacre de su clan en manos de los monos seguidores del autoproclamado rey simio, no logra ser ningún héroe convincente y a media que avanza el filme resulta casi ridículo. Como ridículo casi es el papel de Freya Allan como la humana Mae, una pedante heroína rebelde y esteril es la intervención de William H. Macy como otro humano este aliado de Proximus y que recuerda mucho al apel de Dennis Hopper en Apocalpse Now en lo que es un homenaje más bien torpe. Y si, hay también algún guiño a la saga clásica - que no aporta nada salvo un frikismo de saldo- y algún supuesto homenaje a otros clásicos de la aventura y la ciencia ficción, pero nada salva a esta nueva entrega de un naufragio total. Buena fotografía y buenos efectos especiales a veces pero ni la mayoría de las escenas de acción resultan convincentes. La saga precisa de una interrupción o un replanteamiento.

domingo, mayo 12, 2024

LA CASA

 

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Esta película ha dejado constatada un par de cosa: que el cine español le ha perdido el medio a las adaptaciones del cómic y que este último medio es definitivamente un vehículo de historias adultas. El guionista y dibujante Paco Roca, una de las figuras más destacadas del noveno arte en España (puede que la más destacada), ya había visto llevadas a la gran pantalla con mayor o menor fortuna algunas de sus novelas gráficas, como Arrugas (2007) (convertida en un filme de animación en 2009) o una fallida Memorias de un hombre en pijama (2011) a partir de tiras de prensa publicadas entre 2011 y 2018, pero en esta ocasión bien puede estar satisfecho el autor valenciano ya que no sólo Álex Montoya ha hecho la mejor de sus adaptaciones sino que ha convertido en su delicioso cómic dramático e intimista (y también algo autobiográfico) en un estupendo melodrama familiar lleno de matices y detalles que ilustran obsesiones habituales de Roca como el recuerdo, el paso del tiempo y la relación con los seres queridos. Montoya, un director que ya sorprendió con Asamblea (2019) y Lucas (2021) parece querer consolidarse como un gran director y entrega una excelente película que además de adaptar dignamente las viñetas de Paco Roca sabe expresarse como filme por derecho propio por medio de un psicodrama de pulso teatral (prácticamente sólo una localización, al casa del título) y un enorme trabajo del reparto completo, sin excepciones, dando vida a personajes reconocibles en la vida de todos los días y con cuyas situaciones, circunstancias y vivencias todos nos hemos sentido alguna vez identificados.

Para hacer llegar a (muy buen) puerto una película donde las relaciones interpersonales, los sentimientos, los conflictos familiares, la nostalgia y los recuerdos están omnipresentes presentes se necesita una buena mano narrativa e intuitiva y eso Álex Montoya demuestra tener a raudales lo mismo que el texto de Paco Roca- que ya es de por si un gran narrador- es un excelente punto de partida. José (David Verdager) un escritor en la cuarentena visita la casa unifamiliar donde se crió junto a sus padres y sus dos hermanos y que últimamente era la vivienda estival familiar hasta la muerte del padre, Antonio (Luis Callejo), acaecida recientemente. Con la perspectiva de vender la casa, José y su pareja Silvia (Olivia Molina) pretenden ir retirando todo el mobiliario y objetos pero todo en la casa familiar trae inerrables recuerdos a José sobre la figura de su progenitor y la tarea obviamente será difícil. Los otros dos hijos, Vicente (Óscar de la Fuente) y Carla (Lorena López) quienes llegan con sus respectivas familias, tendrán sus propios puntos de vista sobre el destino de la casa... y también sobre todo lo que ella significó para ellos con la figura del padre sobrevolando cada uno de los recuerdos y decisiones. Avanzando de manera sutil, como un guante de seda, la película regalo momentos narrativos -excelente uso del flashback- y dramáticos de primer orden donde tampoco faltan ni el elemento costumbrista y la ternura, otorgando cierto tamiz de comedia a veces que resulta de agradecer. Mención aparte merece la breve intervención del veterano Miguel Rellán como un entrañable viejo vecino, clave en el significado de la historia o la joven María Romanillos como Ema, la sobrina adolescente de José. Y sin olvidar a la pequeña gran actriz Tosca Montoya, hija del director: un encantador descubrimiento. Realmente, el cómic en el cine es mucho más que las casi siempre cargantes adaptaciones de los superhéroes, es un medio cada vez más madura y que esta íntimamente relacionado con el cine en cuanto a recursos de expresión, tal y como se demuestra en esta película.

lunes, abril 29, 2024

CIVIL WAR

 


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La premisa era atractiva: una hipotética futura guerra civil americana, entre dos facciones cuyas motivaciones e ideologías respectivas no conocemos durante todo el metraje, y todo lo que esto podía conllevar. Pero lo que podía ser una interesante película de distopía política-ficción con su lógico elemento bélico y un millón de aspectos de cualquier tipo por explotar (sociales, políticos, morales, dramáticos) se ha quedado en una película muy apañada y poco estimulante en donde y pese a que el elemento temático central (el periodismo) también podía dar muchísimo de si no se llega a nada con una historia con su intríngulis pero que no aporta nada más que cierta crítica a los límites de la profesión periodística a la hora de recoger y suministrar las noticias, algo que en los reporteros de guerra siempre es más notable. Más drama que acción y cine bélico y aparentemente más crítica social y humana que un vacuo espectáculo de tiros y bombardeos -que por otra parte hay muy poco de ello aunque si en varios momentos violencia más directa y explícita- Civil War pese a todo se queda en la mediocridad. El británico Alex Gartland demuestra ser un director con recursos en producciones más o menos exigentes como esta, pero no consigue que este filme sea ni mucho menos memorable.

La historia comienza cuando la guerra lleva ya cierto tiempo y solo sabemos que al igual que la Guerra Civil americana del siglo XIX hay varios estados “secesionistas” que han abandonado los EEUU y están en contra del gobierno norteamericano oficial. Una fotoperiodista de prestigio, Lee Smith (Kirsten Dunst), ante la inminente caída de Washington DC y del presidente, viaja a Washington para fotografíar todo lo posible de una guerra que parece ya acabar y para entrevistar al mandatario. Junto a ella se unirán su excéptico colega de Reuters Joel (Wagner Moura), el veterano periodsta Sammy (Stephen McKinley Henderson) y la joven aspirante a fotoperidosta Jesse (Cailee Spaeny). El viaje pondrá en relieve los peligros y las contradicciones del mundo del periodismo de guerra (en donde la lucha por conseguir la mejor imagen parece otra guerra en si misma) y los desastres de la guerra. Es precisamente en ste último aspecto donde la película peca de autocomplaciente echándose de menos una denuncia antibelicista más clara: y es que la dialéctica e interacción entre los personajes, muy bien llevadas, no tienen su correlato en una denuncia o al menos en un muestrario de momentos dramáticos o emotivos. Hay escenas impactantes, eso si, y momentos puntuales logrados, pero a media que el metraje va avanzando el sopor termina por adueñarse de todo. Una oportunidad desaprovechada apra hacer una buena película.

domingo, abril 28, 2024

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MAÑANA (C´È ANCORA DOMANI)

 


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Precedida por el éxito de taquilla cosechado en su país ha llegado esta sorprendente comedia italiana de época con ribetes de drama y repleta de curiosos insertos más o menos experimentales que la dotan de un aire excéntrico pero lleno de encanto. El debut de la excelente actriz Paola Cortellesi como directora- que además aquí ejerce de guionista y también de actriz principal- ha sido más que inspirado con una película de carácter historicista que con mensaje antimachista, feminista e igualitario ajustando las cuentas con un periodo crucial de la historia de Italia como fue la postguerra y los difíciles años posteriores a las II Guerra Mundial en donde un país derrotado y empobrecido lucha por entrar en la modernidad con el lastre de un enorme tradicionalismo y un desmedido clasismo. Para contar el relato la actriz metida a directora opta por un peculiar homenaje a la rica historia del cine de su país haciendo un pastiche de película neorrealista italiana de los 40-50- filmada significativamente en (un hermoso) blanco y negro- en donde para recordar las concomitancias con ciertos aspectos o secuelas en la época actual recurre a aparentes stravaganzzas como un banda sonora con música electrónica o hip hop y a efectos de montaje tarantinianos: unas geniales pinceladas que elevan el filme aún más si cabe de lo que da con su interesante historia y su exquisito acabado formal con una cuativadora fotografía bitonal. Todo resulta deslumbrante en una película que desde la comedia y la aparente ligereza se ocupa de cosas muy serias llegando a conmover al espectador.

La acción se desarrolla en 1946 en una indeterminada ciudad italiana en donde Delia, madre de tres hijos y casada con el déspota, egoísta y maltratador Ivano (Valerio Mastandrea) se desvive por sacar adelante a su familia trabajando en varios empleos por un mísero sueldo - lo que en la época les correspondía a las mujeres- para complementar las no mayores ganancias de su marido, mientras aguanta el carácter violento de este y sus continuas palizas y cuida también de su suegro enfermo. La inminente boda de su hija de 20 años Marcella (Romana Maggiora Vergano) con el primogénito de una buena familia otorga ilusión y esperanza a Delia y el resto de su familia, pero el lastre del clan es tan grande en todos los sentidos que las cosas tenderán al naufragio. El personaje de Delia es tratado como un heroína histórica en els entido de que ella y muchas otras italianas de su generación tuvieron que luchar lo indecible para conseguir su libertad y su posición en una sociedad machista y concretamente como en el caso de Delia (y su hija) muchas tuvieron que luchar contra la fuerza bruta de un patriarcado y machismo galopante en su entorno. El personaje de Ivano, un mala bestia disfrazada de aparentemente sacrificado padre de familia, encarna en la historia a todo aquello que combatieron muchas mujeres y su figura, entre la caricatura y el realismo, está muy bien plasmada en sus escalofriantes matices. La manera en que al directora nos muestra escenas como las del maltrato físico a la que es sometida por parte de su marido, rodadas como si de una coreografía se tratase, no es más que un indicativo simbólico de que aquellas situaciones eran casi un triste y siniestro ritual.

La combinación de momentos más serios y dramáticos con la tradición de la comedia costumbrista neorrealista italiana (los diálogos son impagables y el humor casi siempre ingenioso) y las pinceladas simbólicas y más o menos irreales hacen de Siempre nosquedará mañana una muy gata experiencia incluyendo un final con trampantojo pero muy sugestivo. Puede que algunos elementos de la trama se queden incompletosy que muchos personajes secundarios- la película atesora una interesante galería- hubiesen podido ser explotados en mayor medida, pero nada resta a la excelencia de esta película.

miércoles, abril 24, 2024

ROSALIE


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Freaks y fenómenos. Han dado mucho a la historia del cine y sus historias, reales o imaginadas, siguen siendo enormemente sugerentes y esta película francesa dirigida con bastante habilidad por Stéphanie Di Giusto lo confirma. Basada ligeramente en la historia real de la mujer barbuda de finales del siglo XIX Clémentine Delait, Rosalie es un canto a la reivindicación de la diferencia y también un drama bastante melancólico e intimista con la historia vista casi siempre a ojos de su atribulada protagonista, una joven cuyo hirsutismo galopante, que le hace crecer pelo por todo su cuerpo, le ha convertido en un ser inseguro y temeroso -su futuro nunca será nada claro para ella- pero al mismo tiempo su enorme sensibilidad le obligará a mantener su templanza y compostura y también su feminidad. Nadiçia Tereskiewicz, uno de los rostros más prometedores de la escena francesa, da vida a Rosalie, un muchacha entregada por su padre para un matrimonio de conveniencia a un tabernero rural en una situación económica apurada, Abel (Benôit Magimel) sin que este sepa nada de su condición, que al conocerla (él y todo el pueblo) se debatirá entre el rechazo, el afecto y la utilidad, ya que incluso la propia Rosalie termina por pretender sacar rédito económico de su físico y así mejorar la situación de la forzada pareja. Pero nada será sencillo.

Una excelente fotografía de regusto pictórico (muy adecuada a la hora de captar una atmósfera decimonónica) hace resaltar el acabado formal de la película cuyo guion se muestra trabajado y con interesantes aristas emocionales aunque tal vez también algo tópico. La dualidad de este filme entre romanticismo/realismo cuando funciona lo hace muy bien pero otras veces no aporta mucho. Es muy interesante el tono de cuento de hadas en que la película se imbuye muy inteligentemente y sin caer en el empalago, las interpretaciones ayudan mucho en este sentido y tanto Tereskiewicz como Magimel componen muy buenos papeles en una extraña relación amorosa imposible, inesperada, extraña. Hay cierta reminiscencia de El Hombre Elefante (1981) de David Lynch, pero la película tiene su propio tono. El cine francés sigue regalándonos buenos momentos.


lunes, abril 15, 2024

PEQUEÑAS CARTAS INDISCRETAS (WICKED LITTLE LETTERS)

 



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Interesante aunque insuficiente intento de recuperar la comedia británica con un material de partida basado en una historia real acontecida en el Reino Unido en los años 20 del siglo XX, pero tal vez por lo poco arriesgado de la puesta en escena y del guion no consigue ser este filme un trabajo memorable. Si, se trata de una comedia de actores con nombres ciertamente reputados de la escena británica en su reparto (de diferentes generaciones), con diálogos ingeniosos y la consabida encantadora peculiaridad del humor inglés y un tono de thriller paródico que rememora a la intriga más familiar y de Agatha Christie, pero su obcecación por ser eso, una obra con muchas referencias estilísticas le termina restando credibilidad y hace naufragar en cierto modo el resultado final. A ello se suma que la película apuesta por un tono más bien bufo y caricaturesco en el que se imbuye todo el reparto, incluidas sus dos esforzadas protagonistas, la cada vez más ubicua Olivia Colman, en el papel de la sufrida y aparentemente víctima de anónimos vejatorios solterona de clase media Edith Swan y Jessie Buckey como la deslenguada y disoluta joven de clase baja Rose Gooding.

Como toda buena historia clásica de intriga británica, la mayor parte del filme es un whodunit sobre la autoría de las cartas, pero también vemos una comida negra sobre las relaciones y prejuicios de clase en la Gran Bretaña de principios del XX (con tono más paródico que realista) y un alegato contra la hipocresía social, todo ello de una manera muy light y excesivamnte amable que hace de toda al historia casi una mera anécdota. Nada cabe reprochar no obstante a una ambientación muy cuidada, a momentos de comedia muy divertidos y a unas competentes interpretaciones en donde Colman echa el resto como una mujer contradictoria, hipócrita y patética hasta decir basta y mientras que Swan convence en su rol de granuja encantadora (un personaje cliché precisamente muy británico pero que pocas veces a tenido su versión femenina) También intervienen Timothy Spall, Anjana Vasan, Gemma Jones, Joanna Scanlan y Elileen Atkins, todos ellos más que correctos. Una película que se limita a cumplir el expediente pero que gustará a amantes de comedias con cierto (unque justo) contenido.

miércoles, abril 10, 2024

LA PRIMERA PROFECÍA (THE FIRST OMEN)

 



** y 1/2

Otra muestra más de la comercial y nada original tendencia a hacer remakes, reboots, secuelas tardías y precuelas de clásicos o éxitos en taquilla que, una vez más, en realidad poco aporta.Esta vez le ha tocado a La Profecía (The Omen) (1976) de Richard Donner, que sigue siendo un clásico del cine de terror que tampoco ha envejecido mal y de alguna manera siguió la estela de El Exorcista en apuesta por el terror sobrenatural de tema satánico. Tres secuelas y un remake todos ellos claramente inferiores trataron de estirar el chicle esterilmente y esta precuela dirigida por la debutante (forjada principalmente en el campo de la televisión) Akasha Stevenson no resulta tampoco nada nuevo aunque no cabría esperarse mucho. La planificación del nacimiento y el alumbramiento de Damien Thorn, el anticristo protagonista de esta franquicia, es lo que se nos cuenta en una historia íntegramente ambientada en la Roma y el Vaticano de 1971. El protagonismo es para una joven novicia estadounidense enviada a Roma, Margaret Diano (Nell Tiger Free) quien entra como cuidadora en un orfanato de niñas con regido por unas inquietantes monjas a cuya cabeza se encuentra la no menos intrigante aunque en un principio afable Hermana Silvia (Sonia Braga). Margaret, también huérfana, ha tenido desde niña horrobles alucinaciones que una vez en Roma parecen repetirse con más fuerza, especialmente cuando conoce a una huérfana de 13 años aparentemente enferma mental, Carlita (Nicole Sorace) a la que las religiosas mantienen casi aislada y frecuentemente castigada con horribles encierros. La conexión de este filme con la original The Omen, es la presencia del personaje del Padre Brennan, encarnado aquí por el británico Ralph Ineson (de extraordinario parecido con Patrick Troughton, el Brennan original), uno de los pocos elementos de esta película que con sus apariciones añade el mismo punto de inquietud y suspense maestro que la película original ya que el resto, pese a algún buen apunte, es simplemente un mal llevado pastiche del universo de la saga con un inapropiado intento de -una vez más- adecuar a los cánones del terror de consumo actual una historia que no tenía por que precisar de sustos efectistas ni de momentos truculentos visualmente explícitos, tal y como ocurre con esta The First Omen que apenas se salva de la mediocridad.

Pese a que el filme se esfuerza en homenajear a la fuente original tratando de calcar la apariencia de un filme de los 70 con una fotografía de colores tenues y granulosos y en general la ambientación en la época es correcta (salvo algún error garrafal en la banda sonora incidencial en alguna escena) a medida que el metraje va avanzando todo se sume en lo predecible y lo farragoso, en parte replanteando premisas básicas de la serie (la relativas a la concepción del pequeño anticristo) que solo llevan a la confusión. No obstante el personaje de Catherine resulta interesante -en parte por el buen trabajo de la actriz protagonista- aunque su historia psicológica (de lo mejor de la película) no está bien aprovechada del todo: las mejores escenas del filme tiene que ver con ella, incluidos algunos planos simbólicos, algunos realmente perturbadores, que nos dicen que por estos y otros apuntes del filme Akasha Stevenson puede ser una gran cineasta. Por lo demás, al película flojea definitivamente en sus compases finales que deberían ser paradójicamente los más decisivos hasta llegar a un epílogo que nos anuncia que incluso pude haber una secuela a esta película cuya historia corra paralela a la saga original. Que poco aportan precuelas y demás.


domingo, abril 07, 2024

PUAN

 


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Los cambios -casi siempre para peor- que están experimentando algunos países latinoamericanos están llegando a las temáticas de su cine. Argentina, un país siempre- y en especial en los últimos 25 años- con una cinematografía interesante y una industria cinematográfica que a trancas y barrancas y siempre con limitaciones económicas ha sabido abrirse paso incluso en los circuitos internacionales, esta viendo amenazado el futuro de su cine por la amenaza de la retirada de ayudas del gobierno ultraderechista de Milei además de otro tipo de recortes a la cultura y a al educación, que este inteligente y esforzado filme dirigido por la pareja María Alché y Benjamín Naishtat, denuncia y en cierto modo termina condicionando la trama. Pero Puan sobre todo es una entretenida y lograda comedia-drama de personajes que pone en solfa también los celos y las envidias profesionales y el cambio en los paradigmas de los modelos de líderes y de triunfadores; el contexto universitario e intelectual, concretamente en el ámbito de la filosofía, está también muy bien resuelto y se adecúa perfectamente al contexto y reflexiones del filme. El guion nos lleva a la facultad de Folosofía y Letras de una universidad bonaerense (sus modestas características a ojos europeos son una muestra más de la precariedad del mundo académico argentino incluso en estudios superiores) donde tras el fallecimiento de un catedrático el puesto parece que irá a su colaborador y amigo Marcelo (Marcelo Sibiotto), pero la súbita aparición de un antiguo compañero de Marcelo, el carismático, atractivo, embaucador y formado en Alemania Rafael Sijarchik (Leonardo Sbaraglia) con una visión diferente de la filosofía y el mundo universitario, pondrá en peligro dicha aspiración y Marcelo, un hombre de mediana edad enamorado de su profesión pero lleno de dudas morales y personales, ve su vida, sus principios y sus objetivos vitales tambalearse; ¿es el principio de un cambio?

La sobra de Woody Allen está muy presente en este filme, donde los actores protagonistas, de lo más selecto del panorama argentino, consiguen atrapar y convencer al espectador, especialmente Marcelo Sibiotto como retrato de un perdedor que jamar quiso ser tal y que se niega a serlo ahora. El resto del nutrido reparto por supuesto también cumple con interacciones y momentos sublimes. La aparición de viñetas y momentos de apariencia surrealista (las clases particulares de Marcelo sobre filosofía a una anciana rica o la bizarra fiesta que esta se monta con el profesor de improbable animador) no son más que ilustraciones de las contradicciones que el mundo intelectual parece vivir en ciertos contextos. En los momentos finales, la película muestra sus verdaderas cartas y asistimos a una catarsis-desenlace en los personajes que da sentido a toda la historia. Sin ser ninguna obra maestra, Puan cumple su objetivo de ser una película que hace pensar y además divierte

miércoles, marzo 27, 2024

CLUB ZERO

 

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Más excéntrica de lo habitual como comedia negra y con un oscuro tono de fábula social con demoledor tono crítico, esta coproducción entre distintos países capitaneada por BBC Film y rodada en el Reino Unido se antoja como un producto sorprendente y con bastante interés pese a no ser una gran película. Dirigido con tino por la austriaca Jessica Hausner bajo el planteamiento de película de actores- y en cierto sentido, coral- e historia sobre adolescentes, Club Zero alerta de los peligros de los fanatismos y el extremismo ideológico centrándose en el tan de moda mundo de las dietas nutricionales. Un grupo de alumnos de un elitista colegio privado de secundaria procedentes de distintos países acuden a la clase de nutrición de una joven y aparentemente carismática profesora, la Señorita Novak (Mia Wasikowska), quuien al principio les ofrece practicar una radical dieta de alimentación consciente para luego pasar tiempo después a no ingerir absolutamente nada, tal y como hace una organización a la que la docente pertenece, el Club Zero, una entidad de evidentes características sectarias. Los chavales, la mayor parte con motivaciones sociales, medioambientales o sociopolíticas (y también personales) terminan adoptando el delirante ideario del Club Zero lo que les enfrentará con sus padres por su negativa a ingerir alimentos y les cambiará su carácter e intereses pero, como suele ocurrir en estos casos, les unirá como grupo y les hará sentirse importantes. Pese al claro componente psicológico de la película (muy bien tratado desde la óptica adolescente) se apuesta más bien por el tono de crítica social en contra de adoctrinamientos y falsos profetas en un tiempo de influencers y tiktokers (aunque nada de estos elementos aparezca en el film ya que más bien toca el influenciamiento analógico) y en ese sentido el filme cumple bien su propósito.

La puesta en escena gélida y esquemática con escasos escenarios (dependencias del colegio y las lujosas casas de las familias principalmente) es un componente intencionado de una película que opta por la crudeza, lo áspero y lo desagradable para recalcar precisamente que estamos ante una historia bastante sórdida pese su aparente inocencia. La profesora que encarna Wasikowska es una antiheroína de aspecto más bien anodino de la que poco sabemos pero ni falta que hace para que pronto no se sienta mucha simpatía por ella (un buen trabajo de la actriz). También resulta muy interesante todo el universo de los alumnos, sus casi siempre difíciles relaciones familiares, sus no muy estructuradas aspiraciones y la relación entre ellos compartiendo ideario, aunque se echa en falta un mayor desarrollo de estos jóvenes personajes- muy bien interpretados, por cierto- ya que en la mayoría de las veces parecen demasiado arquetípicos e incluso recurrentes. A muchos les resultarán desagradables muchas escenas relacionadas con las bizarras costumbres alimenticias que los personajes van adquiriendo, pero estas escenas son parte del propósito de provocación de este filme, propósito que aquí no siempre se consigue de manera regular. Puede que los momentos finales sean un poco vagos y flojos después de todo el devenir de una historia más o menos compleja, pero Club Zero en todo momento se visiona como un filme sugerente e interesante.